11. Arreglos.

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Su casa estaba tal y como la recordaba. Nada, absolutamente nada, había cambiado.

-¡Hoshi! -gritaron Hiyori y Kotetsu cuando la vieron entrar por la puerta-.

El menor corrió a abrazarla y luego su madre.

-Cariño, ¿cómo estás?

Hoshi se separó un poco del abrazo y Hiyori siguió mirándola con sus manos en sus mejillas.

-Bien, yo -miró a Kotetsu y suspiró-... Vine a ver qué sucede. ¿Saben lo de la carta?

-¡Claro que sí! -gritó con enfado Kotetsu-. ¡Hotaru-san está mal de la cabeza!

-No digas esas cosas, Kotetsu -sentenció su madre-.

-Lo siento, mamá, p-pero es cierto -bajó la mirada-.

Hiyori suspiró y miró otra vez a la ojiazul. La guió hacía la sala para que tomara asiento y la joven obedeció.

-Hace un par de días se estaba corriendo la noticia de tu última misión. No sé quién lo empezó, pero para anteayer toda la villa sabía que estuviste en coma por un mes.

Hoshi escuchaba atentamente.

-Tu tío no reaccionó bien, como sabes. Explotó, se enojó e incluso pidió una cita con Oyakata-sama.

-¿Se la concedió?

-Claro, pero no sé qué habrán hablado, no nos dijo nada y a Kozo tampoco. Llegó igual de malhumorado a escribir la carta.

-¿Qué decía, Hoshi? -preguntó Kotetsu-.

La chica se la extendió para que la leyera y al terminar se la pasó a su madre.

-¿Dónde está ahora?

-En su taller, está terminando una espada. Ni si quiera ha recibido la comida de mamá.

Hiyori terminó de leer y miró a la chica con molestia en su mirada por el trato de su tío, pero preocupación por ella.

Hoshi se encogió de hombros y frunció los labios, intentando en vano convencerse de que no era algo tan malo.

-Iré a verlo.

Sin esperar respuesta, salió de la casa al taller. Tocó la puerta pero nadie respondió. Se escuchaba cómo golpeaban cosas de metal en el interior.

Abrió la puerta y ahí estaba su tío de espaldas, golpeando la hoja de una espada con mucho más ímpetu que otras veces.

-Hotaru-san.

Él se volteó de inmediato al escuchar la voz de su sobrina, dejando lo que hacía y corriendo a abrazarla.

-¿Estás bien? ¿Te duele algo? -dijo separándose y mirándola de pies a cabeza-.

-No, no me pasa nada -le sonrió ella-. Estoy bien.

Hotaru suspiró y volvió a abrazarla mientras apoyaba su cabeza sobre la de ella, con un gesto más paternal.

***

Charlaron un buen tiempo, aunque más fue un monólogo de parte de él.

Ni si quiera hubo una abertura para que Hoshi replicara, su tío tenía todo listo, aunque dijo que había algo que debía confirmar mañana.

Así que, cerca del anochecer, salió del taller y Akira la estaba esperando, posada en el suelo.

El cuervo había escuchado toda la conversación. Hoshi la miró y se sentó un momento en el suelo frente a ella con sus rodillas juntas.

-Parece que nos despediremos, Akira.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora