Capítulo 53: En cama

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-Me siento mal... Y tengo frío-

Elliot se quejaba entre susurros mientras el incubo le quitaba la ropa empapada para acomodarlo  en la tina de baño.

-Pudiste meterte en la taberna o algo en lugar de quedarte bajo la lluvia- pese a su tono de voz, Joel se notaba preocupado.

Estaba forzando su magia para calentar el agua a buena temperatura usando su fuego y eso lo tenía cansado. Resultaba casi irónico que un príncipe del infierno fuera tan débil ahora, pero faltar al contrato lo había lastimado y todavía no pasaba tiempo suficiente para que recuperara su fuerza anterior.

-Estás aprovechándote para verme desnudo...-

El comentario al aire del menor hizo que la cara de Joel se sonrojara. Negó con vehemencia y giró la cabeza tan rápido como le fue posible.

-No te estoy viendo nada, solo estoy intentando hacer que entres en calor-

-Pudiste solo darme una manta-

-Así no funciona esto-

Elliot tenía los ojos casi cerrados por completo. Sus labios seguían ligeramente amoratados pero el resto de su cuerpo parecía estar recuperándose de la palidez inicial. El incubo apenas podía creer lo frágil que era la salud humana, pues su amo se encontraba en tales condiciones solo por estar un par de horas bajo la lluvia.

Una punzada le atravesó el pecho: estaba haciendo un pésimo trabajo en protegerlo.

Las horas siguientes pasaron tan aprisa que el sol de la mañana sorprendió a Joel sentado a un costado del menor, apretando paños humedos contra su frente porque el frío de su cuerpo pronto se tornó en fiebre que no cedía. Suaves nubes de vapor abandonaban la boca de Elliot cada tanto y los escalofríos lo hacían estremecerse una vez tras otra.

-Debes comer un poco...- el demonio presionó una cuchara contra los labios ajenos.

-No... Puedo...- la voz del brujo apenas se escuchaba. Era tan áspera y baja que, si dolía escucharla, obviamente debía doler mucho más pronunciarla.

Elliot no mentía respecto a no poder consumir la sopa que el mayor trataba de darle. Sentía la garganta cerrada y más allá de la molesta fiebre, estaba empezando a tener problemas incluso para respirar; cada bocanada de aire le daba la misma sensación que cortes pequeños dentro del cuello. Jamás se había sentido de ese modo. Muchas veces en el pasado estuvo enfermo y enfrentó noches en vela cuidando de sí mismo, no comprendía como ahora por un simple resfrío, cargaba tal malestar.

Al principio creyó que se iba a recuperar manteniendo reposo unas horas... Pero esas horas se convirtieron pronto en días y su salud no hizo mas que caer en picada.

-Te dije... que... no... debíamos ir al.... pueblo...-

Fueron sus últimas palabras antes de perder por completo la voz luego de tres días en cama. No tenía fuerzas ni para revisar si alguna de sus porciones le ayudaba con ese problema, llegó un momento donde solo cerraba los ojos y se dormía con la esperanza de despertar sintiéndose mejor.

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-Está dándole demasiada importancia a ese humano, mi señor... Más de la que un contrato supondría-

-¿Alguna vez fuiste familiar de un humano, Dominik?-

-No, nunca-

-Entonces cállate, es normal preocuparme así-

Ambos incubos discutían fuera de la habitación del brujo. El vizconde no comprendía porque la enfermedad de Elliot era tan relevante y Joel se frustraba del modo en que le restaba importancia.

Tu alma es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora