Gemas [Hawks x Male reader]

Día del secuestro

De verdad...

De verdad odiaba ser tan débil.

Se maltrataba mentalmente a sí mismo por no poder hacer nada ni aunque hubieran pasado años desde que estaba allí.

Pero, ¿qué podría hacer? Lo secuestraron cuando aún era joven, para empezar, su quirk no servía mucho para pelear ni defenderse y para continuar, él solo vivía su vida divirtiéndose con su familia, nunca hubiera pensado que se lo llevarían de manera tan injusta.

Aún lo recuerda.

Era una noche sin estrellas, las nubes tapaban el cielo, la luna estaba llena. Salió al jardín de su casa para observar esa luna tan bonita, le gustaba especialmente cuando estaba entera, se sentía pequeño al verla, tan grande y brillante... Se sentía pequeño pero le gustaba, le gustaba admirarla, ver su gran belleza, era mágica. Él pensaba que lo era.

Empezó a escuchar ruidos provenientes del jardín, pero no vio a nadie, se paseó por todo el jardín con miedo, pero siguió sin ver a nadie. Él esperaba encontrar algún animal curioso o algo parecido, pero como no encontró nada supuso que se habría ido y lo dejo pasar.
Volvió a escuchar los ruidos y realizó la misma acción, pero de nuevo no encontró nada. Pensó que algo iba mal, se puso nervioso, no le gustaba la situación, le daba un poco de miedo, empezó a sentirse observado y los ruidos volvieron lo que aumentó su miedo, definitivamente no era normal, no era tan pequeño, así que le gustaba pensar que no era tonto, sabía cuando corría peligro y en esa situación, algo le gritaba que debía entrar en casa y no salir. Y así hizo.

Pasaron unos minutos, comprobó que sus padres y su hermano mayor estuvieran bien, por suerte, todos dormían. Cuando comenzó a convencerse de que a lo mejor eran imaginaciones suyas, volvió a escuchar los ruidos y, esta vez, iban acompañados por sombras que pasaban por el gran ventanal que conducía al patio.

Sombras de gente.

Hombres de gran tamaño.

Empezó a sudar frío, su garganta no emitía ningún sonido, tenía miedo, se congeló. Si algún villano atacaba su casa estarían en problemas, ninguno de los quirks de la familia eran muy útiles para pelear contra alguien, ni si quiera para defenderse. Él lo sabía, cuando iba a correr a por sus padres se le ocurrió que si les llamaba y ellos intentaban defenderle probablemente saldrían heridos y él amaba a su familia, no permitiría que les hicieran daño. Aunque él era más débil todavía, se podía esconder en algún armario o algo, y que los ladrones o lo que sean robasen todo lo que querían robar. Si, no era una opción muy valiente, dejar que ellos hicieran lo que quisieran mientras él se escondía, en cambio, era mucho mejor eso que dejar que su familia o él saliesen heridos.

Porque todos eran débiles.

Así que se esconderia en un armario y llamaría a una agencia de héroes, esa era la mejor opción.

Porque los héroes siempre venían, ¿No?

Así lo pensó él.

Pero desgraciadamente no sucedió así.

Cogió el teléfono de la casa y se metió en un armario con manteles y otras telas que había en el salón, estaba temblando del miedo, pero tenía que hacerlo. Tecleó los números de la agencia que estaba más cerca de su casa, su madre le dijo que se los aprendiera por si acaso, cosa que agradeció.

Los ruidos sonaban más fuerte, se notaba que buscaban algo, probablemente cosas de valor, objetos caros o dinero en bruto.

Estaba muy equivocado.

Lo buscaban a él.

Pero no podría saberlo. Cuando tecleó la última tecla un ruido sordo se escuchó cerca del armario. Debido al susto y a los nervios que le hacían temblar, el teléfono cayó. Se escuchó. ______ notó un escalofrío recorrer todo su cuerpo y pequeñas lágrimas amenazaron con caer. Nunca tuvo tanto miedo.

Todos los ruidos que sonaban en la casa se detuvieron, pasaron varios segundos, se escuchó dentro del armario la voz de una persona contestando, preguntando qué pasaba, no obstante, ______ sabía que en poco abrirían la puerta del armario. Se agarró fuerte a una sábana, al menos no dejaría que lo atrapasen sin haber luchado antes. Estaba determinado a salir de allí, no era tan pequeño, más bien estaba en proceso de crecimiento, siempre le decían que era bastante inteligente y, no era por no ser modesto, pero él no lo negaría tampoco. Tenía una estupenda familia que le enseñaba a aprovechar su inteligencia, y él lo sabía, pero no presumía de ella. Sin embargo, en esa situación tenía que hacer algo, y como no era fuerte solo le quedaba su cabeza y sus ideas.

Escondió el teléfono de la casa dentro de sus calzoncillos, mientras todavía se escuchaba una ligera voz, ya que cabía la posibilidad de que ellos buscaran en los bolsillos de su pantalón.
Respiró profundo todo lo que el tiempo le dejó. Hasta que abrieron de un fuerte golpe la puerta.
No distinguió ni si quiera el rostro de la persona que abrió tan bruscamente la puerta, se movió nada más ver la silueta de alguien, le lanzó la sábana a la cabeza para cortar su visión al menos unos segundos.
Estaba consciente de que después de ese hombre habrían más mirando la escena, los ruidos de la casa fueron varios y en distintos sitios, habrían al menos más de 2 hombres ahí.
Se acercó al hombre que tenía la sábana en la cabeza y aprovechando su sorpresa, lo empujó contra otro hombre que estaba a su derecha, derribándolos a ambos.

Observó la situación, eran 4 hombres, dos en el suelo con una sábana encima.

Tuvo esperanzas de salir de allí.

Que vanas fueron.

Cuando fue a utilizar su siguiente movimiento, uno de los otros hombres que no estaban en el suelo se movió tan rápido que no le dio tiempo ni a reaccionar.

Lo atrapó en sus brazos.

Intentó zafarse del agarre pero ese hombre era muy grande y fuerte. Él no tenía oportunidad contra ese tipo de casi dos metros.
Pensó en que si llamaba a su familia, entre todos podrían ganar.

Descartó esa idea de inmediato.

Ninguno era lo suficientemente fuerte contra ellos, ni todos juntos lo eran. Pero no pasaba nada, ellos eran ladrones, solo robarían lo que querían y le dejarían, tal vez moribundo, en su casa después de hurtar todo lo que quisieran, ¿no?

Efectivamente.

No.

Eso no sucedió.

Pero lo que vino después no lo quiso recordar. Eso fue un momento en su vida que aunque lo intentó, nunca pudo librarse de ese recuerdo.

Oh, y nunca lo haría.

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