16. Sayonara, Arigato.

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Las lágrimas ya no salían de sus ojos. Sentía como si hubiera agotado su reserva de ellas y lo único que podía hacer era mantener el semblante vacío y la mirada perdida en su regazo.

Se sentía como estar debajo del agua porque apenas escuchaba las voces de sus compañeros al rededor. Sólo escuchaba su silencioso dolor.

Había perdido a otra persona importante para ella. Kyojuro no sólo era uno de los pilares del cuerpo de cazadores, sino uno de los pilares de su vida y decir que se sentía devastada era muy poco.

No supo cuánto tiempo pasó, pero unas manos se posaron en sus hombros y la hicieron elevar la vista. Seguía escuchando como si estuviera bajo el agua y veía ligeramente borroso, pero sabía que era un kakushi el que estaba frente a ella.

Sintió unas manos en su espalda, incitándola a ponerse de pie y lo hizo, aunque de manera automática e inerte. La guiaron a subirse a la espalda de un kakushi y también obedeció.

Mientras el kakushi corría, Hoshi percibía cómo se iba desvaneciendo poco a poco ante el hecho de que una parte de su vida desaparecía.

Cerró los ojos, dejándose llevar por la ilusión de que, quizá, todo eso era un mal sueño.

***

-¿Está muy lastimada, Shinobu-sama? -preguntó Kiyo con preocupación-.

-No, lo más probable es que despierte hoy mismo.

Ahí estaban todos las chicas de la finca, expectantes a que la mayor informara sobre el estado de Hoshi.

-Cuando eso pase, deben dejarla sola. Rengoku-san era muy importante para ella y seguro que necesita espacio para asimilar el duelo.

Las cinco chicas asintieron no muy convencidas, pero era una orden de Shinobu, después de todo, así que debían intentar acatarla.

-Vengan, vamos.

Incitó a todas las chicas a salir de la habitación y obedecieron.

-Vayan a hacer algo más -dijo amablemente-.

Naho, Sumi y Kiyo resolvieron ir con Shinobu a atender a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke.

-Debo ir a lavar las ropas, ¿quieres acompañarme?

Aoi sabía que si Kanao no iba a cumplir una tarea, sería asignada a una misión y, por ende, no estaría cuando Hoshi despertara.

La de ojos púrpura asintió con algo de alivio, esperando preocupada a que su amiga despertara pronto y ansiosa por ayudar a Aoi, aunque su rostro era impasible.

Durante todo el día las chicas se escabullían al cuarto de Hoshi para ver si despertaba y fue casi al anochecer cuando coincidieron todas juntas, pero algo más sucedía.

Desde el interior de la habitación se escucharon quejidos y sollozos que cada vez eran más fuertes, pero ahogados.

Aoi, Kanao, Naho, Sumi y Kiyo no pudieron resistirse y entraron en silencio, mirándola con profunda tristeza. Hoshi estaba acostada, cubriendo su rostro y llorando a cántaros. Percibió la presencia de las chicas pero no le importó. Confiaba plenamente en ellas y no podía frenar sus lágrimas.

Comenzaron a acercarse y se ubicaron a su alrededor. Aoi fue la primera en poner su mano sobre su hombro suavemente y junto a ella, Naho y Kiyo pusieron sus manitos en el antebrazo. Por el otro lado, Sumi hizo lo mismo y tomó la mano de Kanao para posarla junto a la de ella.

Todas se quedaron en silencio, acariciando a Hoshi y dándole un poco de consuelo en ese doloroso momento.

Así transcurrió hasta que los quejidos y sollozos de Hoshi se calmaron. Se secó las lágrimas y frotó sus ojos mientras sorbía su nariz. Miró a todas y les dio una sonrisa triste.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora