Un libro

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Se escuchó un gran suspiro de enfado en la sala. Cuando ______ miró los ojos de su jefe, se dio cuenta de que no debería haberlo dicho así.
Corría peligro, no quería pasarse todo lo que quedaba de día siendo torturado por él. No queria ni verle durante mucho tiempo. Además, ya le enfadó una vez, el día que trató escaparse, ese día hizo enfadar mucho al jefe, no quiere recordar el dolor ni la desesperación que sufrió después de eso.
Inmediatamente, corrigió sus palabras.

—No lo voy a hacer porque no sé cómo.

—Explícate. —dijo demandante, todavía enfadado. —Acabas de decir que puedes hacerlo, ¿no?

—Probablemente, pero como ya he dicho, no sé mucho sobre las perlas, —comenzó a aclarar. —en el libro de minerales que me diste, solo hablan sobre minerales y la perla no es considerada uno de ellos así que solo te explicaban la razón del porqué no era considerada mineral y muy poco más. Ni si quiera sé cómo son las perlas de buena calidad y yo no puedo crear una perla así, buena y cara como quieres, sin saber nada de ellas. Por eso me diste ese libro, para mejorar la calidad de mis creaciones.

—Ya veo.

Se tranquilizó un poco, el niño no le había negado nada porque quería, solo para hacer mejor su trabajo... Ese niño no podía decirle que 'no', se quedó más tranquilo al saber la razón. Y así le gustaba, y mucho, solo demostraba lo buen esclavo suyo que era, obediente. Estaba a su completa merced, casi se le olvidaba que toda voluntad que podía poseer se le fue hace mucho tiempo, convirtiéndolo en su herramienta favorita.

—¿Y qué necesitas, un libro sobre perlas?

—Si, sobre los tipos de perlas, su formación, cómo valoran sus precios... Necesito esa clase de información.

—Bien, te compraré uno, así me harás unas perlas maravillosas, ¿no?

—Sí pero...

—¿Qué?

—Podria... —respiró hondo y se preparó para lo que iba a decir, sabía que su jefe se podría enfadar. —¿Podría... Ir a comprarlo yo?

—¿Salir de aquí a comprar el libro?

—Sí... A una biblioteca.

—No te columpies.

Lo miró directamente, con fiereza en sus ojos. No le gustaba nada cuando le pedía cosas, lo sabían los dos muy bien. Y nunca lo hacía, pero no podía olvidarse del exterior por mucho que lo intentara. Si podía verlo una vez más antes de suicidarse... Usaría todo lo que le quedaba para eso. Además, ir a una biblioteca, donde puedes comprar y leer todos los libros que quieras... Esa idea se le hacía fantástica, celestial. Estaba harto de los mismos 4 libros viejos, rotos y desgastados de siempre que se sabía de memoria y los tenía bien grabados en su subconsciente. Aprovecharía esa milagrosa oportunidad.

—La última vez... —intentaba convencerle. —Me porté bien, ¿verdad? No hice nada sospechoso, no le dije nada al héroe que habló conmigo... No desobedecí ni traté de escaparme. —Yodoi no relajaba su mirada, pero era cierto que su joyero era muy bueno, una perfecta herramienta en su poder, una que no podía desobedecerle. —Además, a poder ser, quiero escoger el libro yo, si lo elijo, podré mirar personalmente lo que te explican y elegir el que más me convenga. Eso ayudará a que pueda crearlas.

Yodoi se planteó las palabras del niño, tenía toda la razón, él no le dosobedeceria, lo tenía controlado mentalmente, y si eso ayudaba a que las perlas salieran de mejor calidad, él podría ganar más dinero. Salían todos ganando.
No le gustaba que el chico se acostumbrase a pedir cosas, pero por esa y última vez, se lo permitiría.

—Bien. De acuerdo. Saldrás mañana por la mañana.

—¡Si, gracias! —le cosotó mucho ocultar la empción en su voz, solo pudo con su cuerpo.

______ se levantó, dio una reverencia y salió por la puerta, seguido del guardia, como siempre.
Al llegar a su habitación se tiró al suelo, el duro y frío suelo. Estaba muy feliz,, después de todo volvería a salir otra vez más, se pensó que eso era imposible, pero allí estaba, esperando emocionado a que las horas pasasen.

Observó su cojín y pensó en las tijeras. Agradeció no haberse cortado aún, porque así podría salir otra vez.

Solo una vez más.

Todo había sido muy repentino, pero vio la oportunidad y la usó, así que la aprovecharía.

Además, ¡Era la biblioteca! Allí podías leer lo que quisieras, y él llevaba leyendo lo mismo desde hacía años, se los sabía tan bien que ya pasaba de leerlos de nuevo, conocía de moría incluso todas las manchas y las páginas rotas de cada libro. Y ¡Ahora podría leer más cosas! Eso le causaba mucha emoción, su expresión no lo demostraba, pero aún así se le notaba inquieto y feliz.

Estaba muy impaciente.

Esperó sin dormir, los nervios no le dejaron, a que el guardia abriese la puerta para decirle que ya era hora.

Después de esperar toda la noche, lo que se le hizo más tiempo así que pensó que la reunión del jefe había sido por la mañana, entró el guardia para llevárselo. No esperó indicaciones, cogió la ropa que el guardia tenía en sus manos y se fue a la ducha.

Ropa nueva y limpia que olía bien. La olfateó con gusto, en su habitación todo era maloliente, por eso aprovechaba siempre que podía para oler algo agradable.
Se duchó como la última vez, no estaba tan sucio como entonces, pero ducharse le hacía sentir tan bien, agusto... Podia quitarse la suciedad de su cuerpo, y con eso ya era suficiente.

Salió después de unas cuantas riñas del guardia, le dieron igual, pero pensar en la librería podía con él. Corrió hasta la puerta de salida sin escuchar las quejas del guardia y se paró al estar frente a esta. Se emocionó mucho. No podía esperar, sin embargo algo cruzó por su mente.

"¿Lo volveré a ver?"

Aunque descartó esa idea de inmediato, aunque quisiera, era mucho mejor que no se volviesen a ver.

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Gemas [Hawks x Male reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora