Felipe
30 de Diciembre.
Me gusta observarla, sus gestos, la perfección con lo que lo hace todo, la arruga de la frente que le sale cuando se concentra o se enfada, como se humedece los labios con la punta de la lengua siempre que hay algo dulce para comer sin saber que es un gesto de lo más sensual y que me vuelve loco.
La conozco tan bien que ya sé cuál va a ser su siguiente paso. Vamos a pasar por la cafetería, me va a mirar como un corderito y eso va a significar "¿entramos?, hace un frío de la hostia y quiero algo caliente", yo le voy a sonreír y dentro va a pedir un batido de chocolate caliente.
Aminora el paso poco a poco. Gira su cabeza lentamente y me mira de esa forma, de esa con la que sabe que no puedo negarme, sea lo que sea. Le sonrío como respuesta y juntos entramos a The Moment 's. La calefacción está demasiado alta, tanto que sus mejillas comienzan a coger un tono rosado y mi frente a brillar.
—Qué bien se está aquí —se deshace de su bufanda— ¿Qué quieres? Voy a pedir y tú buscas sitio, ¿vale?
—Bizcocho de calabaza. ¿Compartimos? —asiente efusivamente con los ojos brillantes— Y un batido de vainilla y canela.
—No tardo.
Hoy llega Izan, mañana cenaremos en su casa para celebrar la salida y la entrada del año junto a Eider. El día dos vuelven Lía y Mara, y me acojona la idea de que algo cambie entre nosotros. No es que no quiera que mis amigos vuelvan, pero estoy tan cómodo en esta burbuja que espero impaciente la siguiente complicación, la horma del zapato que estropee esta fantasía y consiga devolverme a la realidad.
Intento aprovechar los pocos minutos que nos quedan a solas. Sé que seguimos sin ser nada, que tan solo somos amigos que se atraen, pero yo no quiero ser solo eso, ya no, y no sé cómo actuar cuando hay más gente cerca, cuando no puedo besarla o tocarla como me gustaría.
La sigo con la mirada hasta que se pierde entre la gente. En esta fecha la cafetería siempre suele estar hasta arriba, y mucho más tras nuestro beso frente a las cámaras, que al parecer ha sido un tema de lo más concurrido estos días y nos ha envuelto en cuanto hemos vuelto a la realidad. Encuentro un sitio para dos en una de las esquinas. No tarda más de diez minutos en regresar con las dos bebidas. Le hago una señal y se acerca con una sonrisa, cuando está a la altura, me aproximo a por la tarta y regreso a nuestra mesa.
Algo no anda bien. No ha pedido nada con chocolate.
—¿Qué es eso? —miro su bebida.
—Es la bebida nueva, de la que me hablaste el otro día.
—Pero esa no lleva chocolate —me pongo en pie— Le digo que te la cambien.
—No —la rodea con las manos— Ya sé que no lleva.
ESTÁS LEYENDO
Amor con fecha límite #1
RomanceUN MALENTENDIDO, UNA REPUTACIÓN QUE MANTENER Y UN TRATO QUE ACEPTAR. Candace siempre lo ha tenido todo, hasta que un día decide cambiar su estudiada rutina y toda su vida se ve envuelta en un sinfín de cambios. Encuentra a su novio en la cama con ot...