"Tiempo de cambios, pero bien dije en un principio: buenos, malos y, a veces ambos; tú eres de ese último".
Siento sus suaves labios moverse sobre los míos, su cítrico y único aroma meterse en mis fosas, su cuerpo pegado al mío despertando deseos implacables, y también la necesidad de no soltarlo nunca más.
-¿Vamos a mi casa? -pregunta cuando apenas nos apartamos para tomar aire. Tiemblo, estoy nerviosa y excitada.
-No, no puedo, esto está mal -susurro y me retiro.
Entro a casa y al cerrar la puerta me apoyo sobre ésta y cierro mis ojos, toco mis labios y me permito disfrutar de la esencia que guardo en ellos. Subo las escaleras y entro a la habitación, la luz está apagada pero sé que Liam está despierto. Ingreso despacio a la cama como si estuviese dormido y me giro dándole la espalda. Abrazo la almohada y reprimo las ganas de llorar.
«Está volviendo a pasar».
-¿Qué se supone estás cocinando? -pregunta Mitch a mis espaldas.
-Lasaña -respondo mientras mezclo la salsa.
Es viernes por la noche, Evan y yo vinimos a cenar con Mitch. Liam ha quedado en casa, sé que algo le sucede, actúa extraño y su humor ha cambiado. En estas semanas las cosas en casa han estado demasiado tirantes, atribuyo que es por aquella noche -la de la cena- aunque también temo que haya visto algo de lo que sucedió más tarde en la acera de la casa. Arsen hace una semana volvió a Grecia, después de lo que sucedió, casi no nos hemos visto, y las pocas veces que sí, siempre fue con Evan en medio y evitando el tema. En resumidas palabras, hicimos de cuenta que nada había pasado.
-Arsen llega esta noche -comento y tampoco sé porqué lo hago.
-¿Qué está sucediendo entre ustedes? -pregunta cauteloso Mitch.
-Nada -respondo acompañado de un encogimiento de hombros.
No quiero preocuparlo con mis cosas, sobre todo con los pensamientos que rondan en mi cabeza. No descanso en paz, y lamentablemente no dejo de pensar en Arsen. Es como dijo Pat, si ni estando con Liam lo quitas de tus pensamientos, es un problema. Lo es, y uno grande. Pero esta vez no correré tras esos sueños como una niña ilusa.
-Liam está extraño -comenta él.
-Mucho, pero no es para menos luego de esa cena -agrego.
Seguimos conversando y luego cenamos en tranquilidad, extraño mucho esta casa y vivir con mi hermano. También siento algo de pena por su venta, guardamos muchos recuerdos y aventuras en ella.
También hablamos de la casa que Crista pondrá a nombre de Evan. Ya me comunicó que tiene la casa y quiere que vayamos a verla, solo espera a que Arsen llegue de Grecia. De sólo pensar en él y tenerlo cerca se me hace un nudo en la garganta, siento demasiada presión y vuelvo a cuestionarme cómo soportaré esto por el resto de mi vida.
-Vamos a ver televisión -avisa Mitch mientras se levanta y toma a Evan en brazos. Asiento y descanso mis brazos sobre la mesa.
Por fin tendré un momento a solas y de tranquilidad, como todos los viernes me resulta agotador y estresante. Tomo mi teléfono y reviso los mensajes de WhatsApp. Ya no me resulta extraño encontrar mensajes de Arsen, al contrario, me molesto cuando no los tengo.
«Acabo de bajar del avión.
Estoy muerto»«Nos vemos en la mañana,
extraño a Evan»«Claro, descansa»
«Estás bien?»
No, pienso. El hablar o en este caso escribir contigo me genera cosas extrañas. Y cuánto más intento luchar por mantenerme derecha y como creo correcto, me siento peor.
«Sí, sólo muy cansada»
«Descansa también»
«Mañana veremos
tu nuevo hogar, es alucinante»«Qué tan alucinante?»
La verdad no me gustaría encontrarme con un lugar demasiado lujoso, no me gusta nada de eso.
«Para que tengas una idea...
Lo elegí yo»«Wow»
«Sí. Ese lugar es muy "Liz"»
«Lo amarás»«Tal vez tu criterio o gusto
no sea tan bueno»«Jajaja»
«Me fijé en ti, qué mejor prueba
de mi buen gusto que esa?»Al mirar la pantalla se escapa una pequeña sonrisa, pero esta se borra cuando llega un mensaje de Liam, sacándome de mi estúpida fantasía.
«Te extraño»
Algo en su mensaje me da pena y hace sentir mal, y no es para menos, estoy escribiéndome con Arsen como si nada, y a él lo dejo a un lado, siendo que tendría que ser todo lo contrario.
«Yo también»
«¿Quieres que vaya por ti?»
Desvío mi vista hacia donde se encuentran Mitch y Evan, ambos casi quedando dormidos en el sofá. No quiero despertarlos para que Mitch me lleve a casa.
«Claro, Evan está casi dormido»
«En 15 minutos estoy por ahí»
*
Aplico corrector a mis ojeras, no he descansado mucho y comienzan a ponerse grandes y oscuras. Decidí arreglarme un poco y vestirme decente, digamos que sé cómo es Arsen y Crista, y siempre termino por sentirme una vagabunda a su lado. Tomo mi bolso y como siempre repaso de no olvidarme nada.
Al bajar voy hacia la cocina donde está Liam con Evan terminando de desayunar. Reviso mi teléfono y veo el mensaje de Arsen avisando que está a punto de llegar. Liam mantiene su mirada en mí, es tan fría y penetrante como siempre, sé que quiere decir algo pero no lo hace.
-¿Qué te sucede? -pregunto mientras me acerco y lo abrazó por la espalda.
-Nada, bebé, supongo que no me acostumbro a esto -susurra amablemente.
Es obvio que se refiere a que Arsen esté en nuestra vida y la de Evan, sé lo que siente: las cosas se le salen de control. De hecho mucho no le agradó la idea del lugar que Crista le dará a Evan y tampoco el que Arsen y yo vayamos como una pareja feliz a verlo. Pero ni me molesté en preguntarle si quería venir conmigo. Sé que dirá que no. A veces si me salgo de mi lugar y me pongo en el suyo me resulta totalmente extraño y molesto. Pero son situaciones que no puedo evitar.
-Volveremos más tarde -aviso evitando lo recientemente nombrado-, prepararé el almuerzo -prometo.
-Quiero que todo sea como antes -pide mientras toma mi mano y la besa.
«Yo también», pienso.
Pero para que eso pase, Arsen nunca debería haber existido. No hay vuelta atrás, vive en mi mente, está en mi sangre y marcado a fuego en mi piel.
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Él, prohibido
Roman d'amour"Mi vida era normal, quizás un poco monótona y aburrida. Hasta que aquél griego de tan solo 19 años de edad, hizo temblar el suelo bajo mis pies. Sus ojos de aquel color jade me hipnotizaron y sus palabras me cautivaron. Jamás pensé que podía enamo...