Capítulo 1

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"Situaciones que todo lo cambian, momentos que hacen la diferencia, miradas que atrapan y matan".

Tras salir de mi casa y caminar unas cuantas calles, comienza a llover. Mi día no podía comenzar de peor manera, y más estúpido de mi parte en no traer un paraguas conmigo. «Sabiendo como es aquí debería tenerlo siempre a mano». En este lugar el clima te toma por sorpresa, aunque la lluvia es algo cotidiano. Decido quitarme los tacones para poder caminar las siguientes seis calles sin terminar besando el suelo, son algo altos y probablemente eso termine pasando, sin mencionar mi torpeza natural. Los taxis parecen haberse esfumado, el panorama ante mí se torna horroroso, cubierto por una espesa lluvia y no hay ni un alma a la vista, todo parece obra del destino para fastidiarme.

«Maldito Samuel».

Ojalá se averíe su auto y tenga que ir de la misma forma que yo al trabajo, es la primera vez que me hace caminar contra mi voluntad, bueno, tampoco me ha obligado pero ante la «pequeña» discusión del desayuno, mi orgullo ganó y preferí caminar. Y también mojarme.
«Sólo cuatro calles», me digo intentando no desbordarme y me dé una crisis nerviosa.
Un auto se detiene junto a mí, se me hace familiar, a través de la cortina de agua intento ver quién es y con algo de dificultad logro ver que es un alumno. Nada más y nada menos de Sheffield, uno de mis alumnos estrella.

-¿Va a entrar o quiere enfermar? -pregunta entre serio y gracioso. Río como una tonta mientras me acerco, lo hago para no llorar o maldecir, esta situación me supera.

-Gracias, Daniel -agradezco cuando ingreso.

Me acomodo en el asiento y busco en mi cartera algo para secarme, mi cabello chorrea agua y lo último que quiero es mojarle el auto.

-¿Qué hacía ahí? -cuestiona con auténtica curiosidad.

No tendría que andar divulgando mis problemas personales, y menos a uno de mis alumnos. El chisme en esa universidad corre rápido y no quiero ser la comidilla del aula de profesores.

-Mi pareja no pudo traerme -explico limitando la información.

-Mmm... -Sólo responde con ese sonido y agradezco que no haga más preguntas al respecto.

Me observo en el espejo de acompañante, seco mi rostro y limpio un poco de delineador corrido, parezco una bruja, al llegar voy a tener que volver a arreglarme otra vez.
Momentos después llegamos a la UBI (Universidad, Bedfordshire, Inglaterra).

Al bajar, lo primero que veo es el auto de Samuel aparcado junto a la acera, tras mirar con detenimiento, logro darme cuenta que no hay nadie dentro. «Seguro ha venido a verificar cómo llegué». Debe estar dentro de la universidad y lo último que quiero es una escena frente a miles de personas, Samuel cuando se pone furioso es algo muy difícil de controlar, se irrita con facilidad y no teme en levantar la voz y decir lo que se le cruza por la mente.

Me apresuro a entrar y, como bien supuse, Samuel está esperándome en un rincón, cruzado de brazos y mirando hacia la entrada por donde acabo de pasar. Al verme su rostro se contrae en una mueca como de culpa, siempre me sucede lo mismo y termino sintiéndome pésima. Se acerca cohibido y cabizbajo, por suerte no viene con intenciones de guerra.

-¿Cómo llegaste?, ¿estás bien? -pregunta preocupado-, realmente lo lamento -Me quita el cabello húmedo del rostro y espera por mi respuesta.

Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora