C I N C U E N T A I O C H O

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Esa misma noche, luego de que cenaran, Jughead llevó a las niñas a la cama, y cuando se durmieron, bajó al primer piso, donde estaba la rubia.

- Nena... ¿Ya comiste?

Ella asintió y abrió el refrigerador para tomar el helado de coco.

Al abrirlo, lo probó y luego hizo una mueca de asco.

- ¡Es horrible! -se quejó, con los ojos cristalizados.

El suspiró, y se lo quitó de las manos.

- Ten, también te compré de chocolate. -le tendió el otro.

Ella lo tomó sin decir nada y sonrió al probarlo.

- Amor, se que tal vez no te sentías muy bien... Pero la doctora te dijo que seas muy puntual con las comidas. -el le dijo.

- No tenía hambre. -ella se encogió de hombros.

- Ok, pero-

- Ya basta. -se quejó con molestia. - Solo me fastidias, ya déjame tranquila. -limpió una lágrima con fuerza.

- Solo estoy intentando hablar contigo. -el suspiró.

- Pero yo no quiero. Y no quiero que duermas conmigo.

- Betty. -la siguió.

- ¿Me vas a dejar tranquila, o no? -preguntó, sonando muy molesta. El se alejó y ella asintió, para subir las escaleras.

Y así pasaron un par de semanas más, era un total infierno solo intentar hablar con ella.

Tal como lo había dicho el otro Jughead, estaba durmiendo en la habitación de Zoe porque Betty no lo quería ni ver.

Pasaba el mayor tiempo posible fuera de la casa y cuando podía, aprovechaba y se llevaba a las niñas, para también pasar tiempo con ellas.

Y además, su frustración sexual era increíble, con Betty nunca había pasado tanto tiempo sin sexo, ni en ninguno de sus embarazos anteriores. Por eso últimamente, solamente el estaba haciendo todo el trabajo...

Cuando anocheció, durmió a Zoe, mientras Betty se encargaba de dormir a las gemelas y cuando salieron de las habitaciones, se encontraron.

Ella intentó evadirlo pero antes de que siguiera, Jughead habló.

- Iré al bar, tal vez llegue tarde.

Ella solo se encogió de hombros, lo que le dió a entender que no le importaba.

Jughead suspiró y salió de su casa, subió al auto y arrancó, a toda velocidad por la carretera que llevaba a las afueras del pueblo, la cual estaba casi completamente sola.

Aceleró lo más que pudo, sin interesarle nada, con una sola cosa en mente.

Una luz insoportable hizo que cerrara sus ojos y al abrirlos de nuevo, vió a Jughead 2 profundamente dormido en la cama de su habitación, y a Betty salir del baño de esta misma, con una toalla cubriendo su desnudez.

Al verlo ahí, la rubia abrió sus ojos como platos, pero le hizo una seña de silencio al pelinegro, lo tomó de la mano y lo sacó de la habitación.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó en voz baja, llevándolo a la habitación de invitados y cerró la puerta.

Jughead solo miraba su panza abultada con una sonrisa.

| A strange universe || Bughead || +18 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora