Trampa Maldita (Suga - BTS)

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Que culpa tenía de llevar en mi vientre un hijo, un hijo que llegó a mí de la peor manera, por una violación.
A pesar de que todo esto estaba ocurriendo, no sentía odio hacia el bebé, solo estaba asustada, ¿Cómo iba a estar el bebé conmigo? ¿Su salud estaría bien? ¿Cómo iba a ajustar mi vida ahora que él o ella estaba en camino?

Sabía que con Yoon Gi y Mirna las cosas no iban a estar bien, ellos veían a mi bebé cómo un gasto más y hasta ponían al suyo como prioridad. Tenían razón, pero al menos debían ser más considerados, al final todo lo que pasó fue sus culpas, si me hubieran dejado en dónde estaba, nada de eso me hubiera ocurrido, pero como dijo Suga, por culpa de su trampa maldita yo estaba pagando las consecuencias.

Regresé a casa en la noche, Mirna estaba en la sala y Suga en el comedor, ambos me miraron y calmados me pidieron sentarme para dialogar, en ese momento era yo la que estaba molesta y les dije que de mí no se preocuparan, tampoco de mi hijo, ambos estaríamos bien sin su ayuda.
Al día siguiente me llevé en mi mochila una muda de ropa presentable, también mis documentos importantes y varias copias de mi currículum, aprovecharía mis horas de estudio para trabajar y ser por mí misma.

Fue fácil ir a todos lados y dejar mi currículum, lo difícil sería ser aceptada en algunos días.
Al terminar de recorrer la ciudad, entré a un bar para pedir solo una botella con agua para luego ir a la escuela las pocas horas que aún quedaban.
-¿Me podría dar una botella con agua?
-Claro. - dijo el hombre sonriendo - Aquí tienes.
-¡Gracias! - le di el dinero y luego me volteé para irme.
-Oye, ¿Qué edad tienes?
-17. - regresé a la barra - ¿Por qué?
-Mi bar necesita una nueva empleada y me pareces la indicada para el puesto que tengo disponible.
-¿De verdad? - sonreí.
-Sí.
-No te imaginas que me escape de la escuela para poder conseguir un trabajo.
-Estás de suerte, llegó sin buscarlo.
-¿Qué tengo que hacer?

El chico me explicó muy bien lo que tenía que hacer si aceptaba el trabajo, me prometió pagarme $250 dólares semanales y muy buenas propinas, solo debían asistir en las mañanas y una que otra noche, la cual me pagaría el doble por turno.
-Acepto.
Acepté ser la bailarina de ese lugar, estaría bailando para varios hombres de lunes a viernes desde las ocho de la mañana hasta el mediodía, y los sábados, si podía, estaría en la madrugada.

Llegué a casa antes de la hora acordada, enseguida busqué mi dinero ahorrado y salí al centro comercial para conseguir alguna que otra lencería o ropa provocativa, tenía que hacer bien mi trabajo para ganar mucha propina y así salir adelante con mi hijo.
Al llegar a casa, todos estaban en la mesa listos para cenar, los miré con desprecio y sin decirles nada me fui a mi habitación, en dónde pasé el resto de la noche practicando los bailes que iba a hacer en mi nuevo trabajo. 

Eran las ocho de la mañana cuando entré al bar con mi uniforme escolar, mi jefe enseguida me llevó a mi apartado y me pidió esconder bien mi uniforme y mi mochila, ya que los clientes eran muy curiosos con las chicas.
Ya lista para comenzar a trabajar, me miré al espejo y sonreí, estaba muy nerviosa, no podía ni siquiera controlar lo que hacía o decía.
-¿Lista? Tienes un cliente. - mi jefe entró a mi apartado.
-Sí. - en ese momento un chico joven entró al apartado.
-¡Hola! - dijo sonriendo.
-¡Hola! - dije nerviosa, quería parecer coqueta, pero me traicionaron los nervios.
-¿Eres nueva? - asentí - Ya veo, estás muy tímida. - se acercó a mí - ¿Por qué mejor no hacemos el amor? Sería más fácil y así no pierdo mi dinero viendo a una inexperta moviéndose delante de mí.
-No soy prostituta. - me alejé.
-Lo sé, pero dime si es o no una buena oferta. Es más rápido, ganarás buena propina y de una vez te das un buen gustazo. - se acercó a mi oído - Soy muy dotado, te haré gemir muy rico.
-¿Cuánto me vas a pagar?
-$300 dólares. - lo pensé bien, era un poco más de lo que ganaría en una semana.
-Acepto, pero debemos utilizar preservativo.
-Como digas.

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