El recorrido del pasillo se le hizo tan eternamente largo que pensó que le estaban tomando el pelo. No fue hasta ver una puerta con una pequeña luz que se colaba de los huecos de esta, que esa idea abandonó su mente, y corrió.
Corrió como nunca lo hizo en su vida, corrió como cuando intentó escapar de ese lugar, con todas sus fuerzas.
Sus piernas desgarraban a cada paso, como si afilados cuchillos fueran lanzados. Pero no importaba, apenas se dio cuenta. Sólo podía mirar con los ojos abiertos como la puerta se acercaba, muy lentamente para él, a su dirección.
El guardia ni se molestó en perseguirlo. Tenía que seguir su papel y guardar distancia, si todos los guardias que le vigilaban estaban cerca de él, sería demasiado sospechoso, o eso o pensarían que era el hijo de algún multimillonario luciendo su séquito, no podría estar más alejado de la realidad. Así que solo miró con mala cara al niño alejarse corriendo, de una manera descoordinada y patosa.
El chico por su parte no apartó la mirada de la puerta ni un segundo, ni parpadeó.
Alzó el brazo y lo alargó tanto que sus músculos dieron un tirón.
No le importó.
No se dio cuenta.
Abrió la puerta y salió.
Todo era blanco.
Se quedó quieto. Respiró ampliamente. Pasaron más de seis años. Más de seis desde el secuestro y el inicio de su infierno. Más de seis años sin ver la luz del sol. Más de seis años sin respirar aire puro.
Miró al cielo, no veía nada, su vista no se acostumbró a la luz. Se lo tomó con calma y decidió ir lentamente, apreciando primero el suelo, luego las sombras, luego al frente, se tomó su tiempo, y por último miró al cielo, al sol.
Lo miró durante unos minutos, ni el ardor de sus ojos, ni sus lágrimas le hicieron darse cuenta de que eso era malo para su vista. No lo hizo hasta que notó que poco a poco su visión se distorsionaba. Ahí recordó que mirar al sol directamente era mortal para sus ojos.
Apartó la mirada para no cegarse tan pronto y por consecuente se mareó un poco, no lo suficiente, no obstante en ese pequeño mareo un recuerdo cruzó su mente. Uno de su hermano.
El día en el que de pequeños decidieron retarse en ver quién aguantaba más mirando directamente al sol, y quién ganara se comería el postre del otro.
Cómo echaba de menos esos momentos, cuando todo era pura felicidad y vivir la vida al máximo con emoción y ganas. Cuando tenía un hogar, familia, cuando era el humano que merecía ser.
Se dio cuenta de que no recordaba la cara de su hermano, ni la de sus padres. Pasó tanto tiempo que esas memorias ya eran imágenes borrosas más parecidas a un sueño idealizado que a la realidad.
Un día llegó al extremo de dudar de si esa vida llegó a existir ya que, como tenía pocas cosas que hacer, uno de sus consuelos era recordar su vida feliz, cosa que hacía esperando al héroe que le salvara.
Y llegó el día en que no supo distinguir si lo que estaba recordando era de verdad un recuerdo del pasado o una fantasía mezclada con su idealización de volver a esa época. Por miedo a no distinguir entre lo falso y lo real, como en sueño de una noche de verano, (pocos libros que le dejaban leer), dejó de recordar.
Ya no recordaba ni como lucían sus padres, su familia. Tampoco lo necesitaba, no los reconocería igualmente, habían pasado muchos años, y tampoco es que pudiese escapar, lo sabía a la perfección.
Cuando su vista se calmó y se limpió las pequeñas lágrimas, miró al frente de nuevo. También se había olvidado de la variedad de personas que había en el mundo, de todas las cualidades y rasgos que tenían por sus quirks.
Por Dios, era tan colorido, brillante, animado... Había tanta gente viviendo sus vidas diarias, hablando, riendo, paseando, comprando...
¿Cómo pudo olvidarse de eso?De nuevo, las lágrimas resbalaron por sus ojos, pero esta vez fue una mezcla de sentimientos, sentimientos ya olvidados.
Lloró por la felicidad de poder apreciar por última vez un paisaje tan bonito, un paisaje común que se ve todos los días, pero para él no era así. Lloró por la impotencia de no poder hacer nada con su vida debido a su debilidad, lloró por haberse olvidado de una imagen tan bonita. Lloró porque pudo observar a tanta gente feliz, yendo a lo suyo, compartiendo con los demás.
Oh, compartir, que palabra tan irónica en su vida.
Le resultaba tan bonita que pensó que la gente solo compartía en los libros.
Pero no era así, y lo acababa de recordar al ver a dos amigas en la calle compartiendo aperitivos, (aperitivos que no se molestó en mirar para que su barriga rugiera, no tenía dinero para comprar algo después).
No eran sueños.
Observó más detenidamente, si, era una imagen preciosa. Deseaba volver a verla, aunque sabía que no era posible.
Se dio cuenta de todo el ruido que había en el ambiente, era mucho. Él acostumbraba el silencio de la habitación que no podía ser llamada habitación. Las goteras que sonaban cuando la humedad se acumulaba, la malita puerta ruidosa por la cual nunca entró un héroe, solo guardias que lo llevarían a la tortura. Algunas tuberías que se rompían de vez en cuando, o bichos paseando por las paredes.
Ahora escuchaba tantas cosas que no sabía distinguir qué era qué. Le costó bastante.
Toda la gente hablaba, o con su acompañante, o por teléfono. Eso ya era mucho ruido de por sí, pero se escuchaba de fondo una ligera música.
Oh, la música, recordó lo mucho que le gustaba disfrutar de las melodías en su habitación o en compañía de su familia cuando era pequeño.
Se oían los motores de los coches, los pájaros... Admiraba el sonido de los pájaros, tan libre, melodioso, le hacía tener un poco de paz.
Varios sonidos que no identificó de donde venían, sonaban por todas partes, papeles siendo movidos por alguien o el viento, objetos siendo transportados, puertas de locales abiertas, entre muchos otros.
Le llegó a doler la cabeza y todo de tanto jaleo, el cual ya olvidó que existía.
Y de nuevo ignoró el dolor.
Respiró profundamente.
Este sería el día.
Y lo disfrutaría como nunca antes.
.
.
.
ESTÁS LEYENDO
Gemas [Hawks x Male reader]
RandomEn un mundo con villanos los héroes aparecieron para salvar a las personas y la gente pudo vivir más tranquila sabiendo que los héroes existían. Si los villanos atracaban tiendas, robaban y herían a transeúntes inocentes, destrozaban las calles, arm...