Capítulo №59

49 10 1
                                    

"Tan lejos, tan cerca, tan intocable y prohibida; te arrebataron de mis manos, y es tiempo de pagar mi descuido, el precio es la sangre de mis propias venas".

Mis manos en el volante y mis ojos en la casa de Liz. Son algo de las ocho cuarenta, ya tiene que estar por salir para ir a la librería y llevar a Evan al kinder. No he podido dormir en toda la noche de la impotencia y preocupación, le envié mensajes que no contestó y siento que algo anda mal.

Hoy me tomé el día libre, le comenté a mi madre de lo sucedido y obviamente se ha preocupado por Evan. A ella también le resulta extraña la situación, es como si Liam le hubiese hecho una lobotomía a Liz. La única manera en la que sabré algo, es hablando de frente con ella, de esa manera no puede mentirme. Me da mucha bronca que Liam se aproveche de ella, sabe lo manipulable que es y no duda en guiarla hacia donde quiere.
Por fin veo la puerta abrirse, por ésta sale ella y Evan. Tiene una muy mala cara, desde aquí le veo las ojeras y el cabello mal atado en lo alto sin ningún cuidado como suele tener. Estoy a media calle, lo suficiente lejos como para que no reconozca el auto y me dé tiempo a bajar y sorprenderla. Cuando va más o menos por mi altura, decido bajar del auto, va tan absorbida en sus pensamientos que ni nota como me acerco, lo hago de costado, tampoco quiero asustarla desde atrás y que piense que quiero asaltarla.

-Liz -Me anuncio y se gira totalmente asustada, hasta se lleva la mano al pecho y cierra los ojos.

-¿Quieres matarme del susto? -inquiere y se lleva las manos a la cintura.

-¿Qué está sucediendo? -pregunto
mientras tomo a Evan del carro, ella suspira y comienza a caminar en su mismo lugar, poniéndose nerviosa.

Me mira con sus ojos cargados de lágrimas, como si algo realmente la estuviese lastimando. Evan parece normal, pero ella es algo lejano a la Liz de la cual me enamoré.

-¿Has vuelto con él? -pregunto con miedo, ella suspira y niega con la cabeza segura.

-No he hecho nada aún -afirma.

-¿Por qué estás tan mal? En el kinder me llamaron, quieren hablar con nosotros sobre Evan, dicen que el niño está mal, que es algo que pasa en casa -explico y asiente con pesar.

-Ya me han llamado -cuenta y se lleva las manos a la frente, como si se sintiese mal-, iba a la reunión que me citaron.

-¿Por qué no me has dicho que te acompañe? ¿Por qué me dejas fuera? -inquiero molesto.

-Lo siento -dice ella y su vista cae al suelo.

Me preocupa, realmente me preocupa su comportamiento.

-¿Liam está obligándote a algo?

-No -responde y apenas sonríe, como si mi pregunta le pareciese graciosa-. Estoy así porque la situación me pone así.

Evan pide bajarse y lo hago, camina a nuestro al rededor mientras ambos nos miramos sin expresión. Quiero respuestas a mis interrogantes pero ella no está dispuesta a dármelas, la joderé si le insisto.

Pero no puedo detenerme.

-¿Por qué no lo dejas? -inquiero y sigue viéndome sin expresión.

-Basta, Arsen -pide con cansancio-. No estás en posiciones de exigirme nada -determina.

-Nunca vas a dejarlo estar, ¿verdad? -inquiero y niega con la cabeza.

-No te pones en mi lugar -asevera-, ¿podrías dejar a tu novia ya mismo? -Me reta.

-Ya mismo puedo llamarla y decirle que lo nuestro se terminó, que amo a otra mujer, a la madre de mi hijo y que lo siento, pero se terminó -respondo haciéndola llorar-, pero no quiero por teléfono, quiero viajar y hacerlo personalmente.

Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora