CANDACE
En cuanto le doy la dirección, se vuelve hacia mí y me mira con una ceja levantada y una sonrisa malvada. No puedo evitar reírme, porque deduzco que esa mirada significa alguna maldad que pretende hacer.
—Vale —respondo sin saber aún a que se refiere.
—¿Aceptas antes de saber que planeo? —pregunta divertido.
—Confío en ti —asiento— Pero no hagas que nos pongan en la portada de alguna revista.
—Eso te lo dejo a ti —me guiña el ojo provocándome un pellizco en el estómago.
Arranca y sigue la dirección marcada, el corazón me va cada vez más rápido, y cuanto más cerca estamos más se acelera. Aparca junto a un pequeño supermercado que queda bastante lejos de casa, cosa que agradezco para no dar más que hablar cuando nos vean juntos.
Me bajo y le sigo, pendiente de todos sus movimientos, disfrutando de este momento de rebeldía sin saber siquiera de que se trata.
—¿De qué color tiene el pelo? —pregunta de repente— Dime que es rubio...
—Lo es —siento un pinchazo al pensar en Mario.
Su mirada se oscurece y la curva de sus labios se ensancha cada vez más.
—¿Cómo le quedaría el estilo pitufo?
—Estilo, ¿qué? —me pongo nerviosa.
—Tinte azul —tira de mí hasta uno de los pasillos donde hay tintes de todos los colores— Necesitamos también sardinas.
Le miro intentando averiguar qué significa todo esto, suponiendo que se trata de su plan malvado para vengarme de mi ex, porque espero que no me haga comer sardinas si no me quiere ver vomitar también.
Coge un cartón donde pone tinte azul y comienza a andar hasta otro de los pasillos, le sigo aligerando el paso mientras intento calmar mi pulso que se está disparando por la adrenalina del momento. Se frena junto a la pescadería y tengo que arrugar la nariz en cuanto el olor me llega.
—¿Me vas a explicar qué piensas hacer?
—Vamos a mezclar su champú con el tinte azul que vamos a comprar —me muestra una sonrisa lobuna— Y vamos a esconder sardinas bajo la cama para que apesten toda la casa.
—Dios mío, eres terrible —me tapo la boca con las manos.
—¿Me he pasado? —parece avergonzado.
—¿Qué? ¡No! —me río— Me encanta. Eres buenísimo en esto de hacer gamberradas. Tienes mucho que enseñarme.
—Bueno, tampoco soy...
—Estoy segura de que no es la primera vez que haces algo así —me muerdo el pulgar.
—No —se ríe— Aprendí mucho en las novatadas de la universidad.
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Amor con fecha límite #1
Storie d'amoreUN MALENTENDIDO, UNA REPUTACIÓN QUE MANTENER Y UN TRATO QUE ACEPTAR. Candace siempre lo ha tenido todo, hasta que un día decide cambiar su estudiada rutina y toda su vida se ve envuelta en un sinfín de cambios. Encuentra a su novio en la cama con ot...