60. Revelaciones.

241 27 2
                                    

Se halló en un plano muy parecido a cuando estaba con Muzan y con su uniforme intacto también, aunque sin su haori. La diferencia era que ya no era oscuridad, sino luz. Estaba rodeada por un blanco infinito y ella había vuelto a su cuerpo.

-¿Muzan? -llamó, con la esperanza de que no respondiera-.

-No está aquí.

Habló una voz a su espalda y ella se giró inmediatamente, encontrándose frente a una alta figura sonriente vistiendo su haori característico. Sonrió abiertamente y corrió para abrazarlo. Ronin la alzó en sus brazos y dio un par de giros con ella. Después de unos segundos, la bajó.

-Lo hiciste de maravilla, Hoshi.

-Gracias -decía conmovida, mirándolo a los ojos mientras estos se cristalizaban-. ¿E-En serio estás aquí?

Ronin sonrió con ternura.

-Más o menos -suspiró-. En realidad, eres tú la que está aquí -se encogió de hombros-.

Ella ladeó la cabeza con confusión.

-Ven.

Tomó su mano y la guió a través de aquel espacio, pero esta vez Hoshi sí tuvo la sensación de estar en movimiento.

-¿A dónde vamos?

-Ya lo verás, pequeña -hizo una pausa-. Oye, recuerdas todo lo que sucedió, ¿verdad? Digo, la batalla, Muzan, tu conversión...

Hoshi asintió.

-Sí, o eso creo. En realidad es algo confuso, pero tengo la sensación de que... Se acabó.

Ronin la abrazó de lado por sus hombros con una sonrisa.

-Correcto. Los demonios, al parecer, se extinguieron. Muzan intentó controlarte, pero te resististe -la miró-. Fue algo increíble.

-¿Lo viste?

El adulto asintió.

-Te convertiste en un mejor demonio que él, incluso dominaste el sol. Peleaste contra cazadores también, y ellos te ayudaron con un antídoto. Fue todo un espectáculo -hizo una pausa-. Pero nada es más valioso que tu autenticidad -se inclinó para quedar a su altura mientras la tomaba por los hombros-. También vi que te resististe, que estuviste a punto de matar, pero te negaste. No sé lo que pasaba por tu cabeza, pequeña, pero estoy muy orgulloso de que hayas podido tomar el control y decidir el camino correcto.

-Gracias -dijo ella ya con lágrimas en los ojos y volvió a abrazarlo-.

Se mantuvieron así unos minutos hasta que fue Ronin quien lo rompió.

-Ahora, tienes que conocer a alguien.

Se giró hacia un lado y Hoshi lo siguió. Un hombre de más o menos la misma altura que Ronin venía caminando hacia ellos. Tenía el cabello largo y negro, atado en una coleta. Vestía unos pantalones hakama negros y una yukata blanca con un haori color borgoña. Tenía dos mechones junto a su rostro que llegaban a su mandíbula y sus ojos eran azules. Exactamente iguales a los que Hoshi tenía al nacer.

El hombre llegó con una expresión de asombro y felicidad, con sus ojos cristalizados. Miró a la chica, luego a Ronin, y luego a Hoshi nuevamente. Cerró la boca y tragó saliva para sonreírle de oreja a oreja.

-Hola.

-Hola -respondió Hoshi algo confundida pero aquel hombre tenía un aura demasiado agradable como para negarle un saludo, además no iba en su esencia ser antipática-.

No obstante, había algo en ese sujeto que se le hizo familiar, e incluso recordó las palabras de Muzan cuando describió a cierto hombre.

-Uhm, sé que no me conoces, así que me presento -hizo una pequeña reverencia-. Mi nombre es Hiro Kinomoto.

El Sol Es Una Estrella [KNY x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora