Esa tarde, ambos iban en la moto del pelinegro, cuando el aparcó frente a su remolque en el lado sur.
- ¿Que hacemos aquí? -preguntó confundida. ¿Piensas secuestrarme, Jones? -se cruzó de brazos divertida y el soltó una risa negando.
Bajó de la motocicleta y dejó el casco en su asiento.
- No, vengo por nuestra comida porque haremos un picnic. -sonrió. - Espérame aquí. -le pidió, caminando rápidamente dentro del trailer.
No había pasado ni un solo minuto, cuando el salió de nuevo con una cesta en su mano derecha y la dejo tras la rubia.
- Perfecto. -sonrió subiendo de nuevo a la moto y condujo directamente hasta el río Sweetwater.
Al llegar, el pelinegro sacó una pequeña manta de la cesta y la tendió en el piso, donde ambos se sentaron y el sacó toda la comida.
- Mira, te traje galletas de vainilla que mi hermana preparó ayer. -se las tendió con una sonrisa y ella celebró, con emoción.
- Gracias. -sonrió, tomando la pequeña bolsa con galletas.
- También debes probar estas. -le dió dos, de un color un poco más oscuro que las de vainilla y ella enseguida le dió una mordida.
- ¿Tiene... Nueces? -preguntó, mientras tosía y dejaba golpes no tan fuertes en su pecho y el abrió la boca confundido.
- Si... ¿Por qué? -fruncio el ceño.
- S-soy a...alérgica. -dijo en un hilo de voz y el rápidamente se levantó.
- Ay por dios, debemos ir al hospital. No, no da tiempo, ¡¿Que hago?! ¿Y si mueres aquí? ¡Será mi culpa! ¡Juro que no te traje para matarte! No pue-
- Jughead. -interrumpió ella riendo a carcajadas. - Relájate, era broma. -soltó riendo por como el se alteró.
El se sentó sobre la manta frente a ella de nuevo, aún con el ceño fruncido y se cruzó de brazos, guardando total silencio.
La rubia suspiró, intentando contener su risa (lo cual se le hacía un poco imposible) y sonrió, dejando su mano sobre la del pelinegro, acercándose un poco.
- Lo siento. -el se sorprendió ante su toque y subió la vista. - Solo quería hacerte una broma. -admitió, y al subir su viste de nuevo, notó que estaban cerca.
Betty abrió su boca un poco más y se inclinó hacia adelante, para acercarse un poco más al igual que el, que también se inclinó.
- Pues tus bromas no me agradan, Cooper. -negó.
Sus labios estaban a centímetros del otro, sus respiraciónes se unían entre sí, y Jughead tomó otro impulso más cerca para unir sus labios con los de la rubia.
Ambos comenzaron a moverlos al mismo ritmo, el mismo compás. De un momento a otro la rubia abrió su boca y empezó una guerra entre sus lenguas.
Luego de unos segundos que ambos sintieron eternos, se separaron por falta de aire y ella suspiró, con la respiración agitada.
- Lo siento, yo... -ella lo interrumpió, dejando otro pico en sus labios.
- No te preocupes. -Betty le sonrió, calmándolo. - Yo también quería. Digo, si es que tú querias besarme, si no q-
- Si quería. Hace algún tiempo. -murmuró lo último y ella sonrió. - Me gustas, Betty. -confesó.
Ella sonrió, sentándose un poco más cerca y dejó sus manos en las mejillas del pelinegro, viéndolo directamente a los ojos.
- Se que puede que te parezca rápido pero-
- No, no es rápido. Tu también me gustas, Jug. -murmuró, para luego unir sus labios en otro beso.
Luego se separaron y continuaron hablando normalmente.
- Esas también las preparó mi hermana, con la que simulaste casi morir. -le dió una mala mirada a la rubia y ella soltó una risa. - Son mis favoritas.
- Tu hermana prepara unas galletas deliciosas.
- Si, siempre le ha gustado la cocina. -asintió, riendo ante algunos recuerdos.
- Cuando ambos estábamos más chicos, ella ponía una silla frente a la mesada ya que aún era muy pequeña y no alcanzaba, me decía que yo era su "esclavo de la cocina" y me pedía todos los ingredientes.
El soltó otra risa bajo la atenta mirada de la rubia, quién escuchaba con interés.
- Yo tenía que darle cada uno de los ingredientes, porque la mayoría ella no los alcanzaba. -negó sonriendo. - Y ella sola preparaba sus galletas, mi abuela le enseñó y le dió su receta hace mucho tiempo...
- Pues, déjame decirte que son las mejores que he probado. -asintió. - Pero no le digas a mi madre que yo dije eso. -ambos soltaron una risa.
El miró la hora en su teléfono, y abrió sus ojos como platos.
- Ya va a anochecer, deberíamos volver. -le sonrió y ella negó.
- Veamos el atardecer. -dijo, recostandose en la manta para ver el cielo, el cual se tornaba de colores naranja, amarillo y una mezcla de rosado y azul.
El asintió, recostandose a su lado en la manta y ambos disfrutaron de la hermosa vista.
Luego de un rato, ella bajó de la motocicleta frente a su casa y dejó un beso en la mejilla del pelinegro. El la tomó de la cintura y sin esperar mucho más unió sus labios en un pequeño beso.
- No pensé que serías la que besa en la primera cita.
- Bueno, tu me robaste ambos. -ella se encogió divertida y Jughead frunció el ceño, haciéndola reír.
- Tu querías que te besara. -le señaló retadora y ella soltó otra risa.
- Tal vez. -se encogió de hombros.
- Vendré por ti mañana, Cooper. Adiós. -ella besó su mejilla y Jughead subió de nuevo a la motocicleta para conducir de regreso al lado sur.
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| A strange universe || Bughead || +18 |
FanfictionElizabeth Cooper y Jughead Jones, han sido novios durante casi toda la preparatoria, y además reyes serpientes. Un día, ambos estan participando en una carrera amistosa cuando de un momento a otro, la rubia despierta luego de un "raro sueño". La rub...