Capítulo 23: Ilusiones

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-¿Puedes bajarte de ahí?-

-No quiero, hoy no es día de trabajar. Tu eso dijiste ayer-

Elliot permanecía al pie de un árbol, observando hacia las ramas de más arriba donde el príncipe cautivo se encontraba.

-Siento como si estuviera hablando con un gato- el brujo suspiró -No es para nada de trabajo, hay algo que necesito mostrarte-

Desde el día anterior Bitru estaba distante, resultaba increíble que la causa de todo aquello fuera la triste muerte del pajarito que cayó de su nido. El demonio no pensaba admitirlo pero le había generado malestar saber que no pudo hacer nada por evitar que sufriera.

La peor parte: no tenía por qué estar así. Era un ser del infierno, en teoría no tendría que importarle nada más que él mismo, mucho menos un simple pájaro.

-Ah...- se rascó la cabeza, revolviendo sus propios rizos -Todo esto por culpa de las estúpidas ideas humanas de la empatía... Me está afectando llevar tanto tiempo aquí-

Elliot se quedó unos minutos más llamándolo desde abajo, aunque su paciencia se agotó luego de no obtener ninguna respuesta.

-¡Joel! No quería llegar a esto pero ¡te ordeno que bajes ya mismo!-

Como cada que el brujo daba una orden, el cuerpo del mayor de movió en automático, bajando del árbol a toda velocidad hasta situarse frente al contrario, con la frustración marcada en el rostro.

-Odio que hagas eso- gruñó.

-No tendría que hacerlo si bajaras cuando te lo pido de buen modo... - se quedó observándolo unos segundos -¿Y ese cabello qué?-

Los rizos del mayor se encontraban sueltos, enmarcando su rostro y haciendo que su apariencia en general luciera más despreocupada.

-... No me peiné-

-De eso ya me di cuenta pero ¿Por qué?-

-Porque estaba descansando hasta que veniste a molestar- con un chasquido de dedos, su cabello quedó atado como de costumbre  -¿Me dirás ya que es lo que quieres?-

Elliot sonrió, acomodándose frente al mayor con las manos extendidas hacia adelante y con las palmas hacia arriba.

-¿Qué haces?- la curiosidad invadió al demonio.

-Calla y observa para que lo descubras por ti mismo- la sonrisa no desapareció de su rostro.

Ante los ojos del incubo, las palmas del menor fueron iluminándose de poco en poco hasta que la luz se desprendió de sus manos y quedó como una pequeña esfera flotando sobre ellas.

La esfera luminosa fue mutando su forma y en segundos tomó la apariencia de un pajarito, que extendió sus alas y dio un par de vueltas en torno a los cuernos de Joel.

Lo observó asombrado, tanto por lo bonita que lucia la figura del ave como por lo bien ejecutado que estaba el hechizo.

-No sabía que podías hacer algo así ¿No se suponía que eras malo con la magia?-

Una mirada nostálgica se reflejó en los ojos de Elliot.

-Ya, bueno... Estudié muchos años con mi madre para poder hacer alquimia y pociones como lo hacía ella. Pero también estudié magia en general- por primera vez, el brujo habló sobre su pasado con el mayor, mirándolo con calma -Aunque lo dudes, hay un par de hechizos que me salen bien... Un par de varios de hecho-

Tu alma es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora