Entraron a su habitación entre lujuriosos besos.
Luego de que el le propuso matrimonio y
a la rubia que por supuesto aceptó, charlaron durante un rato mientras bebían vino.
Por lo que luego de un par de horas, ya los dos estaban ebrios, dando paso a toda la lujuria y deseo que sentían por el otro.
El cerró la puerta tras el y bajó la cremallera del vestido de la rubia, para luego empujarla a la cama sin delicadeza haciéndola jadear.
Jughead bajó también las bragas de la rubia, mientras ella desprendía desesperadamente los botones de la camisa del pelinegro, ya que minutos antes habían quitado su saco.
El pelinegro descendió sus besos lentamente por su escote, sus pechos aunque aún tenía su brasier, y luego bajó por el abdomen de la rubia.
Hasta llegar a sus muslos internos, donde comenzó a dejar chupetones y marcas. La rubia arqueó su espalda en la cama desesperada.
- Jug... -jadeó en un hilo de voz. - Por favor. -sentia la necesidad a flor de piel y el sonrió juguetón.
- Relájate, rubia. -le murmuró, antes de pasar su lengua lentamente entre sus labios húmedos, lo que la hizo gemir ruidosamente.
- Oh dios... -apretó las sábanas de la cama entre sus dedos.
El pelinegro comenzó a lamer rápidamente, mientras movía uno de sus dedos circularmente contra el clítoris de la rubia llevándola al cielo.
La rubia sentía tanta excitación, que no era capaz de controlar sus gemidos, sus gritos. Sentía la necesidad de pedirle que la follara como nunca antes.
Soltó un fuerte grito cuando tres de sus dedos la penetraron, y ahora su lengua era la que se encargaba de su punto palpitante, su clítoris.
- ¡Jug, Jug! -gimio desesperada y algunas lágrimas cayeron de sus ojos por sus mejillas.
El pelinegro abrió aún más sus piernas, dejandolas sobre sus hombros y enterró más su cara en su feminidad, si es que eso era posible.
De pronto la vista de la rubia se nubló por completo y gritó llegando al éxtasis.
- ¡Jughead! -gimió.
El lamió todos sus fluidos, sintiendo como las piernas de la rubia temblaban sobre sus hombros por el fuerte orgasmo y luego se acercó a su cara para besarla lujuriosamente.
Sus lenguas entraron a la boca del otro y jadearon por aire luego de unos segundos, pero sin poder evitarlo volvieron a besarse como si de unos imanes se tratara.
El pelinegro comenzó a desatar el nudo de su corbata, sin dejar de besarla y al quitarla, tomó ambos brazos de la rubia dejándolos sobre su cabeza.
Rápidamente con la corbata hizo un fuerte nudo dejando sus manos inmóviles.
- Pero-
- ¿Te permití hablar? -el la interrumpió con la voz ronca y la rubia negó. - Bien, entonces no lo hagas. -ordenó serio.
Luego bajó sus besos de nuevo a su cuello y metió sus manos bajo la espalda de la rubia para desabrochar su brasier.
- Creo que no lo pensaste bien. -dijo divertida, pues sus manos estaban atadas y así no podría quitarle el brasier.
- Cállate. -ordenó, rompiendo las tiras. Ella estaba a punto de quejarse cuando el pelinegro la tomó fuertemente de las mejillas. - ¿Vas a hablar de nuevo? -ella negó con su cabeza y el soltó sus mejillas bruscamente.
El comenzó a desabrochar los botones de su pantalón y se levantó de la cama para desvestirse rápidamente bajo la atenta mirada de la rubia, quién se mordía el labio inferior con deseo.
Al estar desnudo, tomó un condón y cubrió su miembro, para ponerse sobre la rubia, la cual rápidamente abrió sus piernas.
El soltó una risa sin gracia y le dedicó una sonrisa ladina y de suficiencia.
- Eres una puta, ¿No? -le preguntó con la voz ronca. - Apenas me acerco a tí y ya me abres las piernas. ¿Por qué? Puedes hablar.
- Porque quiero que me folles. -pidió, desesperada.
- Me gusta verte así. -murmuró. - Abierta de piernas para mi, esperando que te la meta hasta que olvides tu nombre. -ella gimió ante sus palabras y el soltó otra risa. - Además eres una traviesa, eh.
Murmuró, mientras pasaba su miembro erecto entre sus labios húmedos, sin penetrarla, solo era un leve roce.
- Mira como te pones si te hablo sucio. -murmuró. - ¿Tanto lo quieres? -preguntó divertido, cuando ella arqueó su espalda y subió sus caderas, buscando un poco más de contacto entre sus sexos.
La rubia rápidamente asintió y el entró lentamente.
- Jug, más rápido por favor. -pidió desesperada.
El sonrió tomándola del cuello y comenzó a acelerar la velocidad de sus embestidas, haciéndola gemir con deseo y lujuria.
Dejó un fuerte azote en su muslo desnudo y ella gimió.
- Voy a...
El sonrió, aumentando aún más la velocidad y dureza de sus estocadas, llevándola al borde. Ambos soltaron un fuerte gemido cuando se corrieron junto al otro.
Jughead se tiró sobre la rubia, besando sus labios lentamente sin salir de ella.
La respiración de ambos estaba agitada y ella sonrió, acariciando su mejilla.
- Quiero más. -pidió ella, acariciando la mejilla de su prometido, luego de que el la desató.
- ¿Más? -preguntó divertido, dando una embestida inesperada y ella gimió, haciéndolo reír.
- Mucho más. -murmuró, arqueando su espalda cuando el la besó y comenzó a moverse de nuevo.
•
¡Arriba las manos, puercas!
Hola. (:
Que hot estoy.
Bye.
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| A strange universe || Bughead || +18 |
FanfictionElizabeth Cooper y Jughead Jones, han sido novios durante casi toda la preparatoria, y además reyes serpientes. Un día, ambos estan participando en una carrera amistosa cuando de un momento a otro, la rubia despierta luego de un "raro sueño". La rub...
