59. Flores de Glicinas.

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Mientras los chicos discutían sus opciones, Hoshi seguía caminando hasta estar en el medio del callejón, donde se dejó caer de rodillas con agotamiento.

-¡Debemos atacarla en conjunto! -gritó el pilar del agua-. ¡¡AHORA!!

Volvió a ordenar Tomioka aprovechando aquella instancia de distracción de Hoshi, y todos se lanzaron a espaldas de la chica demonio, quien ahora sujetaba su cabeza con sus manos y jalaba sus cabellos.

No podía más, el combate por el control de su cuerpo la estaba superando. No debía rendirse, lo sabía, pues dañaría a sus amigos, pero no podía detener la voz de Muzan en su cabeza, la fuerza con la que su cuerpo se resistía a su control y las mil y una emociones que sentía al darse cuenta de sus orígenes.

Dejó caer las manos a ambos lados con pesadez. Levantó la cabeza al cielo y comenzó a hiperventilarse, sin detener el desesperado llanto. Sus ojos se posaron en el firmamento, ambos tonos de celeste eran muy parecido.

Apretó sus ojos y lanzó un grito estruendoso que provocó una onda de energía que agrietó el piso alrededor de ella, a la vez que sus cuernos crecían aún más, torciéndose hacia atrás.

Mientras ese grito se propagaba, de su espalda emergieron una serie de brazos carnosos color vino, repletos de enormes ojos azules como los de ella. Eran similares a los de la primera luna inferior del tren infinito, pero estos ojos no dormían a los cazadores, sino que aumentaban la capacidad de visión de Hoshi o, más bien, de Muzan, dándole una mirada más amplia al campo de batalla.

Los cazadores que se aproximaban fueron interrumpidos por aquellos brazos. Mitsuri y Tanjiro fueron los únicos que esquivaron los agarres. Los demás yacían enrollados entre aquellos brazos que parecían tener conciencia propia, ya que Hoshi aún lloraba en el suelo con la cabeza gacha y sus manos apretando la tierra debajo de ella.

Poco a poco, Tanjiro y Mitsuri liberaban a los tres cazadores atrapados y pudieron reincorporarse, pero, de pronto, los brazos que habían cortado comenzaron a regenerarse mucho más rápido, casi instantáneamente.

Todos voltearon a donde Hoshi se encontraba, pero ya no estaba en el suelo, sino de pie y mirándolos a todos con una expresión de rabia. Nunca habían visto a un demonio como Hoshi, con enormes colmillos que sobresalían de su boca que escurrían saliva, ojos casi blancos con pupilas negras, dos enormes cuernos en la frente que provocaban unas venas negras a su alrededor, orejas alargadas y terminadas en punta y enormes garras celestes.

Además, había vuelto a crecer. Estaba de la altura de Tomioka y su uniforme le quedó tan pequeño que se había abierto en la parte delantera, dejando su torso sólo cubierto por las vendas que envolvían sus pechos y la herida de su abdomen que había tomado forma de marca de cazador.

***


-El llanto te hace débil, Hoshi. No dudes de tu poder. Sólo déjame mostrarte de lo que eres capaz.

-¡NO QUIERO!, ¡YA BASTA!


***


Era intimidante su postura y la mirada que les echaba a todos, pero pese a ello sus pies no se movían. Estaban plantados en el suelo, de sus ojos seguían emergiendo lágrimas y su cuerpo parecía temblar de pies a cabeza.

«Sigue resistiéndose» Pensaban todos.

-¡Kanroji! -la mencionada miró a Tomioka- ¡La distraeremos para que le des el antídoto!

-¡Está bien! -gritó con optimismo la pilar del amor-.

-¡Ayudaremos a Hoshi! -gritó Tanjiro-.

-¡Detendremos esto! -gritó Zenitsu-.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora