71. Ahora que les voy a decir...

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Últimamente desde que las niñas aprendieron a leer se ha convertido de sus actividades favoritas aparte de escuchar música), a veces se me escapaban de la tienda para ir a la librería que estaba en el piso de abajo del centro comercial o iban a la jugueteria de al lado.

Solían gastar mucho dinero en libros y sinceramente no me disgustaba, lo que me disgusta es que sacan ideas.

Pues como era de esperarse las gemelas sacaron el espíritu bromista de su padre y muy seguido me hacen bromas, por suerte estas son inofensivas.

Las niñas seguían con sus clases en casa, no me quería arriesgar a que volviera a pasar lo que pasó en su primer día de clases el año pasado.

En cuanto a la magia creo que se había salido un poco de control pues cuando hacían berrinche las cosas se solían romper, nada extremadamente grave hasta el momento.

Hoy iríamos al parque de diversiones junto a mis papás, tíos y sus hijos, creí que sería divertido para las clones ya que como son más grandes (7 años) podrán disfrutar de mas juegos.

Ya estábamos todos listos para irnos, nos encontraríamos con mis tíos en la entrada del parque y después entraríamos todos juntos.

El camino fue muy tranquilo, decidimos irnos mis papas, las niñas y yo en un solo coche, íbamos platicando y escuchando música.

Cuando llegamos mis tíos ya estaban esperándonos, las gemelas bajaron del coche y corrieron a donde estaban sus primos y saludaban. Finalmente nos acercamos y saludamos a todos.

Entramos al parque y los niños se volvieron locos, casi se separan de nosotros pero antes de que eso pasara los detuvimos y hablamos con ellos.

Después de eso ahora si nos dedicamos a divertirnos...

– Ma, ¿podemos subirnos en ese? – preguntó Zara

Mire a donde estaba apuntando y era una mini montaña rusa – Claro, pero subirás con tu hermana – comenzamos a caminar a la atracción

Las clones subieron al juego y yo las esperaba en la salida para ir a otra atracción.

Bajaron y comenzamos a buscar por todo el lugar algo que llamara la atención de Zara y Lilit.

– Mami, ¿me compras un algodón de azúcar? – dijo Lilit

– Si, nena – comenzamos a caminar al puesto donde vendían las golosinas

Las tres volteamos al escuchar a una niña

– Papi, papi, compradme uno, ¿si? – dijo la pequeña jalando de la mano de su padre

Compré algodones para las clones y les dejamos el caminó libre para que también hicieran sus compras.

Mire a mis niñas que miraban atentas aquella escena de padre e hija, sinceramente me sentí mal por no haberles dado esa clase de momentos con su papá, tal vez era hora de buscarlo y contarle sobre las niñas pero...

– Mami, vamos ahí – Zara me sacó de mis pensamientos y fuimos a un juego de botellas

Toda la tarde nos la pasamos de atracción en atracción, divirtiéndonos, riendo y jugando hasta que llegó la hora de irnos a casa.

Cuando llegamos a nuestro hogar, fui directamente a mi cuarto para darme una ducha, cuando salí del baño me encontré con las gemelas sentadas en la cama.

– ¿Que pasa, nenas?, ¿ahora que travesura hicieron? – pregunté reconociendo esa mirada inquieta que tenían cada hacían una broma

– Ninguna – hablaron al mismo tiempo

– Les creeré – las mire entrecerrando los ojos

– La verdad es que te queremos preguntar algo – hablo Lilit

– ¿Qué pasa? – las mire con el ceño fruncido

– ¿Tenemos papá? – preguntó Zara

Sentí como palidecí ante esa pregunta, nunca me imaginé que me fueran hacer tal pregunta, ahora que les voy a decir...

– Claro que lo tienen pero...

– Lo conocemos – preguntaron con cierto brillo en la mirada

– Amm, no cariño, no lo conocen – me senté en medio de la dos

– ¿Por qué? – ahora preguntó Lilit

– Porqueee... porque... porque él vive muy lejos pero algún día lo conocerán, ¿si?

– Oooh – dijeron al unísono

– Está bien – dijo Zara

– Mami, ¿mi papá es como el abuelo? – hablo Lilit

– No, cariño, él es... diferente – me miraron curiosas – él es como ustedes, tiene el cabello rojo, tiene pecas y también tiene un hermano gemelo.

Ambas se emocionaron al escuchar tal cosa y me pidieron que les contara más acerca de él.

No les podía negar saber de su papá, así que les conté todo o bueno casi todo acerca de él, ellas me escuchaban felices de la vida y sorprendidas cuando les contaba de algunas bromas de su padre y tío.

Y así pasamos las tarde/noche, recordando al que tal vez era el amor de mi vida y las gemelas escuchando acerca de los grandiosos Fred y George.

¿Por qué? (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora