Fanfic de Fred Weasley.
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Jill una estudiante de Hogwarts, hija de muggles, va a iniciar sexto año y no sabe lo que le prepara el destino... sin duda ni ella se esperaba vivir tantos cambios en su vida.
Este no es un fanfic como los que han leído...
Se me hizo muy buena idea ir a una feria en compañía de Fred antes de que las clones se vayan a Hogwarts lo cual pasaría dentro de dos días.
Ahora estábamos en casa esperando al pelirrojo para poder irnos. Allá nos encontraríamos con mis padres porque se me hacía prudente que ellos conocieran al papá de las gemelas.
Los últimos días Fred, las niñas y yo habíamos pasado mucho tiempo juntos, era muy divertido eso. A veces el Weasley se quedaba a dormir en casa ya que nos desvelábamos viendo películas y cenábamos tarde.
Estaba terminando de vestirme cuando escuché que tocaron la puerta y salí de mi habitación para ir a abrir.
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– Hola – salude al pelirrojo
– Hola – se acercó a mí me tomó de la cintura y me saludo con un beso en la mejilla
Solté una risita nerviosa – Pasa – me hice a un lado
– ¿Y las niñas? – preguntó Fred pasando por mi lado
– Se están preparando – respondí embobada viendo lo bien que se veía con esa ligera barba
– Te ves bien – su voz me sacó de mi trance
– Tu igual, ¿estás nervioso? – dije mientras nos dirigíamos a la sala
– Un poco, por muy sorprendente que te parezca soy nuevo en esto de conocer a los padres de una chica con la que... – dejó las palabras al aire
Pues era lógico, ni él y ni yo sabíamos lo que éramos. No habíamos tenido tiempo para hablar de eso.
– Entiendo... ellos lo tomarán bien – le sonreí – espero – dije en un murmuro para mí misma
– Si, oye – volteo a verme
– Dime – dije centrando toda mi atención en él
– Mmm... el otro día mamá me dijo que le gustaría que fueras a casa – dijo algo nervioso
Me extrañé al escuchar eso. ¿para qué quiere verme su madre?
– Oh... Esteee... vaya no sé qué decir, es que...
– Me dijo que quería pedirte disculpas – me interrumpió
– ¿Disculpas?, pero....
– Anda Jill, vamos, me gustaría que ustedes estén bien – hablo mientras ponía esos ojos a lo que yo no les podía decir que no.
Ash... tu y tus técnicas de persuasión.
– Ok, iré pero no me vayas a dejar sola con ella – pedí en tono de suplica
– Hecho – me mostró una gran sonrisa
Después de un rato de estar platicando de banalidades llegaron nuestras hijas, ya listas.
