Paseo

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Cuando terminó el libro se dio cuenta de que tenía un poco más de tiempo, pero no demasiado como para empezar otro libro y no quería quedarse a medias, sabía que la sensación de leer un libro y dejarlo a la mitad era horrorosa, más aún cuando luego no se puede continuar leyendo ese mismo libro, así que tristemente decidió dejar de leer y dirigirse a tomar un paseo para sentir el viento de nuevo.
Cogió el libro de las perlas y cayó en cuenta en algo.

Algo muy malo.

Tendría que comprarlo.

Ahora que no estaba Hawks, no había nadie que pudiera socorrerlo y comprar el libro por él. Tenía que hablar de nuevo.

Respiró hondo, solo tenía que comprar, no era necesario hablar, ¿cierto?
Le dejaría el libro en la mesa, el dependiente entendería el gesto y en caso de alguna pregunta solo tendría que mover la cabeza. Fácil y sencillo.

Sus nueve años encerrado sin hablar con nadie decente no eran para tanto, intentaba convencerse a sí mismo. Pensó en como lo hacía antes para hablar con la gente, cuando era pequeño.

Error.

No funcionó más que para ponerle más nervioso. Cuando era pequeño era muy tímido, nunca habló con nadie más que con los amigos de su hermano mayor, eso era todo. Recordaba que la única persona con la que jugaba era su hermano porque siempre se le dificultó comunicarse con los demás. Y ahora estaba en la misma situación, 9 años después, (aunque no estaba al tanto de cuántos años exactamente llevaba allí), pero con un problema aún más grave de comunicación.

No tenía referencias de experiencias pasadas puesto que nunca habló con nadie debidamente, cuando empezó a asistir a la escuela recuerda que se le hizo un poco más fácil y hablaba de vez en cuando con alguien. Aunque siempre era por trabajo de la escuela... Bueno, ¡Algo es algo! Pensó, y es que si pudo hablar con alguien a los 9 años por una necesidad de la escuela, ¿por qué no podía hacerlo en ese momento? ¡Solo tenía que armarse de valor!

Intentó con todas sus fuerzas ser positivo, teniendo en cuenta las pocas veces que recordaba que habló con alguien. Se acercó a recepción y depositó lentamente el libro delante del hombre.

—¿Quieres comprarlo o tienes una tarjeta de usuario?

"Ya empezamos mal." Pensó.

Y es que no solo era una pregunta que no se podía contestar con 'si' o 'no', tampoco se había enterado de lo que le estaba hablando, sabía que quería comprar el libro, pero no entendía lo otro.
Bueno, daba igual, de todas formas, solo debía comprar el libro, lo otro daba igual, ¿no?

—Comprar. —dijo serio.

—Vale, ¿es tu primera vez aquí? —cogió el libro, leyendo el título para apuntar algo en su teclado.

______ asintió a su pregunta.

—¿Te gustaría hacerte socio?

—....¿?

Otra pregunta que no entendía... Aunque por suerte, esta vez el dependiente pudo ver su confusión.

—Es una función. Tú das unos cuantos datos personales junto con un poco de dinero y nosotros te damos una targeta de socio. Con ella puedes venir aquí, escoger unos libros y llevártelos sin pagar, claro que tendrás que devolverlos con un límite de tiempo. —terminó de escribir en su teclado para sacar una bolsa mientras explicaba. —También, siendo socio, en algunas compras de aquí obtendrás ciertos descuentos.

Le interesó la idea, vaya si lo hizo. Sin embargo no podía, no iba a volver por allí y si hacía eso su jefe se iba a enfadar, y ni loco enfadaría a su jefe por algo que no podía ni disfrutar.

Negó con la cabeza.

—De acuerdo. —metió el libro en la bolsa, le dijo el precio y ______ pagó.

El dependiente le pasó la bolsa agradeciendo la compra y ______ se fue de allí, preparado para dar su paseo.

Cuando salió de la biblioteca volvió a apreciar cada pequeña cosa. Observaba con cuidado. Quería atesorar el momento todo lo que podía, después de todo, cuando llegase a su celda, le haría el collar de perlas a su jefe, como le dijo, y usaría las tijeras que robó para quitarse la vida.
Ya se había decidido, y no iba a esperar más de lo que ya hizo. Se sentía cansado y ese paseo solo ayudó a reafirmarlo.

Miraba a la gente con felicidad, se sentía bien al ver a tantas personas viviendo su vida, pero también las miraba con un poco de envidia.
Todo lo que hizo fue tener un quirk.
Solo tuvo un quirk, uno que le condenó a vivir esa vida, no hizo nada más. Pero estaba destinado a sufrir por eso.
Y ya no quería sufrir más. Estaba cansado, la vida le jugó muchas injusticias, él aguantó mucho, demasiado, y sin la esperanza que guardaba antes, ahora todo eso se volvia mucho más difícil para él.

Solo quería... Descansar.

Ya tenía suficiente con todo lo que había vivido, no iba a tolerar más. No podría aguantarlo, no esta vez. Así que se dirigió durante su paseo, lentamente, a su "casa", esta vez con un objetivo muy claro.

Durante el paseo no podía evitar pensar en eso, en lo que fue su vida.
Intentó volver a recordar su infancia, esa que llegó a pensar que era un sueño, recordó el día que lo secuestraron y el infierno que tuvo que vivir después de eso.

Era un completo asco.

Se dio cuenta de que se le acababa el tiempo y caminó un poco más rápido.

Pero... Ocurrió algo que no se esperó, acercándose al almacén donde vivía, nada más verlo en la lejanía, vio a un pequeño grupo de gente en la puerta y antes de que pudiera llegar, un guardia lo detuvo.
Se sorprendió así que dio un pequeño salto hacia atrás.

—Cambio de planes. —dijo con voz dura. —Hay un imprevisto, vendrás aquí más tarde, por la noche, te enviaremos una señal.

—¿Por q-

Y dicho esto el guardia se fue, dejando a un pobre ______ sin entender la situación, un poco aturdido.

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[(No ha sido demasiado feliz tampoco, pero a partir de este las cosas mejoran, en un capítulo... No, dos, veréis que hay unos momentos más bonitos que estos.)]



















Gemas [Hawks x Male reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora