The Heir to the House of Prince | Traducción

lxiv. La reunión de la Familia Black.

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

Esto va a ser una total mierda.

Severus observa a su hijo entrar en la habitación, nota la encorvada caída de sus delgados hombros. Severus mira fijamente a Albus, sintiendo el mismo impulso repentino de maldecir a su antiguo mentor que tuvo cuando él y Lupin aterrizaron en la pequeña isla de Skye para encontrar a Harrison en la punta de la varita de Albus, estremeciéndose de dolor.

Este hombre está poniendo a prueba lo último que me queda de paciencia.

No le extrañaría que Albus se diera cuenta de que él y Harrison han tenido una semana complicada.

Tal vez espera ponernos a prueba aún más, que uno de nosotros confíe en él.

Severus sabe que hay más posibilidades de que Harrison confíe en Lucius que en Albus en este momento.

"¿Qué está pasando?" dice Harrison con cautela. Severus sabe que debe hacer algo con la vulnerabilidad de la voz del niño.

Es una presa fácil así, sin vigilancia.

"Párate bien, chico idiota", le gruñó Severus a Harrison, clavándole una mirada significativa. "La auror Tonks se ha dirigido a ti, lo menos que puedes hacer es responder adecuadamente si tan solo pensaras y usaras un mínimo de tu cerebro".

Ve a Lucius sonreír con el rabillo del ojo, a Nymphadora poner los ojos en blanco ante su madre y a Black, el maldito Black, frunciendo el ceño. Harrison lo mira y Severus, rápidamente, puede arrancarle un recuerdo a Harrison, atrayéndolo entre ellos con Oclumancia.

Harrison está hiperventilando en el despacho de Dumbledore, con su magia desbocada y haciendo estallar las lámparas cuando se enfrenta de nuevo a su padrino. Severus le agarra del brazo, recordándole cómo controlar sus emociones. "¡Piensa, Harrison!"

Severus ve a Harrison fruncir el ceño, poner los ojos en blanco de esa manera que tanto enfurece a Severus, pero también ve el cambio en su rostro, la inexpresividad que le dice a Severus sin palabras que Harrison está pensando. Harrison está usando esa particular y singular marca de magia que tiene y que Severus no entiende, que parece calmarlo, nivelarlo, permitirle enterrar sus emociones. Como la oclusión. Esa es una idea para más adelante.

"Hola, Tonks", dice el chico con dudas.

Severus nota cómo no se atreve a encontrar la mirada de Lucius. Lucius, de quien Severus se da cuenta, está mirando a su hijo como si fuera una presa interesante. Severus piensa en la llorosa perorata de Harrison en Spinners End al enfrentarse a Narcissa.

Se rió.

Es casi imposible para Severus mantener un mínimo de gentileza hacia Lucius después de escuchar a su heredero, su hijo, contar el trauma de haber sido torturado delante de hombres adultos que no hicieron nada para salvarlo. Aun así, recuerda sus palabras a Harrison no hace mucho.