81. Florean Fortescue

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Fred POV

Seguía caminando por el callejón con mis hijas conversando, me iban contando que se criaron en el mundo muggle y por eso no conocían mucho de la magia y todo lo que conlleva.

Les conté que nuestro mundo es secreto, ningún muggle debe de saber de la existencia de la magia, que a los menores de 17 años no les está permitido hacer magia fuera de Hogwarts, entre otras cosas.

– ¿Quieren ir por un helado? – les pregunte a las pequeñas pelirrojas que me acompañaban

– Si – dijeron ambas

Mientras caminábamos iba pensando en que le podía regalar a Lilit, ya que a su hermana le di una escoba no quería que ella se sintiera mal...

– ¿Qué es eso? – la voz de Lilit me saco de mis pensamientos

Se soltó de mi agarre y corrió a la tienda de animales, apreté el agarre en la mano de Zara y salí corriendo tras Lilit.

Que manía tienen de salir corriendo.

La pelirroja menor se detuvo frente a la jaula de un puffskein – Hola – dijo la niña metiendo un dedo a la jaula – que lindo eres – dijo al ver que el animal se le restregaba en el dedo

– ¿Qué es? – pregunto Zara extrañada

– Es un puffskein – dije con simpleza

– ¿Y eso? – preguntó Lilit

– Un crup – conteste con el mismo tono que antes

– Wooow, los animales de aquí son muy lindos – y ahí estaba, el brillo que tanto estuve esperando – Zara, vamos con mamá, ayúdame a convencerla para comprar el crop – se dirigió a su hermana juntando las manos y haciendo un ligero puchero

– Cariño, creo que no es posible que tengas un crup – dije antes de que se fueran de nuevo

– ¿Por qué? – preguntó con un tono triste y desilusión en la mirada

– Veras, para tener una criatura como esa tienes que tener un permiso especial, aparte de que tienes que ser capaz de dominarlo porque los crup suelen ser... agresivos con los muggles y como aún eres menor es peligroso que lo tengas – explique tranquilamente – pero si quieres puedes tener un puffskein – dije tratando de que se le pasara la ligera tristeza que la invadió.

– No, de todos modos mamá no me va a dejar tener una mascota – agacho la cabeza, por un momento me recordó a Jill cuando íbamos a Hogwarts – Vámonos – dijo volviendo al camino del callejón

Su hermana la siguió y pasó un brazo por los hombros de la pelirroja triste para comenzar a caminar.

Ver a mi niña triste hizo que mi corazón diera un vuelco, no sabía qué hacer, obviamente no le podía comprarle el crup pero me di cuenta que le fascinan los animales pues también sintió debilidad por los micropuffs.

Supongo que ya tiene el libro de "animales fantásticos y dónde encontrarlos", así que buscaría un libro sobre animales pero aun así sentía que no era suficiente, al menos no para mi.

Fuimos a la heladería, entramos, ellas se fueron a sentar en una mesa en lo que yo pedía.

– Hola, muchacho – me saludo Florean – ¿quién es la afortunada de hoy? – preguntó moviendo las cejas

Pues él estaba acostumbrado a que yo venía muy seguido y siempre con una chica diferente.

Solté una ligera risa – Oh, son una chicas muy especiales – dije mirando a la mesa donde estaban mis minimis

Florean miro a donde yo miraba y regreso su vista a mi viéndome con el ceño fruncido – Son mis hijas – explique

El hombre abrió los ojos como platos – Oooh, pues felicidades muchacho – dijo con una sonrisa

– Gracias – hice un leve asentimiento con la cabeza

– Si no es mucha indiscreción, ¿cuántos años tienen? – pregunto acercándose a mí y bajando la voz

– Pronto cumplirán 11 – conteste con la sonrisa más grande que podía salir de mi

– Caray, ¿cómo me perdí de tanto? – dijo rascándose la cabeza confundido

– No se ha perdido de nada, es una larga historia que otro día le contaré Florean, solo le diré que las acabo de conocer – dije amablemente

– Bueno y ¿qué vas a llevar? – preguntó

– Deme dos helados de chocolate y uno de vainilla – conteste

– Simples pero deliciosos – dijo para darse la vuelta y preparar mi orden

Cuando ya estuvo listo dejo los vasitos en el mostrador, saque mi cartera para pagar pero su voz me interrumpió – Oh, no muchacho, la casa invita, disfruta el día con tus hijas – me acerco los helados

– Gracias, que tenga un buen día – agarre los recipientes y camine a la mesa

Estábamos conversando y viendo la gente pasar por la ventana.

Más tarde, cuando terminamos los helados, salimos del local y creí que ya era momento de regresar con Jill.

Íbamos caminando hasta que llegamos a la tienda y entramos, me tope con George, Eri y Jill

– Tiaaaaa – las niñas corrieron con Eri para abrazarla

– Hola nenas, ¿cómo están? – preguntó separándose del abrazo

– ¿como que "tía"? – pregunté con el ceño fruncido

– Pues si, es nuestra tía – habló una de las niñas

– ¿tu sabias de ellas? – pregunté refiriéndome a Erika

– Mmm... si – dijo dudando

– ¿Lo supiste todo este tiempo y no me lo dijiste? – no sabía si sentirme traicionado o decepcionado

Eri asintió levemente con la cabeza

– Joder Erika, se supone que eres mi amiga, casi como mi hermana, ¿porque no me lo dijiste?, ¿desde cuándo lo sabes? – estaba enojado pero trataba de no alterarme

– Lo sabe desde que estuve embarazada – contestó Jill

– ¿Y así de tranquila lo dices?, no puede ser... – mire furioso a la castaña para después regresar mi vista a Erika –  George y tú saben más que nadie todo lo que pase por la ausencia de ella – apunte con el dedo a Jill – ¿porque no me lo dijiste? – le volví a preguntar a Eri

– Porque no era algo que me correspondiera a mí – contestó con un tono muy bajo

– ¿Y qué?, debiste decírmelo, no es justo – dije en un tono de voz alto – todo esto es una mierda – dije comenzando a caminar para subir al departamento

– Fred – escuche la voz de George

Lo ignoré y seguí mi caminó, cuando estuve arriba fui a la cocina a buscar la botella de whisky de fuego para después encerrarme en mi habitación.

Jill POV

Fred se fue sumamente enojado y no lo culpaba, más bien lo entendía, digo no ha de ser sencillo enterarte de que eres papá de un día para otro y que te lo han estado ocultando.

– Creo... creo que es mejor que nos vayamos – hablé rompiendo el silencio que se había formado

– Como quieras, yo voy a hablar con Fred – dijo George saliendo de detrás del mostrador para ir a las escaleras

– Vámonos niñas – agarre mi bolso el cual tenía un hechizo de extensión indetectable y comencé a caminar

– Espera, mi regalo – dijo Zara tratando de zafarse de mi agarre

– No nena, déjalo – dije frenandola

– Pero...

– Vámonos Zara – dije severamente

– Esta bien – comenzó a caminar triste 

¿Por qué? (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora