“Ya no puedo ocultarlo y quiero acabar con la agonía. Eres mi mundo, mi universo paralelo, del cual, no quiero escapar”.
Entro a mi primera clase, recorro muy levemente con la mirada a los alumnos que se encuentran ya sentados, y obviamente Arsen no ha llegado aún, pero sí un Daniel sonriente. «Y eso no me gusta nada». Es uno de mis favoritos, respetuoso, buen alumno, pero el hecho de que esté al tanto de mi vida personal y relación con Arsen, me pone en alerta.
Como siempre inicio con la clase, Arsen llega, se acomoda y prosigo. Su sonrisa y miradas pícaras en más de una oportunidad me hacen sonreír, pero la mirada de Daniel sobre nosotros me perturba. Si bien Arsen me ha dicho que son amigos, y que ninguno hablaría de las cosas que cada uno hacen, no deja de preocuparme.
Al terminar la clase todos los alumnos salieron, Arsen esperó sentado en su lugar, y sabía lo que iba a hacer a continuación, pero aún no deja de ponerme nerviosa, ni darme ansiedad, a veces me siento como una niña de quince años.
-Es demasiado excitante verte ahí, al frente de la clase -habla llegando hasta mí, sonrío con mi vista en la cartera de mano sobre el escritorio-, ¿sabes que esto es la fantasía de muchos alumnos? -pregunta en mi oído y deja un beso en mi mejilla.
Corre una silla y toma asiento junto al escritorio, sonrío ante sus recientes palabras. Es porte de seductor no lo deja por nada.
-¿Eso soy para ti? ¿Una fantasía? -Pongo un tono fingido de dolor, pero él sólo sonríe y niega con la cabeza.
-Bueno, fantasía no, eres real y lo he comprobado -Acaricia mi pierna por debajo del escritorio y su tacto me quema, hace que se me tensen las piernas, el cuerpo y mis... pensamientos.
-Pueden vernos -advierto, asiente entendiendo y la quita.
-Siento haber enviado tantos mensajes... Es que me preocupé, pensé cualquier cosa -Se excusa por lo de ayer.
-No te preocupes -Le quito importancia, no quiero tocar ese tema, no aún.
-¿Nos vemos a la hora de salida? -pregunta-, ¿vamos por una malteada o algo? -propone con entusiasmo y por más que sé que no puedo, asiento. Si le digo que no aquí, seguro se creará una molesta situación.
-Sí, claro.
Me encuentro en una junta de profesores, faltan pocos minutos para salir, el director habla y habla y la verdad no le presto atención. Tengo mis ojos fijos en Alice. Por más que quiero, no puedo dejar de sentir rechazo hacia esa mujer, no es por estilo de vida, no. Es por todo, me causa asco todo de ella, y ahora también siento miedo, miedo de que ella sepa lo que pasa entre Arsen y yo.
Cuando termina la reunión salgo disparada hacia la salida. Veo a Arsen de brazos cruzados, junto a su auto, en la acera de enfrente. Tiene unos lentes de sol y una chaqueta de cuero que le quedan pintadas, «por Dios, parece un modelo». Cuando me ve se las quita y sonríe.
No se acerca, espera a que yo lo haga, tampoco lo saludo, sólo nos limitamos a meternos rápido en el auto. Y una vez dentro lo tomo del cuello y la mejilla para besarlo, gimotea y sonríe en medio del beso. Debo parecer una desesperada.
-¿Me extrañaste? -pregunta rozando sus labios con los míos.
-Demasiado, diría -confieso.
-¿Vamos por las malteadas? -pregunta contento.
Por más que dije que no podía, y que se lo diría aquí y ahora, me lo guardo para mí y acepto con un asentimiento de cabeza y una sonrisa.
Le envié un mensaje a Sam -«Sí, uno más»-, avisándole que llegaría más tarde, el cual no se molestó en contestar. Está molesto y no es para menos, seguramente cuando llegue a casa voy a tener que rendir cuentas.
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Él, prohibido
Lãng mạn"Mi vida era normal, quizás un poco monótona y aburrida. Hasta que aquél griego de tan solo 19 años de edad, hizo temblar el suelo bajo mis pies. Sus ojos de aquel color jade me hipnotizaron y sus palabras me cautivaron. Jamás pensé que podía enamo...