"No quiero aceptarlo, pero cada vez me cuesta más resistirme; estoy caminando entre la delgada línea entre el bien y el mal. Y, no sé en qué lado estás tú".
-Basta -pido y me hago hasta atrás lo más que puedo, él acaricia mi mejilla pero no se aleja.
Su aroma me vuelve loca, mis terminaciones nerviosas se descontrolan con él cerca. Me mira fijo a los ojos y puedo sentir cómo me hipnotiza. No sabría decir si mi respiración se acelera o detiene.
-Antes de decirte cualquier cosa, quiero que me cuentes porqué estás así -pide amable-, te noto angustiada -susurra muy cerca de mí, su dedo índice va a mi cuello y toca en un punto determinado-, con sólo ver como bombea tu sangre me doy cuenta que algo sucede.
-Me recuerdas a "Entrevista con el vampiro" -suelto ante su comentario, y su carcajada me sorprende completamente. Realmente con eso y lo de la hipnosis me recuerda a Brad Pitt.
-Me gusta esa película -dice cuando recobra la postura y vuelve a acercarse, yo sigo apoyada en la mesada-, una de mis favoritas, pero dime qué te sucede, estás nerviosa.
-Que estés tan cerca y tocándome me pone más nerviosa -confieso.
Parece comprender y por fin se aleja, pero sólo unos centímetros, se apoya de espaldas a la isla y se cruza de brazos quedando de frente a mí. Espera que hable y no quiero poner a prueba la paciencia de nadie más así que debo contarle.
-Estoy teniendo problemas con Liam -cuento y sigue observándome sin expresión-, sabe lo que pasó.
-¿Te hizo daño? -inquiere preocupado.
-No, sólo discutimos y se fue de la casa.
No puedo creer que esté pasando una situación como esta con Liam, y sobre todo que Arsen esté involucrado. «Otra vez».
-¿Vas a separarte? -Levanto mi rostro debido a su extraña y repentina pregunta.
-No -afirmo y su ceño se frunce, se lleva la mano al mentón y me observa curioso-. Te dije que debías respetar mi vida y es lo que menos has hecho -reclamo y sonríe mientras niega con la cabeza.
-Que yo recuerde jamás te he obligado a nada -responde muy seguro-, puedes culpar a tu inconsciente, no a mí.
Niego incrédula, su manipulación ha crecido más de la cuenta, la pequeña mueca en su rostro le marca esos hoyuelos tan típicos en él, mantengo mi mirada con la suya, y me cuesta apartarla. Podría observarlo por siempre.
-¿Qué era tan importante de hablar? -pregunto en el mismo tono de él, veo como su rostro se transforma y cambia a preocupación.
-Voy a separarme de Iona -dice firme y seguro.
Siento un calambre en el estómago, «¿por qué será?», la noticia me toma por sorpresa, no sabría definir si es bueno o malo, mi interior es un revoltijo de cosas que aún no puedo asimilar. «¿Cuál es el fin de su noticia?». Cuando logro que mis ideas se acomoden un poco, asiento sin emitir sonido y vuelvo a mirarlo a la cara. Supongo que está esperando que diga algo...
-¿Por qué? -Es la primer pregunta que crea mi cerebro. Un suspiro angustiado sale de él y sus manos van hacia el rostro, como si le costase hablar.
-De eso quiero hablar, es decir, no sé por dónde comenzar -confiesa y su vista cae al suelo.
Me intriga demasiado lo que tenga para contar, hasta me dan ganas de sujetarlo por los hombros y sacudirlo para que hable de una vez, pero por experiencia propia sé lo que es no poder soltar algo. Así que con mi mejor cara de póker, vuelvo a mi pose de tranquilidad y espero a que comience.
-Iona es especial -cuenta y no puedo evitar hacer una mueca de desagrado al respecto, pero al notarlo prosigue-, y me refiero a su forma de ser, no por otra cosa -aclara-, ella es como tú, no tiene familia más que un tío lejano...
-Ah... -interrumpo-. Está en las mismas condiciones que yo y aún así la preferiste a ella -reprocho sin poder evitarlo y noto lo nervioso que se pone.
-No la preferí, ya lo sabes...
-Continua -pido exasperada, me mira como si quisiese darme una bofetada y blanquea sus ojos.
-Somos amigos desde pequeños, crecimos juntos y es por eso que no pude dejarla -explica y espera lo que supongo es mi aprobación con una palmada en la espalda.
-¿Y?
-Ella no tiene donde ir, no quiere volver con su tío, soy todo lo que tiene, es mucha presión para mí solo...
-No digas más -pido molesta por estarme contando cosas de ella.
-Por eso antes no influía en nuestra vida aquí, no quería generarle mal -suelta todo de la manera más torpe y apresurada en que lo haya escuchado hablar.
Por más que me moleste aceptarlo, lo comprendo, comprendo que por no hacerle mal, no haya querido dejarla. Pero eso no quita lo que me ha hecho a mí. Pero eso es otro tema.
-No seas dura conmigo, Liz...
Vuelve a acercarse, apoya ambas manos a los costados y se inclina un poco para quedar frente a frente, ahora oficialmente la respiración se me ha cortado.
-No soy dura, es que no sé qué quieres que te diga... -confieso con la voz en un hilo.
-Esa es la verdad, la quiero, siempre la quise, pero no como a ti, yo a ti te amo, Liz -susurra y acaricia mi mejilla-, desde la primera en que te vi no puedo sacarte de mi mente, siento cosas por ti que no he sentido por nadie más, es muy intenso lo que siento cada vez que te tengo cerca.
Cierro mis ojos y recuerdo la primera vez que lo vi, su particular forma de moverse y expresarse, sus ojos, su belleza, su aroma, su todo.
-Aun no sé qué encontraste en mí -digo curiosa, me gustaría saber eso.
Niega y sonríe.
-La primera vez que te vi, supe que eras especial.
-¿Por ser tu profesora?
-No sabía que eras mi profesora, de hecho... -Desvía sus ojos y parece pensarlo-, la primera vez que te vi estabas en el Hall de la Universidad -Me sorprendo al oír eso, juraba que me había visto al mismo tiempo que yo a él.
-¿En serio? ¿Cómo...? -inquiero confundida lo que le causa gracia.
-Mi primer día en la universidad llovía mucho, esperaba en el Hall a que me asignaran la clase y te vi entrar completamente empapada, parecía que maldecías, me resultaste tan interesante y te seguí con la mirada... -dice y vuelve a desviar su vista, yo sigo observándolo completamente sorprendida e intrigada-. Pensé que eras una estudiante de último curso, supuse que eras mayor que yo, y fue ahí que vi a Samuel acercarse, luego te desapareciste, pregunté y me dijeron que eras profesora de Literatura inglesa -Sonríe-. Esa asignatura no me tocaba contigo, sino con otro profesor, pero molesté por un buen rato para que me cambien contigo...
-Por eso entraste tarde... -comento y afirma con un asentimiento.
-Me encantaste.
«No voy a responder a eso. No voy a responder a eso...».
-Fue hace mucho, en otra etapa de mi vida -Corto con el momento y me salgo de su repentino aprisionamiento.
-Yo te amo, Liz -susurra mientras me abraza por la espalda. Su abrazo es fuerte, se siente tan bien que me dejo abrazar...
-Siento interrumpir -Escucho la voz de Liam a nuestras espaldas.
Me giro totalmente asustada y saliéndome del agarre de Arsen. La expresión de Liam es de ira, pero lo disimula muy bien, intercala la mirada entre Arsen y yo. Su mandíbula tensa y sus manos hechas puños cerrados me dan mucho que pensar.
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Él, prohibido
Lãng mạn"Mi vida era normal, quizás un poco monótona y aburrida. Hasta que aquél griego de tan solo 19 años de edad, hizo temblar el suelo bajo mis pies. Sus ojos de aquel color jade me hipnotizaron y sus palabras me cautivaron. Jamás pensé que podía enamo...