Capítulo 47: Presentimiento

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Bitru apenas podía mantener los ojos abiertos y estaba seguro de que su cuerpo iba a dejar de responderle en cualquier momento.

"El libro..."

Aquel objeto se resbaló de sus manos al estrellarse de cara contra el piso y no podía permitir que quedara al alcance de cualquiera si la consciencia lo abandonaba. El alma de Elliot estaba en juego.

Estiró una de sus alas para atraer el libro hacia sí; cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo jaló despacio con una mano y para luego abrazarlo contra su costado, escondiéndolo como si fuera una mamá ave refugiando bajo su cuerpo a un polluelo.

"Que miserable y corriente es esta forma de morir..." Pensó.

La energía lo fue abandonando, hasta que no pudo mantenerse despierto y sus ojos se cerraron.

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-Una gota más de extracto de caléndula...-

El brujo estaba concentrado mientras revolvía el caldero burbujeante frente a él. Llevaba un par de días trabajando en esta poción para ayudar a curar quemaduras.

Como en casi todos sus intentos anteriores, en lugar de que el líquido se tornara naranja, el color que apareció en la mezcla fue diferente, siendo esta vez un gris opaco.

-Tsk....-

Elliot chasqueó la lengua y lanzó un rápido conjuro para apagar el fuego bajo el caldero.

No era la primera vez que vendía esa poción, pero sí se trataba de la primera ocasion en que fracasaba tantas veces para elaborarla. Estaba distraído... Y hambriento, ahora que lo pensaba.

Salió despacio de su estudio sin mucho ánimo: la cabaña vacía y oscura se encontraba bajo el silencio de siempre. Desde la partida del demonio se acumularon en los rincones un montón de objetos que Elliot simplemente dejaba al pasar: papeles con apuntes, frascos de ingredientes, un par de prendas e incluso libros.

El castaño se asomó a la cocina: la única cosa para comer que tenía en ese momento era pan, gracias a Ezra. En el último mes, el brujo apenas había pisado el pueblo y el mayor sospechó que incluso evitaba salir de su cabaña, como si estuviera asustado por algo.

Ya que el joven panadero se preocupó cuando Elliot no volvió a visitarlo luego del día en que le puso el "hechizo para descansar", empezó a darse vueltas por la cabaña tres o cuatro veces a la semana, pero el resultado siempre era el mismo: nadie le abría la puerta, ni siquiera cuando era claro que el brujo estaba adentro.

"Elliot ¿Hice algo que te molestara? Por favor, habla conmigo... Puedo apoyarte si así lo requieres....."

El joven recordaba las palabras del pelinegro mientras ponía un poco de jalea a una rebanada de pan.

"Te dejaré esto aquí afuera.... Volveré mañana... O luego. Pero si te sientes mal o algo, por favor avísame"

-Claro... Avisarle-

El joven negó con la cabeza mientras daba un bocado a su comida.

¿Cómo podría ir con Ezra para decirle que no quería verlo solo porque sentía extraña su relación luego de enterarse de que Joel le puso un hechizo? ¿Cómo diablos iba a contarle que estaba evadiendo también a Doris porque iba a mandarlo con el clero si volvía a ver sus dedos manchados? ¿Que explicación podría dar para justificar que Joel ya no estaba ahí y no iba a volver?

Elliot se perdió tanto en sus pensamientos que no se dió cuenta de que su hogar estaba casi en total penumbra porque pronto anochecería. Se terminó el pan a grandes mordiscos mientras iba y ponía algo de leña en la chimenea, una chispa brotó de sus manos y pronto el fuego comenzó a calentar la estancia.

Tu alma es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora