66. Tu dolor pasará

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Fred POV

Desde que Jill se fue de mi vida hace más de tres años siento que hay algo de lo que me estoy perdiendo y no se que es.

En este punto ya estoy harto de ese sentimiento, harto de la soledad, harto de todo, de la rutina, de vivir con la esperanza de que algún día la voy a volver a encontrar ese se ha convertido en el motivo de mi existir.

Volver a ver esa melena rizada, esa sonrisa, esos ojos que me siguen volviendo loco nadamas de pensar en ellos.

Yo creí que con el tiempo la iba a superar pero creo que solo logró amarla más, amo recordar la calidez de su piel, lo delicada que era, lo tierna que solía ser...

Narrador Omnisciente

Fred se levantó de la cama y tiró todo lo que estaba en su escritorio sin importarle que se pudiera romper.

George al escuchar cosas romperse corrió al cuarto de su hermano y entró a ver si todo estaba bien, se le rompió el corazón al ver a su hermano hincado en el piso cubriendo su rostro con las manos llorando.

– Hey, Fred, ¿qué pasa, hermano? – lo trato de levantarlo

– Déjame, déjame solo – se safo bruscamente del agarre de su hermano

– Cálmate, te ayudo a llegar a la cama – volvió a agarrarlo por los brazos

– QUE NO, déjame aquí – volvió a sollozar

– ¿Qué te pasa?, habla – lo miro confundido

– Ya no puedo, George, no puedo – dijo entre lágrimas

– ¿Pero de qué hablas? – George se sentía aún más confundido pero algo le decía el motivo del sufrimiento del pelirrojo mayor 

– Siento... siento una presión aquí – se apuntó el pecho –, como si me estuviera perdiendo de algo y el sentimiento no mejora, solo empeora con el paso del tiempo... hazme olvidarla, olvidar todo lo que siento – se abrazó a las piernas de su hermano

– ¿A quién? – se daba una idea de a quién se refería

– A Jill – Fred parecía un niño pequeño llorando porque perdió su juguete favorito

Por más que quisiera que su hermano se olvidara de ella, esa no era la manera, sobre todo "sabiendo el secreto de Jill", en realidad solo una intuición, nada seguro, aparte a él no le correspondía contar eso ya que no sabía si sus sospechas eran verdad o no.

– No, hermano, no puedo hacer eso, la tienes que olvidarla por ti mismo – lo ayudó a levantarse para llevarlo a la cama

– No puedo... han pasado tres años y la sigo amando, tres años de que este sentimiento nació y no parece querer desaparecer – sollozo

A George le partía el alma ver a su hermano de esa manera, tan vulnerable, tan frágil, tan... roto. La verdad es que el pelirrojo menor nunca pensó ver a su hermano de así. Sufriendo por una mujer.

Quien fuera a pensar que el gran Fred Weasley, el todas mías de Hogwarts fuera a terminar por ser el hombre más roto que había conocido en la vida.

– Tu dolor pasará, Freddie, pero no puedo hacer lo que me pides, esa sería la manera mas cobarde de curar tus heridas, en vez de superarlo solo vas a huir y ¿que harás si ella algún día vuelve y tú borraste tus recuerdos? – lo abrazó

Le dolía ver a su hermano de esa manera, él más que nadie sabía lo que Fred sufría desde el día en que la castaña se fue.

George también esperaba que algún día ella regresara para hacer feliz a su hermano, no le guardaba rencor al contrario estaba agradecido con ella porque a pesar de hacer sufrir a su hermano ella fue la única que lo hizo sentir de verdad.

Fred de tanto llorar se quedó dormido en brazos de su hermano, el gemelo mayor agradecía tanto el apoyo que le brindaba el pelirrojo menor que no encontraba las palabras para expresar su gratitud.

Por otro lado Jill también estaba sufriendo de la misma manera en que Fred lo hacía, solo que ella estaba sola o eso creía.

Ella extrañaba tanto a su pelirrojo que hasta a veces le dolía ver a sus hijas sin embargo jamás las trato mal, su amor por ellas era lo más grande del mundo.

Jill se encontraba en su habitación, hecha bolita en la cama llorando desconsoladamente por que las cosas hubieran sido diferentes, claro que no se arrepentía de tener a las pequeñas pelirrojas pero a ella le hubiera gustado que sus nenas hubieran conocido a su papá y formar una familia con él pero tenía tanto miedo de la reacción de Fred al enterarse que es papá que seguía posponiendo el momento de decirle. 

Porque ya era un hecho, Jill le diría a Fred sobre las gemelas pero no sabia cunado y como, a eso se le suma que como ya leímos antes tiene miedo.

Temía que la odiara a ella o a sus hijas, que las rechazara, que les gritara, justo eso es lo que más le daba miedo, que le gritara. Jill no sabia por que su miedo a que le griten pero si sabia por que le daba aún más miedo que Fred lo hiciera y es que él justo cuando hacía eso se veía tan intimidante y amenazante que Ji se sentía como una hormiguita al lado de él. Sabía que el chico era incapaz de hacerle algo pero su miedo era aún más fuerte que nada.

Ji escuchó la puerta abrirse y luego como su cama se hundió un poco por un ligero peso.

– Mami – una pequeñita pelirroja trato de limpiar las lágrimas de Jill – no llores mami, yo te quiero – la abrazó

– Yo también te quiero princesa – trató de calmarse pero tener a su hija abrazándola no le ayudaba mucho, ahora lloraba porque se sentía afortunada de tenerlas.

Momentos después otra niña pelirroja entró al cuarto y subió a la cama, al ver a su mamá llorando y a su hermana abrazándola imitó la acción de su hermana.

Lilit se separó un poco y dejó un beso en la mejilla de su madre esperando que con eso se calmara un poco pues cuando ella se sentía triste y su mamá le daba un beso la pequeña se sentía mejor.

Jill se acomodó de manera en que pudiera abrazar a ambas niñas, dejo un beso en sus cabezas, estuvo un rato contemplando sus caritas hasta que se quedaron dormidas las tres.

¿Por qué? (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora