66. Nuevos Comienzos.

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La resaca para algunos aún era un problema que manejar y es por eso que esa noche varios tuvieron algunos dolores de cabeza, e incluso algunos tuvieron que quedarse en la aldea porque no pudieron volver a su hogar, como Tengen al que tuvieron que cuidar sus esposas, o Shinjuro que quedó dormido bajo una mesa, aunque nunca se le había visto tan risueño, o incluso Giyuu, pero fue porque era primera vez que bebía alcohol. Jamás antes había sido invitado a una fiesta o algo así.

Para el amanecer, sólo los más jóvenes estaban de pie y Hoshi fue de las primeras en levantarse. Dejó a su tío durmiendo en el futón a su lado y ordenó el suyo para salir en busca de su esposo, que dormía con su hermana y amigos en casa de Hiyori.

Cuando estuvo lista, vestida con su kimono durazno, peinada con su peinado usual, con la mariposa que habían vuelto a fabricar para ella, salió con cuidado de no hacer mucho ruido. Apenas había dado unos pasos hacia afuera cuando vio a Tanjiro saliendo de la casa de Hiyori, de la misma forma que ella.

Al verse, se sonrieron y corrieron al encuentro de otro para fundirse en un gran beso. Ella lo tomaba por las mejillas y él la abrazaba por la cintura, mientras ambos sonreían en medio del beso.

-Buenos días -dijo Tanjiro al separarse-.

-Buenos días -respondió su esposa-.

***

Los que se habían quedado en la residencia de cazadores volvieron a sus hogares, aunque algunos, como las de la finca mariposa, Giyuu, los Uzui y los Shinazugawa se quedaron; aunque Sanemi sólo se quedó por su hermano. Pasaron la mañana juntos, compartiendo, jugando y viendo las fotos que habían tomado la noche anterior con la cámara que habían traído los Rengoku, y que era su regalo para los Kamado, junto a un álbum de fotos.

Habían fotos de ambas parejas en el templo luego de su ceremonia, fotos de la recepción y una grupal donde estaban los ex pilares, algunos ex cazadores, la familia Ubuyashiki, los Rengoku, el señor Urokodaki y la familia de Hoshi. De esa última vista, habían tomado varias fotos que se repartieron entre algunos, inlcluidos los Kamado, los Iguro, los Ubuyashiki y en la finca mariposa.

Aquellos que cocinaban en la residencia se encargaron de preparar un almuerzo para todos, ya que, en realidad, sería la última comida que prepararían para servicio de los cazadores. De ahora en adelante se dedicarían a formar parte de un pueblo que funcionaría como cualquier otro. Sin forjar katanas. Sin utilizar máscaras. Sin ocultarse más.

El resto del día transcurrió con una tranquilidad que no conocían, pero que les vino bien. Ya entrada la tarde, los Uzui volvieron a sus hogares, al igual que Giyuu, las chica de la finca, los Shinazugawa y los Iguro, quienes se irían a la finca de Obanai para asentarse.

Los Kamado, Zenitsu e Inosuke se quedaron más tiempo, más días para aprovechar en la aldea antes de marchar junto a Hoshi a su nuevo hogar. El día antes de marcharse, organizaron una pequeña fiesta de despedida en el hospital. Incluso los Iguro habían asistido.

Habían preparado comida, decorado el patio y habían jugado y bailado todos juntos. Fue una bonita forma que tuvo Hoshi de despedirse de todos ellos, incluso se tomó una foto con todo el equipo del hospital, incluyendo ancianos y niños. Una foto que atesoraría mucho.

Se despidió con un abrazo de cada persona, expresando su cariño y diciendo que volvería a visitarlos. No obstante, muchos pequeños lloraban porque se fuera, pero también estaban felices porque ella estuviera feliz.

Bien entrada la noche se marcharon a sus casas, y una visita llegó a casa de Haganezuka en la jornada de la mañana el día siguiente.

-Buenas tardes, Haganezuka-san -el mencionado frunció el ceño-.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora