CandaceNo quiero hacerme ilusiones, pero el casting ha ido demasiado bien.
Recojo mis cosas y me despido de algunas caras conocidas. Me pongo el abrigo y me preparo para el brusco cambio de temperatura que debe hacer fuera. No nos dirán nada hasta la semana que viene, pero dudo que pueda pensar en otra cosa hasta entonces.
Intento buscar un Cabify o un Uber, pero al parecer, Diciembre no solo trae frío y molestas canciones navideñas, sino que también hace que Barcelona sea un circo y todos quieran venir a ver el espectáculo. Ningún coche está disponible y yo me muero de frío. Me acerco un poco más a la carretera a ver si encuentro un taxi libre, pero nada, todos ocupados.
Leo el mensaje de Felipe con una sonrisa e intento responderle, aunque no sienta los dedos de las manos.
Zoquete: Voy a dormir un poco. Escríbeme cuando termines y me cuentas qué tal ha ido, sé que te habrá salido perfecto, aunque no tenga ni idea de que has tenido que hacer.
Yo: Hasta ahora no termino. Agotador, pero con buenas sensaciones. ¿Seré una de las próximas imágenes de LV? Se me acelera el corazón solo de pensarlo. No lo estaré gafando, ¿no?
Intento un par de veces más sin éxito encontrar un vehículo que me lleve de vuelta a casa. Debería pensar en la idea de sacarme el carnet, aunque ahora mismo mi agenda se ría ante la idea de meter una cosa más a la kilométrica lista.
Estoy a casi cuarenta minutos andando, y voy en tacones, por lo que tengo que añadir unos quince más. Estoy dejando de sentir la cara, las manos ya hace tiempo que las he perdido en los bolsillos. Comienzo a perder la paciencia, estoy a punto de volver al interior a llamar un taxi cuando oigo un claxon familiar a mi espalda.
—¿Esperas a alguien?
El estómago me da un vuelco cuando sonríe y me muestra su perfecta dentadura y ese hoyuelo que tanto me gusta. Me acerco nerviosa hasta él, intentando no parecer un cervatillo que no sabe caminar.
—¿Qué haces aquí?
—He creído verte y he dado media vuelta. ¿Quieres que te lleve a algún lado?
Quiero decir que no, pero mi cabeza se está moviendo diciendo todo lo contrario.
—¿Subes? —me hace un gesto con la cabeza.
Rodeo el coche y abro la puerta del copiloto, el cambio de temperatura es bastante notable y mi cuerpo lo agradece. Me siento con cuidado, como si no conociera este coche, como si fuera la primera vez que subo o no conociera al conductor.
—¿Vienes de alguna limpieza facial?
—No.
—No vas maquillada.
—Si qué voy —ataco a la defensiva.
—Pues no lo parece —me observa detenidamente.
—Es un maquillaje natural.
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Amor con fecha límite #1
RomanceUN MALENTENDIDO, UNA REPUTACIÓN QUE MANTENER Y UN TRATO QUE ACEPTAR. Candace siempre lo ha tenido todo, hasta que un día decide cambiar su estudiada rutina y toda su vida se ve envuelta en un sinfín de cambios. Encuentra a su novio en la cama con ot...