Gemas [Hawks x Male reader]

Perla negra

Ya había pasado casi un mes desde que ______ salió a 'dar un paseo'. Si le preguntaran, no sabría decir si su estancia en el sótano durante ese tiempo había sido una muy feliz o una muy pesada. Por momentos recordaba su día, la calle, la gente, el aire, la copa de ese helado de fresa tan rara pero deliciosa... En cambio otros momentos no pensaba en nada, su mente se quedaba en blanco, buscando la manera de evitar el constante pensamiento de la muerte que amenazaba con hacerse real. Y ciertamente, tenía muchas de que así sea. Por favor, no iba a aguantar cuerdo mucho más tiempo, lo sabía, y eso lo mataría por dentro, siendo así, prefería morir antes fuera que por dentro. Prefería morir física a mentalmente. ¿Ser la muñeca de un psicópata por el resto de su vida? No. No lo haría. No lo sería.

Por eso se estaba "preparando". Al fin y al cabo la idea de morir seguía siendo aterradora, su situación no importaba. Pero era mucho mejor eso a ser lo que siempre evitó. Cuando pensaba en eso había momentos en los que simplemente se quedaba en blanco, esa sensación no le gustaba.

Además, últimamente su cabeza dolía como el infierno tanto que no podía ni pensar, ni reaccionar. Según Hawks, hubo un asalto en una joyería. ¿Es que a la gente le había dado por asaltar todas las joyerías cercanas o qué?

Debía terminar todo esto cuanto antes. Y lo haría, ¿como? Era sencillo, esa misma tarde, según el guardia, le tocaba sacar algunos minerales, solo tendría que esconder una de las tijeras y llevársela a su habitación. Y allí con las tijeras... Cometería suicidio.

Estaba decidido, no iba a permitir que su vida fuese de esa manera. Así que esperó a que abrieran la puerta.

Sin esperarse ningún héroe.

Pero cuando la puerta se abrió... Vio una figura, una figura diferente, una figura alada...

[[Nah, creíste.]]

Y cuando la puerta se abrió, el se levantó preparado para ir a la sala de extracción, osea su sala de tortura. Todo ocurrió como debía. Le cortaron el cuerpo y le curaron, pero antes de irse, con mucho disimulo cogió unas tijeras y las escondió tras su ropa, que era la que utilizó al salir. Su jefe no se dio cuenta pues estaba hablando con él médico. Se acercó al guardia y se dirigió de nuevo a su habitación donde escondió las tijeras en el único lugar donde podía, en su única almohada.

Pasaron un par de días más, se estaba preparando mentalmente para hacerlo, para cortarse el cuello.

Y sus preparaciones surgieron efecto, ese día, estaba completamente decidido a cortarse.

Abrió por debajo su almohada sacando las tijeras, las apuntó a su cuello, creó una pequeña distancia para dar impulso. Estaba sudando, comenzó a respirar fuerte y el pulso le temblaba.
Sabía perfectamente que era lo que estaba haciendo.
Cerró los ojos y...

La puerta sonó.

Se asustó así que guardó rápidamente las tijeras en la almohada y se sentó encima.

Para cuando la puerta se abrió, era el guardia que le decía que el jefe quería hablar con él. Se levantó con duda, después de todo no sabía qué es lo que podía querer.

Siguió el mismo recorrido de siempre, su pulso estaba acelerado por su intento fallido y el susto de que le vieran. Si le pillaban todo acabaría, no le dejarían hacerlo, le quitarían todo lo que considerasen peligroso y tomarían muchas más precauciones para evitar que se suicidara, el jefe era esa clase de persona. No iba a perder a su gran joyero. Así que no podían darse cuenta, si lo hacían ______ no podría quitarse la vida y eso significaba pasarse el resto de lo que le quedaba por vivir incluso con más restricciones de las que ya tenía, si eso era posible...

—Jefe, —entró lento. —¿Para qué me has llamado?

—Hola mi dulce mina de cristal~ ¿Cómo has estado?

—Como siempre.

—Oh, pensaba que estarías más feliz. —fingió pena.

—No realmente.

—Oh bueno, qué más da, ¿sabes? Quería preguntarte algo.

—¿Si?

—¿Conoces la perla negra?

—Creo que sí... Salía un poco de información sobre perlas en el libro.

—Que bien. —sonrió. —Un cliente me ha pedido un collar de esa perla, y me ha sorprendido la cantidad de dinero que me ofrece. —le miró juntando sus manos. —Nunca antes has hecho una perla, ¿Puedes hacerlas?

—Mmm. —pensó. —Al contrario de lo que creas, las perlas no son minerales ni gemas, se forman a partir de organismos vivos, las ostras, al contrario de los otros minerales que se forman con procesos quimicos de la naturaleza. Así que no se consideran minerales. Es la información que salía en el libro.

—¿Eso es un no?

—No. Solo lo aclaraba. —pensó un poco más, a lo mejor podia aprovecharse de esta oportunidad. —En realidad, creo que sí puedo hacerlas, siguen siendo catalogadas como "piedras preciosas". Piedras preciosas orgánicas, si, pero creo que podría.

—Oh~ -canturreó. —Eso es genial. ¿Qué te parece si nos ponemos manos a la obra?

—No.

Se detuvo, hubo un gran silencio. Yodoi defenitivamente no se esperaba eso. ¿Su joyero diciéndole que 'no'? ¿¡Él!? Solo era un niño débil que estaba completamente a su merced, él era superior y ese niño estaba siempre a sus pies, así era y así debía ser. Sin excepciones. El día en el que ese niño podría libremente negarle algo, sería solo en sus sueños, pero incluso así le costaba imaginar que le negase algo. Él era su instrumento, y Yodoi lo manipulaba cuanto quisiera, no tenía ningún derecho a desobedecerle, ni a pedirle nada siquiera, siendo una rata que comía de sus pelusas, ¿¡Cómo se atrevía a decirle que no!?

Estaba enfadado, muy enfadado. Como el niño no arreglase el error que acababa de cometer... Lo pagaría caro.

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