Capítulo 42: Rastros

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-¿Olvidaste algo ahí?-

Ezra estaba más que confundido por las palabras ajenas. Sin embargo, no tuvo más opción que seguir al brujo, pues este lo tomó de la muñeca y lo arrastró al fondo del local para subir las escaleras hacia la parte en donde dormía el mayor, sin decirle nada.

Doris los siguió de cerca con paso solemne, haciendo que el propio panadero no se atreviera a cuestionar qué sucedía.

-¿Elliot?- sabía que dijo que lo iba a ayudar en lo que fuera pero al menos necesitaba saber cómo.

-Debo probar un hechizo contigo- el joven al fin dió explicaciones.

-¿EH? Pe..pero espera ¿Qué clase de hechizo?- dado que Doris estaba un poco lejos, aprovechó para jalar un poco al brujo hacía sí, jugando un poco -¿No crees que algunos trucos deberíamos practicarlos mejor en privado?- susurró.

Las palabras que normalmente harían que el menor se sonrojara, esta vez tuvieron un efecto contrario: el rostro de Elliot se ensombreció.

"...es más que claro ahora que esas son palabras que el Ezra normal no diría"

-Deja de jugar y sólo estate quieto ¿Si?- puso una mano sobre la mejilla del panadero -Te voy a liberar....- susurró eso último de forma casi inaudible.

Ezra no estaba seguro de lo que sucedía, no entendía esa actitud por parte de Elliot y tampoco entendía porque Doris los miraba con tanta seriedad desde la puerta.

Sin embargo, estaba tan embelesado por el brujo que se dejó sentar sobre la cama sin ninguna objeción y cerró los ojos cuando él se lo indicó.

-¿En serio no me dirás que clase de hechizo es?-

-Es un hechizo de tranquilidad...- Elliot dijo la verdad a medias -Se supone que ayuda a liberar el estrés así que me gustaria probar contigo antes de ofrecerlo como servicio... Joel dijo que ya me salía bien-

Ahora que entendía porque antes Ezra mostró una actitud hostil hacia Joel, usó el nombre contrario para generarle un poco de competencia... Y funcionó. Las expresiones del panadero se endurecieron ligeramente.

-Yo no dudaría jamás de tus habilidades, Elliot, así que adelante-

El brujo se situó frente a él, dirigió una mirada rápida a Doris y, acto seguido, comenzó a recitar el hechizo que aprendió de memoria la noche previa.

Necesitaba que funcionara... Quería recuperar al antiguo Ezra para saber que pasaría con su relación o lo que sea que tuvieran.

Antes de darse cuenta, una leve aura dorada comenzó a rodear al mayor y pronto su respiración se acompasó. Sus ojos se abrieron despacio pero estaban perdidos en la nada: el trance estaba en efecto.

-Funcionó...- exhaló un suspiro bajo de incredulidad y se acercó a toda prisa con el talismán en la mano, siendo seguido por Doris -Cuando sea momento de ponerle el talismán hágame una seña-

El cazador hizo un gesto afirmativo y comenzó a recitar el párrafo que el menor había señalado en el libro.

Elliot no comprendía del todo qué estaba diciendo pero aguardó pacientemente. Unos minutos después, Doris le hizo una seña con la mano y Elliot trató de pasar el collar al rededor de la cabeza del panadero.

Entonces sucedió lo que jamás habría imaginado.

Una fuerza invisible se activó, como una barrera, y su cuerpo terminó volando hasta chocar de espaldas con la pared de la habitación, arrancándole un quejido.

Tu alma es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora