Capitulo 40: Error

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No lo entendía. Bitru no tenía ni idea de cómo podía estar pasando todo eso si las señales que recibió antes del brujo habían sido diferentes.

"Acúsame con mi mamá... Ah, cierto, no tengo"

"Me vale la madre que no tengo"

"Ni me acuerdo de ella, no me importa"

Una tras otra, las frases y bromas de Elliot respecto a su madre fueron apareciendo en su mente ¿Entonces era mentira su desinterés por lo relacionado a la bruja?

Ya que el menor era su amo, no pudo entrar a su cabeza antes para descubrir sus miedos y tampoco fue consciente del modo en que Elliot iba a tomarse está visión.... Todo lo había sacado de los recuerdos de Ezra.

El día en que se metió a las memorias del panadero para ponerle el hechizo, había visto como él y su madre llegaban a la cabaña del bosque solo para encontrar a Elliot asustado, tendido al lado del cuerpo sin vida de Bárbara.

Joel asumió que recordarle ese miedo iba a funcionar para ganar la apuesta... Pero jamás imaginó que la aparente indiferencia del brujo era falsa.

-Elliot, tranquilo-

Con un chasquido, la luz volvió a la cabaña, la sangre y el desorden desaparecieron y aquella horrible imitación de la mujer también se esfumó en el aire: Todo estaba como antes.

Todo menos el propio Elliot, que seguía gritando y llorando en el suelo.

Algo en el corazón del demonio se estremeció, comprendiendo solo entonces la mala idea que fue usar ese recuerdo.

-Elliot, está bien... Estás bien- se arrodilló rápidamente a su lado y lo envolvió entre sus brazos sin siquiera pensarlo -No pasa nada...-

Un nudo se estaba formando en su garganta, experimentando por primera vez en sus milenios de vida una culpa abrasadora.

¿Por qué?

La respuesta la tenía desde hace tiempo pero sólo entonces se atrevió a reconocerla para sí mismo.

"....me gusta Elliot"

El brujo, por su parte, no podía dejar de llorar. Si bien, era cierto que siempre le restaba importancia a todo lo relacionado con su madre, aquello solo sucedía porque era su forma de bloquear el dolor que le provocaba pensar en ella.

El modo en el que esa cosa y toda la escena le recordó el día de su muerte hizo que cediera del todo al miedo y tristeza reprimidos.

No podía ni siquiera hablar, cada que intentaba decir algo lo único que salía de su garganta eran gemidos lamentables y sollozos. Escondió su cara en el pecho del demonio, demasiado aturdido y asustado para molestarse con él (por el momento).

-Elliot tranquilo... Lo siento mucho, no tenía idea...-

Joel seguía tratando de calmarlo, acariciando su cabeza y apretando un poco más el abrazo.

Necesitaba hacerlo sentir seguro y protegido.

-Lo lamento- el mayor continuó disculpándose, comenzando a mecerse para ayudar a tranquilizarlo -No volverá a pasar, lo siento...-

Sus palabras empezaron a funcionar, pues con el pasar de los segundos, el brujo dejó de temblar y solo siguió sollozando en silencio.

Joel no se sentía bien... Pensó que luego se conseguir sacarle un grito de horror a Elliot iba a estar orgulloso de sí mismo y satisfecho, pero todo lo que obtuvo era un extraño pesar que solo se acrecentaba con cada sollozo ajeno.

Tu alma es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora