37. No me provoques

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Sus manos viajaban por todo mi cuerpo, como si quisiera conocer cada parte de él, llevé mis manos a su nuca profundizando el beso.

Sus labios eran suaves e hipnóticos, no quería separarme de él jamás.

Fred llevó sus manos de mi espalda a mi trasero el cual apretó cosa que me hizo soltar un jadeo y él aprovechó para meter su lengua a mi boca.

Ahora nuestras lenguas se encontraban en una guerra por saber quien lleva el control.

Fred rompió el beso y se sentó

- Ven - dijo palmeando sus piernas

Me acerqué y me senté en sus piernas y nos volvimos a unir en un beso

Desabroche los primeros botones de su camisa y fui bajando mis besos hasta su cuello, su piel me resultaba embriagadora.

Fred metió su mano bajo mi vestido y acarició mi feminidad por encima de mis bragas, solté un jadeo en su cuello.

Mientras él me tocaba yo comencé a hacer marcas en su cuello, esa Angelina ya no dudara en que él me prefiere.

Podía llegar a ser muy perra si me lo proponía. 

Fred hizo mis bragas a un lado y comenzó a hacer círculos sobre mi punto sensible, me separe de su cuello para soltar un gemido.

- Mira como te tengo - dijo con superioridad - me encanta lo mojada que te pones conmigo - ahora era él el que dejaba besos, lamidas y chupones en mi cuello.

Fred metió un dedo dentro de mí, haciéndome soltar un fuerte gemido, llevé mi mano a mi boca para callarlos.

Él con su mano libre agarró su varita y lanzó el hechizo silenciador, llevó su mano a la mano que tenía sobre mi boca y la apartó

- Gime para mi, bonita - pidió y agrego un dedo más y aumentó la velocidad haciéndolos entrar y salir de mi interior

- Me-erlin, aaah, que bien... lo haces - dije entre gemidos y jadeos.

Siguió moviendo sus dedos y con su pulgar masajeaba mi clítoris, sentí mis piernas temblar, no aguantaría mucho.

- Maldita aaah sea, Fre-ed, eso se... - no pude terminar la oración cuando mi orgasmo me golpeó haciéndome temblar y soltar sonoros gemidos.

Cuando termine de correrme, mire a Fred quien tenía una sonrisa triunfante, sacó sus dedos de mi, se los llevó a la boca y los saboreo.

- Deliciosa - dijo con su voz cargada de excitación, esa acción me hizo sonrojar pero también me excito mucho.

Me puse de pie parándome entre sus piernas, él llevó su manos a mis pechos, los masajeo y fue bajándo sus manos pasándolas por mi cintura, caderas y llegó hasta mis muslos, los acaricio arriba y abajo, llevé mis dedos hasta su cabello para enredarlos en su hermosa melena roja.

- Me encantas, Jill, como no tienes una idea - dijo viéndome a los ojos

En ese momento sentí las famosas mariposas en mi estomago

- Tu también me encantas, pelirrojo - le sonreí, quite sus manos de mis piernas y me arrodille frente a él - pero ahora no estoy para romanticismo - dije acariciando su pene por encima de su pantalón

- ¿No? - preguntó, negué con la cabeza - Bien - desabrocho su cinturón - Haz bien tu trabajo - me ordenó

Le abrí el pantalón y lo bajé junto a su ropa interior.

- Dios, había olvidado lo grande que eres - dije viendo su miembro, después deje un beso en la punta, luego lamí toda su extensión sin llegar a meterlo, di otra lamida sobre su punta.

¿Por qué? (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora