1. Punto de Quiebre.

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Como cada día, pasaba por fuera del cuartucho de la casa, aquel donde se guardaban algunas pertenencias de Hotaru y suyas, pero especialmente el haori de girasoles y la espada que una vez pertenecieron a Ronin Haganezuka, con la guarda en forma de estrella de ocho puntas que cada usuario del aliento estelar ha utilizado.

No ingresaba desde hace dos años. Ni si quiera había visto aquellas pertenencias, no se atrevía. Se detenía en la puerta, suspiraba y continuaba su andar.

Salió de la casa y caminó unos metros hasta la casa donde viven su vecina Hiyori y su hijo Kotetsu. Al golpear la puerta se escucharon instantáneamente los maullidos de Neko, el gato blanco y gris de Kotetsu, y unos pasos acercándose a la puerta.

-Buenos días, Hoshi. Pasa -saludó amablemente la mujer y le hizo espacio a la chica para que ingresara a la casa-.

-Buenos días, Hiyori-san. Buenos días Neko -se inclinó y acarició al gato, quien cerró sus ojos verdes para disfrutar de las caricias-.

-Kotetsu te esperó hasta tarde, pero le dije que estarías ocupada. ¿A qué horas llegaste a casa, cariño?

Hoshi se puse de pie y siguió a Hiyori. La casa no era muy grande, tampoco la de Hoshi, por eso compartían mucho. Su tío se encontraba afuera haciendo entregas de espadas y siempre que eso pasaba, Hoshi pasaba a desayunar y cenar a casa de Hiyori. Habían sido vecinas desde que tenía memoria. Sus casas y las de Kozo Kanamori siempre quedaban muy cercanas.

-Más o menos a las 10 -dijo algo apenada y tomando asiento, mientras Hiyori le servía té-. Al señor Suzuki se le ocurrió la idea de limpiar el hospital de arriba a abajo y como las encargadas de limpieza están algo mayores, pues Nyoko, Ayaka y yo las ayudamos.

-Dios, ese señor... -Hiyori rodó los ojos y tomó asiento junto a Hoshi-.

El señor Suzuki es quien dirige el hospital de la Villa, aunque no es un trabajo tan complicado. Es un edificio sencillo, sin muchos empleados, lo que más trabajo da son los niños huérfanos, los ancianos y su cuidado, aunque Hoshi ha aprendido de todo un poco.

Sabe hacer labores de enfermería y ha aprendido a usar las plantas medicinales para curar algunos malestares. Comenzó a trabajar a los doce años para mantener su mente ocupada en cosas diferentes al dolor. Fue aprendiendo muy rápido el ritmo del hospital y ahora, a sus catorce años, era de los mejores elementos que el señor Susuki tenía.

Cuando terminó de comer, agradeció, se despidió, se colocó su máscara hyotokko y se dispuso a emprender camino hasta el hospital, que no quedaba muy lejos.

Entró por la puerta y la cerró a sus espaldas. Se quitó la máscara y comenzó a caminar, pero vio a un par de chicas que, doblando la esquina, se encontraron con ella y corrieron en su dirección.

-¡HOSHI!

Eran Nyoko y Ayaka, las mellizas pelinegras y pecosas que le llevaban dos años a Hoshi. La única diferencia entre ellas eran los ojos. Los de Nyoko eran de un tono marrón más claro que los de Ayaka.

Se escondieron detrás de su espalda, aunque eran más altas que ella.

-¡VENGAN AQUÍ! -era la voz del señor Suzuki-.

-¿Qué pasó? -les susurró la ojiazul-.

-¡Aquí están! ¡Explíquenme esto!

Les tendió su haori que usualmente era gris, pero ahora tenía manchas color rosa.

-S-Señor Suzuki, nosotras...

-¡¿Cómo puedo usarlo si está así?!

-¿Qué sucede? -apareció Nanami, la enfermera jefe-.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora