Capítulo №51

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"Las cosas se escapan de mis manos, siento que me equivoco pero no sé como remediarlo"

Sigo a Liam a la sala, da vueltas en círculos de manera desquiciada, algo raro en él, siempre es tan paciente y calmado. Mi mente trabaja tan rápido que no sé cómo procesar los mismos pensamientos, quiero hablar y decir tantas cosas a la vez que me confundo y no sé por dónde comenzar.

-Liam -murmuro a una distancia prudente, sé que él no haría nada, pero me ha pasado, a Samuel tampoco lo creí capaz y resultó serlo.

Ante mi llamado se detiene, me observa sin expresión y espera a que continúe. Mi boca tiembla, tengo demasiadas cosas atoradas y no consigo sacarlas. Me acerco un poco y él no se inmuta, me observa frío y cortante.

-No estoy engañándote con él -explico-, eso que viste sucedió y sólo me confundió...

-Ese es el problema -interrumpe.

-¿Cuál? -pregunto un tanto perdida por su respuesta.

Se acerca hasta quedar frente a mí, está más calmado y lo admiro por eso, lo ha hecho en tiempo récord, mi cuerpo en comparación no deja de temblar.

-No es un simple beso -habla y muerde las palabras-. Es tu confusión, el hecho de que con un chasquido de dedos Arsen derrumbó todo lo que construimos en casi dos años.

Cada una de sus palabras las suelta con total tranquilidad, como si en estos meses en los que Arsen está aquí, hubiese estudiado todo de manera detallada.

-No derrumbó nada -replico segura e intentando leer entre líneas, «¿acaso cree que lo nuestro se derrumbó?»

Quiero retener el llanto pero las lágrimas se escapan de igual manera. No quiero ponerme en papel de mártir porque no lo soy, al contrario, quiero asumirlo y enfrentar esta situación.

-No me justifico, pero sabes lo que él fue para mí, es demasiado todo esto junto pero eso no... -No me deja continuar, levanta una mano pidiendo que calle y decido hacerlo.

-Sé que tú y él me culpan de haberlos separado con esa mentira -comienza y vuelve a alejarse quedando frente a la ventana y de espaldas a mí -. No voy a mentir -prosigue-, la realidad es que, aquel día que te buscó en la universidad lucía desesperado por encontrarte.

Tapo mi boca con la mano al escuchar eso, pero no emito sonido y espero a que siga hablando.

-Estabas tan mal, y sabía que si te encontraba probablemente volverías con él... -hace una pausa y se gira-. En ese momento pensé en ti y en el bebé, juro que no pensé en conquistarte ni nada que se le parezca. Sólo me preocupabas tú y tu felicidad.

-Y te lo agradezco -agrego-, sólo me enojé porque me hayas mentido, no porque quiera volver con él -aclaro y me acerco a acariciar su rostro, se ve como una fiera difícil de amansar-. ¿Por qué estás diciéndome todo esto? -pregunto curiosa, preocupada y confundida.

Suspira y desvía sus ojos al suelo, parece pensarlo y comienzo a preocuparme más de la cuenta.

-Es que... -duda-, quiero que sepas toda la verdad, aunque ésta no me beneficie en nada, contigo fui siempre transparente y esa fue la única mentira.

-No es mentira -contradigo-, sólo lo ocultaste -explico quitando el peso al asunto, no quiero que eso lo mortifique o se cree más problema del que ya hay.

-¿Lo amas? -pregunta paciente.

Lo miro a los ojos y contemplo la respuesta, aunque no debería contemplarla, debería saber exactamente lo que siento y no dudar. La decepción en el rostro de Liam se agranda a cada segundo, tiene sus ojos tan cristalinos que no me sorprendería que de ellos salga alguna lágrima.

Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora