S I E T E

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Habían pasado varias semanas desde aquella cita de la rubia y el pelinegro. Semanas en las que habían tenido otras varias más.

Era viernes, y la rubia se encontraba en el bar de las serpientes bebiendo y charlando con Toni, la cual no debía estar en la barra ya que ese día era el turno de Sweet Pea.

Era el cumpleaños de Jughead, por lo que Betty le preparó una fiesta sorpresa con ayuda de las serpientes.

- ¿Cómo van Jug y tú? -preguntó Toni coqueta y Betty se sonrojó, sonriendo.

Toni con el tiempo y al notar que y no era tan insoportable como antes, comenzó a abrirse más con la rubia, por lo que habían formado una linda amistad.

- Bien, muy bien... -admitió, desviando su mirada al pelinegro quien reía junto a sus amigos, bebiendo una botella de cerveza.

Y recordó el día de la carrera, cuando todo de un momento a otro solo... Cambió.

- Siendo sincera, Jughead y tú fueron los últimos que pensé que estarían juntos en un futuro... -admitió, sonriendo. - Pero por otro lado, se complementan el uno al otro perfectamente, y se ven muy lindos juntos.

- Aún no estamos juntos. -negó.

- Pero lo estarán, estoy segura. Y si no será así, juro que dejo de creer en el amor. -admitió, haciendo reír a la rubia.

Habían pasado varias horas, ya era muy tarde y la rubia se encontraba un poco ebria, bailando sin parar muy apegada al pelinegro, quién la tenía de la cintura en medio de la pista.

- Linda, de verdad, debes parar de moverte así. -le murmuró el pelinegro al oído, intentando evitar algún problema.

La rubia negó sonriente y continuó moviendo sus caderas provocativamente contra el.

- Deja de ser aburrido, Juggie. -le pidió.

- Entonces tendré que irme si continúas con esto...

- ¿Que te parece irnos los dos, juntos? -le murmuró al oído. - Yo puedo arreglar tu problema. -admitió y el pelinegro suspiró. Si quería.

- Betts... ¿Estás segura? -le pregunto al oído, ya que por toda la música ella no lo escucharía. La vió asentir y luego entrelazar sus manos, guiándolo fuera del bar.

Ambos subieron a la motocicleta del pelinegro y este la encendió, para conducir hasta su tráiler, donde no había nadie más.

Al entrar, la rubia lo tomó del cuello y unió sus labios en un apresurado y lujurioso beso de boca abierta.

El pelinegro cerró la puerta tras el y apego a la rubia contra esta, bajando sus besos por su cuello, dejando algunas mordidas y chupetones que la hacían suspirar complacida.

- Jug... -jadeó, cuando el metió su mano bajo la falda de la rubia y tocó a través de sus bragas, sintiendo su humedad.

- Betty, quiero que me lo digas... -le pidió, separándose. - ¿Estás totalmente segura de esto? -el nunca haría algo que ella no quisiera, así que quería estar 100% seguro de la comodidad de la rubia ante aquello.

- Si, Jug. -asintió. - Quiero todo de ti, esta noche. -admitió, acariciando su mejilla. Jughead sonrió y la besó, tomándola de los muslos para cargarla en sus brazos.

Ella soltó una pequeña risita y Jughead caminó dentro de su habitación, dejándola caer en la cama no tan delicadamente.

Se subió sobre ella sin hacerle tanto peso, y comenzaron a despojarse de su ropa apresuradamente.

Luego de unos minutos, el pelinegro estaba totalmente desnudo y ella solo tenía sus bragas, las cuales eran diminutas.

El bajó sus besos por su cuello hasta sus pechos y metió uno en su boca, haciéndola gemir.

La rubia bajó su mano entre sus cuerpos desnudos hasta llegar al miembro erecto del pelinegro, el cual estaba como una roca entre sus muslos.

Lo envolvió en su mano y el pelinegro gruñó separándose de su pecho y cerró sus ojos con placer cuando ella comenzó a mover su mano de arriba a abajo en su miembro.

- Dios, Betts. -jadeó en su oído, repartiendo besos por su cuello.

Ella los volteó en la cama, dejándolo a él abajo y fue el turno de ella de besar su cuello. Bajo por su pecho y abdomen marcado hasta llegar a su miembro, metiéndolo en su boca.

Luego de unos minutos, el estaba por correrse en la boca de la rubia pero ella se separó, evitando que lo hiciera.

Jughead estaba a punto de quejarse peor ella le puso el condón y se subió sobre el hundiendo su masculinidad en su estrecha humedad.

Ambos gimieron al mismo tiempo y ella se inclinó para unir sus labios en un beso sin parar de moverse sobre el, entre gemidos.

Luego de un rato, ambos se corrieron y la rubia subió sus caderas para dejarlo salir, tiró el condón al tacho y luego ambos volvieron a la cama.

- Feliz cumpleaños. -ella murmuró divertida.

- El mejor de todos. -admitió. La rubia unió sus labios en otro beso y al separarse, se quedaron viendo fijamente al otro con una sonrisa tonta. - Te amo, Betty. -murmuró y el corazón de la rubia se encogió.

Era la primera vez que lo escuchaba en lo que para ella había sido mucho tiempo.

- Te amo, Juggie. -correspondió y se besaron una vez más.

Luego la rubia dejó caer su cabeza en el pecho desnudo del pelinegro, quién la tenía agarrada de la cintura bajo las sábanas negras.

Y en ese momento, Betty abrió sus ojos. Tenía la respiración agitada y se sentía como cuando despertaba de una horrible pesadilla, los latidos de su corazón eran acelerados.

Sentía que el auto iba a toda velocidad y al ver a su lado, Jughead era quien conducía con una sonrisa emocionada.

- ¡Vamos a ganar! -exclamó alegre, con su vista en el camino y Betty sonrió.

Ella ya estaba de regreso.

























Hola. (:

| A strange universe || Bughead || +18 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora