50. Ataque.

288 26 7
                                    

Volteó a verla de golpe con terror en su mirada, pero enseguida lo transformó en uno igual de molesto que el anterior pero con un atisbo de tristeza. Bajó la mirada otra vez y suspiró con sus ojos cerrados.

-Me gusta el tacto que tiene con Naho, Sumi y Kiyo. Me gusta su disposición de ayudar -el pelirrojo volvió mirarla y esta vez con mucha atención-, nos ayudó mucho en la finca a Kanao, Aoi y a mi. Es amable y siempre está dispuesto a aprender, también. Me gusta eso de él.

Hizo una pausa, inhalando y armándose de valor para lo que tenía que decir a continuación. Su tono cambió a uno más calmado y tímido, aunque seguía sonando segura para darle a entender a Tanjiro que nada de lo que decía era mentira.

-Pero... -acarició su brazo izquierdo con su mano derecha, en un claro gesto de nerviosismo-. No me gusta como tú -sonrió de lado-, s-si es lo que querías saber.

Bajó la mirada apenas terminó de hablar, ya que sintió el calor subiendo a sus mejillas, colocando su piel en un tono rosa que para Tanjiro era hermoso.

Él podía sentir cómo el corazón de ella latía más rápido de lo normal. Olfateaba nerviosismo y miedo, emociones que él emanaba hace tan solo unos segundos. Ella no mentía y aunque se demoró unos segundos en reaccionar, supo que la chica que él quería acababa de declarar sus sentimientos hacia él en en ese instante.

Con su mano izquierda tomó la derecha de la muchacha, la elevó un poco y la acarició, haciendo que ella lo mirara a los ojos.

-Tú también me gustas, Hoshi.

Su semblante era alegre y sereno, y su mirada irradiaba amor puro. Hoshi no pudo evitar rendirse ante él y sonrió abiertamente, mientras sus ojos se colocaban vidriosos por las lágrimas de felicidad.

Se había reservado sus sentimientos por miedo de salir herida otra vez, pero en todo este tiempo que lleva conociendo a Tanjiro se había dado cuenta de que él era incapaz de dañarla. Él tenía un corazón tan grande que le fue inevitable tener sentimientos por él, y darse cuenta de que él también los tenía por ella se sentía como en el cielo.

Tanjiro soltó su mano y la colocó en su mejilla, sin ambos dejar de sonreírse. Acarició con su pulgar su pómulo y empezó a acercarse lentamente. Intentaba mostrar un poco de seguridad, después de todo era parte de lo que Tengen le había enseñado, pero lo cierto es que los nervios se lo comían por dentro y comenzó a sudar un poco. Hoshi dejó de sonreír despacio cuando lo vio acercarse, esperando lo que sabía que llegaría, pero se percató de los nervios de Tanjiro y sonrió con ternura para sus adentros. Colocó sus manos a los costados de él, aferrándose al uniforme por debajo del haori, y cortó la distancia con calma, parándose en la punta de sus pies.

No era una experta besando, pero tampoco primeriza, así que intentó guiar poco a poco y con lentitud el beso. Tanjiro abrió los ojos con sorpresa cuando sintió los labios de ella sobre los suyos, pero inmediatamente los cerró y comenzó a acoplarse a sus movimientos, generando un pacífico vaivén entre sus labios mientras sus narices rozaban de un lado a otro.

El pulso de ambos estaba a mil, pero aparentaban tranquilidad y paz, y es que así se sentían. Tener al otro tan cerca y saber que ambos disfrutaban de esa cercanía se sentía realmente bien. Tan bien que Tanjiro dejó caer su muleta para llevar esa mano a la cintura de Hoshi, apegándola un poco más hacia él. Ella sonrió entre el beso y apoyó sus talones en el piso, sin dejar de besarlo, para no perder el equilibrio ya que él sólo se apoyaba en su pie izquierdo y en la punta del derecho.

Ninguno supo cuánto tiempo pasaron en ello, hasta que se separaron con sus respiraciones agitadas, sus pómulos rosados y una sonrisa de oreja a oreja.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora