T R E I N T A I C U A T R O

702 81 75
                                    

El pelinegro suspiró, mirando el mar frente a ellos, la luz de la luna reflejada en el agua y las olas moverse.

- Kat y yo estamos juntos porque mi madre me obligó. -admitió.

- No estoy entendiendo, Jug.

- Al principio ella de verdad me gustaba y la empezaba a amar, o eso creo, pero luego descubrí que me engañaba, siempre lo ha hecho. -se encogió de hombros. - Pasaron los meses y yo no tenía la valentía de terminarle, hasta que ella me dijo que estaba embarazada.

- ¿Y por qué te vas a casar con ella? -preguntó con confusión. - No tiene sentido.

- Porque se lo dije a mi madre y le dije que quería terminar con ella. No le importó y dijo que no iba a tener un hijo con una chica que siquiera era mi novia y que debíamos casarnos.

- Jug, eso solo puedes decidirlo tu...

- Mi madre me amenazó con quitarme el puesto en la empresa. Y vamos Betts, eso es lo único que tengo. Dijo que si dejaba a Kat y además ella tenía ese bebé sería una mala imagen para la empresa, por eso le pedí matrimonio.

- ¿Kat sabes esto? -preguntó con intriga.

- No. Ella cree que yo no sé qué me engaña y que estoy perdidamente enamorado. -dramatizó las últimas palabras y ella rió un poco.

- Eso es horrible, Jug. Lo siento. -murmuró, con la vista perdida. - Creí que si estabas enamorado...

- ¿Se fingir? -sonrió de lado y ella soltó una risa. La miró directamente a los ojos y su sonrisa se agrandó.

Esos ojos...

Ella...

Pensó.

- Un poco. -admitió y el se levantó.

- El que llegue de último paga la cena. -dijo comenzando a correr.

- ¡Tú me invitaste! -se quejó, corriendo tras el entre risas.

Un rato después, ya habían terminado la cena y estaban caminando juntos por la orilla de la playa mientras charlaban y reian recordando la preparatoria.

- Como olvidar cuando el profesor leyó a toda la clase la carta que estabas escribiendo para Samy... -dijo la rubia divertida.

El cubrió su cara apenado y rió.

- Ella me gustaba mucho... Estaba escribiendo una carta en medio de la clase y el profesor me la quitó. Todos se burlaorn durante semanas. -carcajeo.

- Si, estabas muy enamorado... -murmuró ella con voz baja.

- Betty tu... ¿Nunca estuviste con nadie? -preguntó confundido. - Nunca me hablaste de alguien que te gustase o no tuviste novio.

- ¿Que? -rió. - Si tuve varios novios en la universidad... -mintió.

El enarcó una ceja y la miró.

- ¿Y por qué yo apenas lo sé? -preguntó cruzado de brazos con el ceño fruncido.

- Porque no duraron mucho...

- Oh... -asintió. - Entiendo. Aunque de igual forma debiste decirme. -se quejó, tirándole un poco de agua en la cara.

Ella abrió su boca e inmediatamente hizo lo mismo, así comenzando una guerra de agua en la orilla de la playa.

Se adentraron más al agua y ella se cayó en la orilla riendo, cuando el pelinegro tropezó con su pie y cayó casi sobre ella.

Sus caras estaban a centímetros, sus narices rozaban y sus respiraciones se unían.

Ella separó sus labios respirando agitadamente  y su corazón se aceleró ante la cercanía.

La rubia luchó contra el impulso de besarlo hasta que no lo soportó y se inclinó un poco para unir sus labios en un beso.

Este se sorprendió pero luego de unos pocos segundos correspondió y abrieron sus bocas, invitando a las lenguas del otro.

Se separaron con la respiración un tanto agitada y ella abrió sus ojos sonrojada.

- Jug lo siento, yo-

El la interrumpió apegando sus labios de nuevo y la besó de nuevo, abriendo su boca y mordiendo su labio levemente.

- Nos besamos... -murmuró ella sin poder creerlo, luego de separarse.

- Si, lo hicimos. -sonrió.

Ella suspiró sonriendo y el dejó otro casto beso en sus labios para luego levantarse y tenderle la mano.

- ¿Vamos? -ella asintió y tomó su mano, aún un tanto sonrojada.

Caminaron dentro del hotel, entraron al ascensor y cruzaron miradas un tanto incómodas. La tensión se sentía en el aire y ambos pensaban exactamente lo mismo.

Cruzaron miradas una vez más y el la tomó de la cintura, uniendo sus labios fuertemente en un apasionado beso.

Ella lo aceptó gustosa y metió sus manos dentro de su camiseta, tocando su abdomen marcado.

Las puertas del ascensor se abrieron y ellos se separaron para caminar hasta la puerta de la habitación de la rubia como si nada había pasado.

- Ya... Debo volver. -el murmuró un tanto sonrojado.

La rubia le sonrió y asintió.

El la tomó de las mejillas y dejó otro corto beso en sus labios.

- Ya, lo siento. -se disculpó. - Buenas noches, Betts.

- Buenas noches Juggie. -sonrió, moviendo su mano en despedida y el camino hasta el ascensor.

Entró a este y cuando las puertas se cerraron, se dejó caer contra la pared y sonrió con ilusión.

























¡Hola!

Espero que les esté gustando.

Puede, tal vez... Puede ser que Jughead siempre haya sentido algo por Betty. (:

Bye! ✨

| A strange universe || Bughead || +18 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora