22. A HARRY STYLES NO SE LE HABLA, SE LE REZA

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FELIPE


14 de Noviembre.

—¿Dónde te metiste el martes? —Eider me observa detenidamente— Te escribí y sudaste de mí toda la tarde.

—Me levanté tarde y luego estuve haciendo cosas, no miré el móvil, lo siento.

—Ni ayer tampoco por lo que veo —me saca la lengua.

—Lo siento, hubo problemas en el hospital. Ya sabes que soy un desastre con el móvil.

—Desde que tienes novia pasas de mí.

—Eso no es cierto —me río mientras hago recuento en el almacén.

—Estoy segura de que estabas ocupado haciéndole manualidades a la influ.

—¿A la qué? —cuando Eider habla con palabras raras no la entiendo.

—In-flu-en-cer —dice entonando cada sílaba— Eso es tu novia, ¿no?

—Es abogada —aclaro— Bueno, lo será algún día.

—Claro, cuando papi le abra las puertas para que ella no se rompa una uña.

—Eider... —le recrimino.

—Venga, dime que no estuviste con ella.

—Sí, la ayudé a pintar su habitación —hace un gesto con la cabeza como diciendo "lo sabía" que me hace reír— ¿Desde cuándo eres tan celosa?

—No estoy celosa, pero si de un día para otro me entero que mi mejor amigo sale con alguien por una revista y no por él —entrecierra los ojos— Pues desconfío.

—Celosa —aclaro con burla.

—Lía está con los exámenes finales y buscando trabajo como una loca, tú estás siempre ocupado, pero el poco tiempo que tienes libre ahora lo usas para morrearte con la pija —hace un mohín— Y Mara no es una compañía muy habladora... Tengo necesidad de salir de fiesta, y mis mejores amigos no parecen querer colaborar.

—No la llames pija, tiene nombre, además, te aseguro que si la conocieras te sorprenderías —Eider se cruza de brazos esperando que continúe— Es joven, aún tiene mucho que aprender, pero intenta cambiar. No es fácil vivir con una lupa gigante en tu cabeza, pero es graciosa, y tiene sus miedos, como cualquiera de nosotros. Además, ya sabes que no me gusta salir de fiesta, y tú tiene un millón de amigos más, no exageres.

—No me vendas la moto, que ya conozco a las de su especie. ¿Qué miedos va a tener? ¿Qué el pelo no le quede bien? ¿Qué el color de uñas no le pegue con la ropa interior?

—No saber quién es en realidad.

—Oh, que pena, la niña rica tiene un problema de identidad —me cruzo de brazos y frunzo el ceño con fastidio— Vale, lo siento, ya paro. Es que sigo sin acostumbrarme a que salgas con alguien como ella, no te pega. Siempre te he imaginado con una chica dulce, como Lía —mueve las cejas divertida.

Amor con fecha límite #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora