Capítulo №33

56 9 0
                                    

"Las cosas siempre suceden por algo, todo tiene su causa y consecuencia,
no hay nada oculto que no sea revelado".

Suspiro, bebo del café y espero a que Pat comience con el interrogatorio.

-No es sólo el habértelo cruzado, Liz -Acomoda su cabello de manera impaciente-, el maldito estuvo aquí, cerca de ti y no te ha buscado.

Asiento, bajo mi cabeza sintiéndome miserable, pero es verdad, eso es lo que más me ha dolido, Arsen ha estado en Londres y no me ha buscado, río con tristeza y amargura, las pocas e inconscientes ilusiones que tenía, acaban de morir.

-No sé cómo quitarlo de mi mente -confieso y soba mi espalda consolándome.

-Sabes cómo.

En todo este tiempo quise dejarlo ir, pero no tenía el puntapié inicial.

-Liam es un gran hombre, está dispuesto a todo por ti y te lo ha demostrado -Asiento, es verdad.

Liam es más que un gran hombre, es mi mejor amigo, se ha convertido en mi pilar, en mi sustento emocional, lo quiero, sé también cuáles son sus intenciones conmigo, pero me negaba a afrontarlo, no me siento preparada para el amor, ni para amar a alguien más. Tampoco me gusta esto de la presión.

-Me encanta el shippeo, también el moreno que mola, pero eso es pasado, debes superarlo y darle una oportunidad a Liam -comenta-, sé que te apoyaba con eso antes, pero él ha demostrado no ser una buena persona para ti, y siento ser tan dura, pero... -Me mira a los ojos y asiento dándole a entender que continúe-, pero ya no eres una niña, debes pensar como madre que eres y ver que la vida se te está pasando por perseguir a un adolescente.

-No lo persigo -replica y tuerce el gesto.

-Pero lo esperas, basta, Arsen tiene su vida y tú la tuya. Quiero que seas feliz y van casi dos años que finges serlo, estás en la flor de tu edad y sola, teniendo a un hombre como Liam, que sólo se ve en las revistas, por favor...

-Tienes razón, pero no veo justo que Liam sea mi desahogo por esto que acaba de pasar... -explico.

No es un juguete de consuelo.

-Liz, entiéndelo, la vida no funciona como queremos, tú más que nadie lo sabes, Liam también, sabe que amas a ese pelmazo, hasta te acepta con un hijo y todo, despierta, no pierdas también este tren, maldición, piensa en tu hijo, en tu vida, ¡no fantasees más con algo que nunca sucederá!

Más que dolerme o hacerme sentir mal, sus palabras me abrieron la mente, tal vez hace un tiempo atrás esto me hubiese lastimado, pero el tiempo todo lo cura. Bebo de mi café y pienso. Es hora de dejar todo atrás, Arsen debe quedar en el pasado, y si bien no me gusta sacar un clavo con otro, Liam es una persona especial para mí y merece la oportunidad, si vamos al caso la que no la merece soy yo.

-Acompáñame al salón de belleza, Pat.

Me pongo de pie y me digo a mí misma que debo recuperarme, lo primero es volver a sentirme bien conmigo misma.

***

Coloco los pequeños pendientes y me observo en el espejo, tengo puesto un vestido negro, es totalmente pegado al cuerpo, llega hasta debajo de la rodilla y unos zapatos tan altos que no sé cómo haré para caminar.

-¿Por qué tan arreglada? -cuestiona Mitch parado desde el umbral de la habitación con Evan en brazos.

-Sabes que saldré a cenar con Liam -respondo y asiente.

-Sí, pero nunca vas así, más bien como una vagabunda -bromea y le doy reproche con mi mirada, comienza a reír y no hace más que contagiarme.

-Gracias por esa ayuda a mi auto estima -espeto, ríe más fuerte y se esconde detrás de Evan.

-No sabes rescatar mi cumplido de todo lo que te dije.

-¿Cuál era...?, a ver...

-Que estás hermosa, más que cualquier otra noche, y sólo quería saber que tiene de diferente a las demás salidas con Liam.

Lo observo, sé que sabe todo el rollo, pero hasta ahora no le he dicho, no le he comentado la decisión que he tomado ayer. Sé que me apoyará, pero no quiero crearle más preocupaciones, sobre todo cuando él paga las consecuencias luego.

-Te apoyo, en esto lo hago -suelta sin una pizca de gracia y hago fuerza para no llorar.

-Gracias -respondo y me acerco a darle un beso a cada uno.

Ya preparada para salir, con mi abrigo puesto y cartera en mano, recién caigo a cuenta que estoy demasiado arreglada. En nuestras primeras salidas Liam venía muy arreglado y formal, pero con el tiempo, ya que yo iba como dice Mitch, una vagabunda, decidió vestirse más casual, lo que me lleva a pensar es que vendrá así ahora y la que ahora esté demasiado arreglada sea yo.
Atino a ir a mi habitación por unos jeans, pero el timbre me avisa que Liam ya está aquí, entro en pánico y como Mitch le da de comer a Evan, sí o sí, debo ir yo.

-Maldita sea -maldigo por ser tan estúpida y despistada.

Al abrir la puerta me llevo una gran sorpresa, una muy grata sorpresa. Observo a Liam de pies a cabeza, está vestido impecable, de negro y totalmente acorde a mí, él se percata de mi asombro y ríe.

-¿Qué te sucede? -pregunta mientras entra, yo me hago a un lado y me pregunto cómo pudo coincidir conmigo en la vestimenta.

-¿Por qué estás tan arreglado? -inquiero. Deja un beso en mi mejilla, toma mi mano y me hace girar.

-Porque sabía que te arreglarías -susurra en mi oído-, Pat me lo contó. Muy hermosa por cierto.

Vaya amiga que me tocó.

-No debía hacerlo -espeto avergonzada, seguro ya se dio cuenta de mis intenciones.

-Tranquila, me alegro, sino iba a venir de deportivos... -Suelto una carcajada y él otra-, vámonos, tengo reserva para dentro de media hora, sino terminaremos cenando en Brixton.

En el camino es como siempre, hablamos de todo un poco, con Liam nunca te quedas sin tema de conversación y eso es algo que me agrada, nunca me siento nerviosa o algo por el estilo, es como si todo fuese fluido y normal. Hasta que de repente Arsen vino a mi mente, no sabía el motivo, hasta que presté atención, no es sólo el hecho de ir en auto o en la autopista porque siempre lo hacemos, sino la canción que está en el reproductor, es como si fuese un interruptor que me transportó en el tiempo y espacio.

«Deja Vú» «Midnight City».

La canción favorita de Arsen, y también era la mía. Automáticamente la cambio, Liam sólo me observa curioso pero parece no darle importancia. Esto fue una señal. Ahora más que nunca estoy decidida a seguir con mi vida. Me pierdo de todas las cosas buenas que debo estar viviendo hace tanto.

Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora