Epílogo.

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"Vidas que brillan a través de los tiempos"

-¡Ya levántate!

Le lanzó una almohada a Sumihiko, que seguía insistiendo en permanecer en la cama.

-Okey, okey. Ya voy... -decía el pelirrojo adormilado, dándole la espalda a su hermana menor para seguir durmiendo-.

-¡Dios! No tienes remedio.

Rodando los ojos, Hanako se retiró del cuarto de su hermano y bajó a desayunar mientras acomodaba sus gafas sobre su nariz. Acompañó a sus padres y al terminar, salió a pie rumbo a la escuela.

Caminó por unas cuadras mientras arreglaba su corto cabello suelto con sus manos hasta que escuchó una voz a su espalda.

-¡Hanako! -se volteó de inmediato al reconocer la voz-.
-¡Touko!

Ambas corrieron y se abrazaron, era su forma habitual de saludarse, puesto que Touko Agatsuma era su mejor amiga, aunque también guardaban un lejano parentezco.

-¿Cómo estás? -preguntó la ojiazul-.

-Muy bien, y ¿tú?

-Bien, bien. Gracias -sonrió y miró detrás de su amiga a su hermano mayor, Yoshiteru, quien no la había saludado y eso era extraño. Por lo general se sonrojaba y le pedía un abrazo también, aunque Hanako siempre se negaba, pero ahora sólo babeaba viendo la pantalla del celular de Touko -Uhm, ¿qué le pasa a tu hermano?

-Oh, encontró el artículo de dos chicas que descubrieron una flor muy rara, pero el tonto está babeando por las chicas -se encogió de hombros y Hanako se puso a reír y se acercó hasta Yoshiteru para ver bien la noticia-.

-Oye, ¿ellas no son las primas de Giichi-san?

-¿El de último año que va en el club de natación? -preguntó Touko, ladeando la cabeza y acercándose a los chicos-.

-Sí, su apellido también es Tomioka y creo haberlas visto antes en la escuela. Lo recuerdo porque en ese entonces creí que eran muy lindas -apuntó a la pantalla del celular donde se veían a dos pelinegras, una de cabello corto y otra de cabello largo-.

-¡¿Verdad que lo son?! -gritó Yoshiteru emocionado- Oh, Hanako-chan. Buenos días~.

Ahí estaba de nuevo su saludo usual y Hanako sólo rió, respondiéndole al saludo al saludo del pelinegro.

-Oye Hanako, ¿qué hay de Sumihiko? -preguntó Touko-.

-De seguro sigue durmiendo, llegará tarde. ¿Nos vamos? -propuso y los hermanos asintieron, empezando a caminar-.

En ese momento, en casa de los Kamado, Sumihiko despertaba y se vestía rápidamente para empezar a atravesar la ciudad en camino a la escuela.

-¡SUMIHIKO! -gritó una estruendosa voz y enseguida uno de sus mejores amigos apareció a su lado-.

-¡Isao! ¡¿También te dormiste?!

-¡Aiko se fue antes a la escuela! -gritó enfadado el muchacho de ojos verdes y cabello azul- ¡Nadie me despertó!

-Igual Hanako.

Ambos siguieron corriendo a la escuela, viendo a muchas personas en el camino, ancianos, niños, jóvenes e, incluso, saltaron sobre el capó de una patrulla.

Los hermanos Agatsuma y Hanako ya habían llegado a la escuela. Yoshiteru se quedaría un momento en la entrada para esperar a sus dos mejores amigos, pero algo le llamó la atención. Un chico estaba hablando sobre unas pinturas que él conocía muy bien. Unas cuyo autor era un pintor de nombre Yushiro.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora