4. Selección Final.

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«No, esto no arruinará mi día».

Se dijo a ella misma. Secó sus lágrimas con sus manos y se levantó del futón. Caminó hasta el espejo que Mitsuri le regaló para su cumpleaños y se quedó mirándose, pero desvió la mirada a los pocos segundos. Si se detenía mucho tiempo en su reflejo acabaría llorando otra vez y no quería eso.

Fuera de la casa, Kotetsu caminaba furioso con una espada de madera en su mano derecha.

-¡Eh! ¡Kotetsu! -el pequeño se volteó al escuchar la voz de Kyojuro-.

-Oh, hola Kyojuro-sama, Tengen-sama -saludó intentando contener su enojo-.

-¿A dónde te diriges? -preguntó el pilar del sonido mientras le sacudía los cabellos-.

El pequeño suspiró con pesadez antes de responder.

-Voy a buscar a la sabandija de Izanagi. Él y sus amigos hicieron llorar a Hoshi.

Los pilares abrieron los ojos como platos al escucharlo y le prestaron más atención.

-¿Qué? -preguntaron a la vez-.

-No sé qué pasó, Hoshi no quiso hablar de eso. Se supone que irían a las aguas termales todos los niños de su edad, pero sólo llegó corriendo y se encerró en su cuarto. Mamá fue a verla, pero no le dijo nada -seguía hablando cabizbajo-.

Los pilares se miraron entre ellos con preocupación y luego miraron al pequeño, poniendo cada uno una mano en cada hombro.

-Te acompañamos -dijeron al unísono-.

Una semana había pasado de ese incidente. Hoshi seguía sin decir palabra de lo sucedido, pero nadie quiso insistirle. Al menos, esos chicos se habían alejado de ella, aunque no tenía la más mínima idea del porqué.

En fin, al día siguiente se llevaría a cabo lo que estuvo esperando desde hace casi un año: la selección final.

Diez meses de preparación para este momento. Entrenó arduamente y mejoró de manera notable en todos los aspectos. Era rápida, ágil y con excelentes reflejos, aunque siempre tuvo esa ventaja por ser pequeña y delgada, pero ahora era mucho mayor. También ganó mucha flexibilidad gracias al entrenamiento con Kanroji y aprendió a esquivar los ataques con la misma gracia que ella.

Por otro lado, el entrenamiento con Rengoku fue el más complicado para ella porque su debilidad siempre fue la fuerza física. Tenía resistencia, mas su fuerza era muy poca en comparación a otros cazadores, debido a su cuerpo. Aunque con su entrenamiento ganó masa muscular y aumentó, aunque fuera un poco, su fuerza.

Todos tenían grandes expectativas en ella. Había sido entrenada por tres pilares y pudo adherirse a las rutinas con mucha eficiencia. Hoshi realmente aprendía y mejoraba su habilidad a una velocidad impresionante.

Podría salir herida, con algún esguince o fatigada luego de un entrenamiento, pero después de curar ella misma sus heridas -que siempre sanaban mucho más rápido de lo normal- y dormir una larga siesta, Hoshi estaba fresca como lechuga para continuar.

En su momento, a Mitsuri le extrañó mucho la capacidad regenerativa que Hoshi tenía, pero no a Iguro y Rengoku porque ella siempre fue así, así que sólo le restó importancia.

***

El cielo estaba despejado aquella mañana. Hoshi ya había desayunado y estaba en su cuarto vistiéndose para acudir a la montaña.

No se puso su kimono, sino una yukata blanca y el haori de su padre. Todo eso dentro de unos pantalones hakama negros que llegaban a su cintura. Tengen y sus esposas le habían regalado algunos cuando se enteraron de que era lo que ella usaba para entrenar. Tenía de varios colores, pero por lo general usaba los de color negro.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora