lxv. El guardián.

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.




Harry se arrodilla ante el gran cuervo blanco de la Casa de los Black que se despliega sobre él. Sus ojos son fieros, llenos de hielo y lealtad. Escucha su canto, el estruendo de mil voces a lo largo de los tiempos en su bajo y magnético barítono y bajo, hasta que forma palabras.


Has vuelto a nosotros con peticiones de no reincorporación, Niño de los Black.

Harry traga con fuerza. Le duele horriblemente la mano izquierda, pero la mantiene apretada contra la mancha de sangre. De alguna manera, sabe que ésta es la barrera y la conexión entre él y la magia Black, tal y como Magnus dijo que haría, puede sentirla. Puede sentir su anhelo, su duelo. Es tan pesado que no puede evitar que las lágrimas se acumulen en sus ojos. Cuando desea hablar, no necesita mover los labios. Como siempre, la magia Black habla como una canción en su mente, tan familiar como su propia voz.


Sí, lo he hecho.


Tú nos lloras como nosotros te lloramos a ti.


Siempre. Harry parpadea las lágrimas con fiereza y mira fijamente los ojos brillantes del cuervo. Siempre te lloraré.


El canto de la Casa de los Black grita a su alrededor, regocijado y arrepentido a la vez.


Habla de tu petición, niño de nuestro corazón.


Sanar, Harry toma una respiración temblorosa. Fuera del anillo de luz blanca, al otro lado del escudo vagamente transparente que el cuervo ha proyectado hacia fuera desde sus grandes alas goteando carámbanos, Harry puede sentir a Snape. Su mano derecha está cargada de sombras. Snape lo está atando al mundo y no está seguro de si se alegra o no. Puedes sanar lo que está roto.


¿Deseas que te sanen, niño?


Harry jadea cuando la magia Black entra en su mano izquierda, atraviesa las tablas del suelo y la mancha de sangre y Harry puede volver a mover los dedos. Estira los músculos experimentalmente. En la esquina de la habitación, oye el jadeo de Snape.


No, Harry hace una mueca, cerrando los ojos. No para mí. Para otro.


¿Para el Señor que ha sido corrompido?


Sirius. La magia Black debe referirse a Sirius. Harry siente un temblor de excitación y miedo cuando una imagen es alimentada en su mente por la magia Black. Ve que algo se desprende de Sirius, que desaparece para siempre, que la oscuridad de su magia, cargada con la mancha de los dementores, desaparece. Sirius podría ser libre. Harry traga con fuerza.


Por otro.


Piensa en el señor Weasley. Saca a relucir todos los recuerdos que tiene de haberse sentido cuidado o protegido por ese hombre. Recuerda haber explicado con cariño las ondas de radio y haber visto el asombro en la cara del señor Weasley. Recuerda haber escuchado la furiosa discusión del señor Weasley con la señora Weasley en el Caldero Chorreante sobre Sirius, cuando Harry escuchó por primera vez a un adulto desobedecer a Dumbledore para protegerlo. Sentirse visto, conocido y querido. Recuerda que el señor Weasley trató de incitar a los Dursley a que se despidieran de él como es debido antes de los Mundiales de Quidditch, indignado de que pudieran deshacerse de Harry tan descuidadamente. Recuerda haber enseñado al señor Weasley a usar cerillas, a cocinar en un hornillo de camping. Recuerda el fuerte toque de la mano del hombre en su hombro, reconfortante y... orgulloso.

The Heir to the House of Prince | TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora