-Evidentemente, vine a revisar si mi señor seguía vivo- Dominik se acercó de inmediato al brujo, pincándole el pecho con el dedo unas cuantas veces de forma acusatoria -¡Cada vez está más acabado por tu culpa! Pinché insensible. Suéltalo ¿No ves que lo lastimas?-
Tanto Elliot como Joel rodaron los ojos ante el comportamiento teatral del incubo.
-No le insistas, Domi. Él se pierde de toda la experiencia que es ser alimento mío- miró al menor y le guiñó un ojo con coquetería -Además, al menos ahora me deja salir y comer de otros humanos... Aunque bueno, ya que este idiota se aferra a ser mi amo... -
-Gracias, cuánto respeto- Elliot interrumpió.
-De nada- el mayor respondió antes de proseguir -Ya que se aferra a ser mi amo debe saber que tendrá que alimentarme sí o sí o nuestro lazo se debilitará, yo moriré y entonces a él le caerá la terrible peste roja de los infiernos-
Sus ojos se posaron en los del brujo con total seriedad, causando que a este se le revolviera el estómago ¿De qué peste hablaba el mayor? ¿Sería condenado por los seres del averno si dejaba morir a uno de los miembros de la familia real?
Elliot empezaba a ponerse pálido de los nervios ante esa perspectiva, jamás considerada antes, cuando una pregunta del incubo más joven rompió la tensión en el ambiente.
-¿Cuál es la maldición de la peste roja señor?-
El de piel manchada observaba al mayor con curiosidad.
-Le aseguro que no he leído de ella... Dígame en que libro se la menciona para revisar también lo del otro asunto. Porque no me suena nada-
La expresión de Joel se torno fría y sólo atinó a acariciarse la frente con los dedos mientras usaba su cola para golpear al vizconde en la nuca.
-¡Auch!-
Elliot ató cabos rápidamente y solo sonrió, mirando con burla al mayor.
-¿Tan innombrable es esa peste que ni siquiera el pendejo de aquí la conoce?-
Un ligero rubor cubrió las mejillas del príncipe, mientras desviaba la mirada y jalaba con la cola la muñeca del otro incubo.
-Chinga tu madre y vete a dormir- gruñó -Dominik y yo tenemos cosas de que hablar que un simple humano no entendería-
El brujo apenas y podía contener la risa ante la forma tan estúpida en que Domi echó abajo la mentira del mayor. No dijo nada y solo volvió a su recámara.
-Lo siento, mi señor, no sabía que estaba inventando eso- el incubo miró a Joel arrepentido -Si quiere vuelvo y le digo que ya me acorde qué maldición es esa.... ¡Es más! ¡Puedo decir que mi tío se murió de eso!-
Bitru lo soltó en cuanto estuvieron en el claro, fuera de la cabaña.
-La próxima vez que vayas a hacer preguntas idiotas, hazlas dónde Elliot no pueda oirte- gruñó. Tras un largo suspiro, volvió a centrar su mirada en los ojos lilas ajenos -¿Cuál es la situación? ¿Encontraste algo de utilidad?-
El rostro del menor se volvió más serio y adoptó una postura formal mientras, con una pequeña flama púrpura, hacia aparecer un pergamino.
-He revisado más de 700 libros hasta ahora y sigo sin encontrar ninguna forma de liberarlo más allá de que el humano lo haga... O de que el mismo muera- añadió.
Joel se aproximó a él para revisar la lista que acababa de emerger, leyendo rápidamente para comprobar que los libros más comunes sobre tratados ya estuvieran ahí.
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Tu alma es mía
FantasyElliot es un joven brujo que intenta seguir los pasos de su madre y ganarse la vida vendiendo pociones, sin embargo tiene un problema: la magia no se le da muy bien. Frustrado de no mejorar pese a años de práctica, decide evocar a un demonio para...