Diamante azul

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Se encontraba recorriendo el camino hacia la sala de tortura por segunda vez esa semana, sabía que iba a doler muchísimo mas había merecido la pena, todo el dolor que le tocaba sentir habría merecido la pena, esas cortas horas alejado de ese lugar, observando el exterior... Habían sido suficientes para revivirle.

Quisiera o no, las gemas de hoy saldrían preciosas, no tenía ninguna duda.

Se sentó en su silla favorita, nótese el sarcasmo, y cerró los ojos, concentrado en cambiar su cuerpo en gemas y pensando en su día, su increíble día.

Oh, que maravilla, no era tan feliz desde... No lo sabe, perdió la cuenta de los años. Más específicamente, la noción del tiempo, cuándo era de día, cuándo era de noche... No lo sabía, no podía. En esa oscura y maloliente habitación apenas podía saber algo, todos sus sentidos eran opacados y no podía hacer nada.

Porque era débil.

Le secuestraron de muy pequeño, y con lo mal de salud que estaba a veces apenas se podía mover. ¿Qué podría hacer alguien cómo él?

Pero después de salir tras tanta espera, se sintió tan bien... Algo volvió a brillar en su interior, como si toda la espera hubiese merecido de algo. Esa esperanza que se terminó por ir, no volvería, no lo haría, lo sabía perfectamente y aún así no importaba, vivió de nuevo, una vez más, una última vez.

Podía morir ahora.

Podía dejar ese mundo que tanto lo ató a un sufrimiento sin sentido.

Y eso le hacía sentir en paz.

Sin darse cuenta la sesión terminó. Vino el médico que solo le proporcionó más dolor con su quirk y lo llevaron de vuelta a su habitación.
Pasaron minutos, horas... ______ no sabía qué hacer. No es que tuviera algo con lo que entretenerse para empezar con, sin embargo al menos su mente siempre estaba en constante movimiento pero llevaba unas horas que nada pasaba por su mente. Tal vez era para intentar evitar el inminente pensamiento de la muerte.

Si, la muerte.

Al principio él esperó, luchó desesperadamente para sobrevivir, teniendo todas las de perder y las de volverse loco, no lo hizo. En un ambiente donde lo único que hacía era ser una marioneta con millones de cicatrices por supuesto que la idea de morir había pasado por su mente, muchas veces en realidad, pero no. Aguantó, lo resistió como un valiente, aguardando la ilusión de que llegase su héroe. Estuvo todos esos años con fantasías e ilusiones inundando su cabeza, con la fuerza de la supervivencia abrazándolo invisiblemente todo el rato.

"Algún día alguien vendrá."

"Algún día me salvarán y seré libre."

"¿Como será el héroe que entre por la puerta?"

"Me salvarán y podré ver el cielo otra vez."

"Oh, tengo que pensar en a qué me dedicaré para cuando salga de aquí."

"Algún día saldré de nuevo."

"Si, ya llevo mucho tiempo esperando, los héroes ya habrán encontrado alguna pista que los atraiga hasta aquí..."

"¿Y si me hago veterinario? Cuando vengan comenzaré a estudiar..."

"Tengo el presentimiento de que vendrán dentro de unos días... Quiero ver cómo derriban la puerta... Si..."

"Bien, ya han pasado varios años, debe de faltar muy poco para que descubran este lugar..."

"Algún día ya..."

"Algún día..."

Pero eso ya no estaba, ya no era necesario. Ya se había rendido, ya nadie vendría, se habían olvidado de él.
Cuando su esperanza se derrumbó, lo único que lo volvía a mantener de pie, sin enloquecer, era la repulsión que sentía ante el hecho de morir como un objeto en las manos de su jefe.

Y al menos, había sido capaz de salir fuera. No quería volver al ciclo infinito de dolor de siempre, no quería ir apagándose poco a poco hasta quedar sin voluntad, su gran temor. Por eso había sido tan importante ese día. Con el recuerdo de fuera en su interior todo se podía volver más ameno. Podía irse más tranquilo, sabiendo que al menos tuvo una última oportunidad de sentirse feliz, como antes.

Y aún así tenía miedo, después de todo la muerte le asustaba, no quería echar por la borda todos esos años de aguantar, pero sabía que si se quedaba todo sería igual hasta que envejeciera, por eso volvía a pensar en morir.

Mientras su cabeza seguía dando zumbos pensando en casi nada, el sonido de la puerta se hizo presente. Debía haber pasado toda la noche, supuso ______.
Cuando la puerta se abrió entró la persona menos deseada del chico.

—Hola, buenos días mi niño, ¿has dormido bien?

—No he dormido. —contestó sin ánimos apoyando su espalda en la pared.

—Oh, que mal, es malo para tu salud. —fingió preocupación.

—Como si eso te importase...

—Me importa, claro que lo hace. —extendió sus brazos y se acercó un poco a ______. —¿Sabes lo que sacaste ayer por la tarde?

—...¿Algo malo?

—¿Malo? —bajó sus brazos y se rió a carcajadas. —Diamante azul. —miró al chico detenidamente y se quedó sonriendo, como todo un villano... Bueno, eso es lo que era. —¿Por qué no me dijiste antes lo que eras capaz de hacer con una salida?

—¿Es tan bueno?

—suspiró. —No sabes nada. —"¿Acaso me das la oportunidad? Ni si quiera he tenido estudios estando aquí." Pensó. —Un diamante azul, un muy extraño mineral precioso y fuerte. Quitando detalles y yendo a la información importante, un kilate, un solo kilate de esos se puede valorar, como mínimo, en más de 21.450.000 yenes y ni te digo cuánto pagaría un coleccionista.

([21.450.000→150.000 dólares aproximadamente. Y un kilate de diamante es casi un anillo mediano, osea es enano.])

______ se sorprendió un poco, conocía todos y cada uno de los minerales, uno de los pocos libros que le dejaban leer era sobre cada uno de ellos, información de todos, y él se la leyó unas quinientas veces, así que sabía para qué servían cada uno, donde se encontraban, como se formaban en la naturaleza... Cosas varias, pero no el precio de cada uno de ellos, solo los más caros que el jefe le nombraba cuando estaba feliz por unas buenas ganancias en yenes. El diamante azul era uno de ellos, supuso que sería caro ya que el diamante de por sí ya lo era, pero el azul aún más, siendo este más escaso, aunque no se esperaba que costase tanto.

Aunque le daba igual.

—Bien por ti...

—Si, has hecho un gran trabajo, un muy gran trabajo~ —canturreó.

—Hmm, ¿me comprarás una cama?

—¿Perdona?

—Estoy harto del suelo y cómo has dicho he hecho un buen trabajo.

—... —se notaba su disgusto en su expresión. —Para conseguir estos diamantes te dejé ir fuera, ya has tenido tu recompensa.

—De acuerdo...

—Bien, así me gusta, obediente. —le miró directo a los ojos. —Quiero que sigas así.

—Si...

De cada vez... La idea de la muerte se le hacía más tentadora.

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Gemas [Hawks x Male reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora