lxxi. Cartografía de las Cicatrices

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.



"¡No lo hice!" Sirius mira fijamente a Lupin. Harry no siente nada, ni la mano de Theo en la suya, ni siquiera el Sahara invisible alrededor de su cuello. Frío. Tan jodidamente frío. "Te juro que no lo hice, Moony, sólo... ¡sólo lo aturdí!"

"En lo alto de las escaleras", dice Bill enfadado. "¡Cayó tres pisos!"

"¡No lo sabía!"

Harry cierra los ojos.


Entiérralo bajo el agua helada. Ahógalo. Sirius intentó suicidarse. No me importa. Sirius intentó que yo lo matara. No me importa. Sirius se está desmoronando y es mi culpa. No me importa. Sirius trató de matar a Magnus. No me importa, no me importará.


"¿Dónde está Magnus?" pregunta Harry en voz baja, apoyándose en el cálido cuerpo de Theo. No mira la cara de Sirius. Mantiene el vínculo enterrado, empuja la rabia hacia abajo con él.


La rabia es un componente mágico infravalorado.


"En San Mungo", dice Bill tenso. "Los duendes han firmado un tratado con la Condesa liberando a Sirius a la Congregación. Ya no está protegido por el derecho de tutela que te cubre a ti, Harry".


Podría ser llevado por el Ministerio. Podría ser besado. Pasé todo este tiempo manteniéndolo jodidamente vivo y ha sido para nada.


"¿Adónde irá?" Harry traga saliva. Theo lo abraza, le rodea los hombros con un brazo como si quisiera meter todo su calor en el cuerpo de Harry. "¿Se lo llevará el Ministerio? ¿Será...?"

Harry no puede pronunciar las palabras. En su mente, ve el momento en que la bola de luz plateada, el hilo rizado y tenue del alma de Sirius que había salido de su boca en el Bosque Prohibido en tercer curso, frágil e imposiblemente pequeño.


No puedo volver a verlo.


"La Congregación no impone la pena capital", dice la Condesa, con ojos duros. "Es probable que en el juicio se le despoje de su magia y se le envíe al mundo muggle".

"Voldemort lo matará", susurra Harry.


Felizmente. Lo disfrutará. Me enviará su cabeza.


"No si no puede encontrarlo", dice la Condesa bruscamente, "y la Corte de los Vampiros esconde a la gente mejor que nadie en la tierra. Ahora, Anzar Weasley acompañará a Lord Black hasta Venecia en nombre de la Nación de los Duendes", mira a Harry fijamente, con los ojos rojos brillando. "¿Deseas despedirte de tu padre?"

"No", no me importa. No me importará. "Quiero ver a Magnus".

"Puedo llevarte allí", asiente la Condesa con firmeza, los ojos se desvían hacia Remus. "Imagino que tendrás un informe que hacer".

"Sí", la voz de Remus es tensa y cuando Harry lo mira, piensa que cada cicatriz de su cara está grabada con dolor. "Te veré en San Mungo".

"Harry", la voz de Sirius es aguda y triste. No me importará. No me importará. Harry mira a su padrino de mala gana. "Te quiero. Te quiero. Lo siento".

The Heir to the House of Prince | TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora