27. Recaída.

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Echaron un vistazo a su alrededor y Zenitsu apuntó un lugar no tan lejos, pero en medio de los escombros. Hoshi se puso de pie con cuidado e Inosuke la siguió para acompañarla, porque en realidad aún no desarrollaba del todo bien el sentimiento de preocupación por terceros, sobretodo aquellos ajenos a su círculo cercano.

Cojeando, Hoshi llegó junto a una mujer de unos cuarenta años, que sostenía a una chica de más o menos su edad en su regazo. Se sentó junto a ella y llevó su mano a su hombro, con lo que la mujer se sobresaltó.

-¿Q-Quién eres tú?

Hoshi solo sonrió con tristeza.

-¿Es su hija?

-No, claro que no -sorbió su nariz-. Yo no tengo hijas. Ella era la mejor prostituta de mi burdel. Perdí toda mi casa y a la mejor opción para ganar dinero.

La chica frunció el ceño en desaprobación, pero intentó seguir pareciendo tranquila, aunque sus palabras sonaron a reproche.

-Creo que ahora deberá buscar una manera de ganar dinero por su cuenta y no a costa de otros.

-¿Quién te crees que eres? ¡Eres una niña y además estás horrenda! ¡Estás delgaducha, sucia, tu pelo es horroroso y te falta un ojo! ¡No servirías ni para un burdel barato! -levantó su mano para golpearla en la mejilla, pero Hoshi la detuvo en el aire-.

La mujer quedó impresionada por los reflejos y la miró con más detenimiento. Miró su rostro herido, sus brazos y sus ojos casi se salen de sus cuencas al notar todas esas marcas. Hoshi no se sorprendió ni se ofendió, mantuvo su semblante impasible, después de todo no era la primera vez que recibía un trato como ese. La miró con una mezcla de lástima y tristeza, y remató con una tímida sonrisa con su ojo brilloso a causa de las lágrimas que querían formarse.

«Sus manos no son suaves como las de otras jóvenes. Y esas marcas en sus brazos debieron doler mucho... Esos ojos son muy tristes, pero guardan gentileza».

-Lamento su pérdida.

Bajó la mano, hizo una reverencia y se puso de pie, dándole la espalda.

-Vámonos, Inosuke.

Comenzó a cojear de vuelta, pero el chico no se movió. La miraba en silencio y entonces ella se detuvo y se volteó hacia él otra vez, con una sonrisa un poco más radiante, aunque sólo servía para ocultar su tristeza.

-No te preocupes, Inosuke. Estará bien, y yo también. No... -desvió la mirada y suspiró- No es la primera vez que me dicen algo así o... Me miran de esa forma.

Volvió a mirarlo con una sonrisa igual a la anterior, pero el chico sabía que esto no estaba bien. Sea lo que fuera que esa mujer quiso decir, hizo sentir mal a su secuaz y no se lo perdonaría. Giró sobre sus talones y caminó a paso firme, o lo más firme que podía con sus heridas, hacia la mujer con sus espadas en mano, pero se detuvo al escuchar un sonido como de un objeto al caer.

-¡Hoshi! -gritó Zenitsu desde lejos, que había estado viendo y oyendo todo-.

La chica había caído de rodillas y se apoyaba en sus manos, dejando que una gran cantidad de sangre volviera a emerger de su boca, simulando un vómito.

-¡OE OE OE! -gritó Inosuke corriendo hacia ella- ¿Qué te pasa Konshi?

Zenitsu se había alarmado al punto de que la adrenalina fuera tal que le dio la fuerza de poder gatear hasta ellos.

-¡Hoshi!, ¡Hoshi!

Las palabras no le salían. El dolor era intenso en todo su cuerpo, sobretodo en su cabeza. Empezó a jadear, sus brazos temblaron y terminó cayendo al suelo, teniendo espasmos que no tardaron en convertirse en convulsiones.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora