UN MALENTENDIDO, UNA REPUTACIÓN QUE MANTENER Y UN TRATO QUE ACEPTAR.
Candace siempre lo ha tenido todo, hasta que un día decide cambiar su estudiada rutina y toda su vida se ve envuelta en un sinfín de cambios. Encuentra a su novio en la cama con ot...
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CANDACE
Izan me va a matar.
Tal y como me avisó anoche, todo vuelve a repetirse. Si las primeras fotos que nos sacaron a Felipe y a mí dieron revuelo, estas lo están dando aún más.
No sé cómo narices lo hacen, cómo son capaces de montar una historia a raíz de una foto y que resulte tan creíble. Soy yo la de la foto, sé que estaba pasando realmente en ese momento, que me decía y como me consolaba, pero, aun así, sabiendo que nada de lo que dicen es cierto, comienzo a creerlo.
¿Cómo es posible? De verdad parece que nos estamos besando, que nuestras bocas están unidas, cuando la verdad es que solo limpiaba mis lágrimas, solo me ayudaba otro día más.
Por suerte no han nombrado en ninguna parte que estaba llorando, prefiero un millón de veces que inventen historias de amor a que me saquen alguna debilidad. Y poco puedo añadir al hecho de lo sexi que se me ve subida a su moto con ese vestido de la última temporada de Gucci y de cómo nuestros cuerpos parecen encajar a la perfección. Es que ni en "Tres metros sobre el cielo" la escena resulta tan sexi como en nuestra foto, siempre he sido fan de H, pero Felipe tiene poco que envidiarle en esta foto.
—Tu moto me sienta bien.
—¿De verdad es eso lo único que te preocupa?
—A ver...no puedes negar que salimos genial en ambas fotos —me muerdo el pulgar observando su reacción— De nada sirve que ahora me vuelva loca porque la mentira sea cada vez más grande. Tienen suficientes fotos para inventar la historia que quieran, así que poco podemos hacer salvo preocuparnos por salir bien al menos.
—A mí me da igual como salga, porque no quiero salir.
—Podría ser peor... —intento quitarle peso.
—¿Peor? —frunce el ceño— Joder, Candace. Para ti puede ser normal salir en revistas, que te sigan con cámaras y que tu vida privada sea inexistente, pero para mí no. Me gustaba mi vida, cuando nadie sabía que existía, cuando no te...
El corazón me late a toda velocidad cuando intuyo lo que estaba a punto de decir.
—Cuando no me conocías —digo con un nudo en la garganta.
—No quería decir eso.
—Pero es lo que ibas a decir.
Se pone en pie y se mueve de un lado hacia el otro, tocándose el pelo con nerviosismo mientras mi mirada le sigue por cada rincón del pasillo.
—Lo siento —frena frente a mí— Tú llevas toda la vida practicando, pero a mí me ha llegado de sopetón, no he sabido reaccionar, no me gustan las cámaras y que mi vida se convierta en un circo para los demás, pero te prometo que no lo he dicho en serio, no me arrepiento de haberte conocido, aunque ojalá hubiera sido de otra manera... —sonríe burlón— Casi me ahogas con tu caca.
