Sueño

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—¿Él es realmente tu hermano? — le cuestioné a Marcus. 

—Desafortunadamente. 

—Tengo muchas dudas respecto a ti, Marcus. Estoy muy feliz de volver a verte, no me malinterpretes, pero todo esto es muy raro para mí. Todavía no entiendo cómo es posible que estés dentro de este cuerpo. ¿Cómo lo explicas? 

—No tengo una explicación que pueda calmar tus dudas. Solo sé que cuando desperté, me encontré en este cuerpo. No sé cómo sucedió. Lo último que recuerdo de mi vida pasada fue la luz de un coche y el sonido de las llantas. 

—Ya veo. Entonces, ese accidente sí ocurrió. ¿Has pensado en ir a ver a tus padres? Ellos han estado sufriendo por tu partida. 

—No. Ahora que tengo una nueva vida, no pienso regresar a la que tenía antes. 

—¿Por qué lo haces sonar como si te disgustara el simple hecho de imaginarlo? Estás con vida, Marcus. Ellos son tus padres y te aman. Tú has tenido la dicha de tener una mamá y un papá que se preocupan por ti. ¿Tienes una idea de lo que daría yo por tener unos padres como los tuyos? 

—¿Por qué mejor no hablamos de ti y de mí? Por ejemplo, estaba por preguntarte algo, aunque no sé cómo lo tomes. ¿Por qué no te quedas conmigo aquí? 

—¿Aquí? ¿Te refieres a la mansión?

—Sí. Me gustaría que te quedes conmigo. 

—Yo… no sé si pueda. Este lugar no me gusta. Me da mucho miedo. 

—Dije conmigo. En mi habitación. 

—No, ¿cómo crees? Eso no estaría bien. 

—¿Por qué no? ¿Cuántas veces no dormimos juntos? 

—No es lo mismo. Tu apariencia es distinta. 

—¿No te gusta esta apariencia? 

—No se trata de eso, pero es difícil de explicar. 

—Te entiendo, pero prométeme que lo pensarás. 

Eso es una locura. Aunque realmente sea Marcus, todavía me cuesta asimilar ese cambio. Dejando eso a un lado, no puedo negarlo, me siento tan feliz de volver a verlo.

En definitiva, no pude tener el privilegio de entrar a las aguas termales. Por más que deseaba entrar, luego de lo que sucedió con Ansel, el ambiente que se había creado simplemente se cortó. 

Ya estando en mi habitación, luego de haber regresado a comer y ducharme, me dejé caer sobre la cama. Oí por las maestras que mañana temprano nos iremos, pero que aún no han encontrado a las siete estudiantes desaparecidas, por lo que solo Mrs. Amber abandonará la mansión con el resto del grupo. Una parte desea que no aparezcan nunca, pero al mismo tiempo, es extraño que no hayan aparecido, así haya sido para mortificarme. 

Ese cansancio regresó a mí y resultó vencedor. No sé qué estaba sucediendo a mi alrededor, pero podía sentir que flotaba, aunque mis ojos no podía abrirlos y tampoco mover mi cuerpo. Pensé que se trataba de una parálisis del sueño, era lo más que se asemejaba, pero algo se sentía fuera de sí. 

Oí el sonido de la ventana al abrirse y en instantes el aire frío invadir la habitación y congelar mi cuerpo. Un escalofrío se situó en mi espina dorsal cuando sentí que algo o alguien rozó mi pecho. Una fragancia sumamente embriagante y fresca pude percibir en mis fosas nasales. Fue un olor familiar, aunque no recuerdo en dónde lo había sentido antes. 

Lo que haya sido, creó un camino en dirección hacia mi vientre, causando un extraño hormigueo y calor en esa zona. No podía hablar, pero sentía que de mi garganta se estaban escapando unos suaves quejidos, algo que no estaba haciendo por mi cuenta. 

Es como si mi cuerpo hubiera estado desnudo, pues sentí el roce directo de algo en mi entrepierna, mientras que ascendía despacio, culminando justamente en mi parte más íntima. 

Desperté acalorada, sudada y con la respiración agitada. Mi piel todavía estaba erizada. Todavía era de noche. La luz no estaba encendida. Me encontraba en mi habitación y con ropa, mientras que todo estaba en el mismo lugar, lo que pudo calmarme inmediatamente y confirmar que solo se trató de un extraño sueño. Fue algo distinto a lo que hubiera soñado alguna vez. 

En esta habitación, por lo regular, siempre hay frío, pero hoy es distinto. Mi piel estaba ardiendo como nunca antes. Tenía la sensación de que esa fragancia se había impregnado en mi piel, pues todavía podía percibirla en el aire.  

Fui al baño y me lavé la cara. Mis mejillas habían adquirido un tono ligeramente rosado. Mi cuerpo entero se sentía raro; mis pechos endurecidos y mi intimidad sumamente húmeda. Ya no estaba segura si la humedad había sido causada realmente por el periodo. 

Regresé a la cama, aún intentando calmar mi agitación y esos síntomas raros en mí. ¿Qué me está pasando? Es como si tuviera fiebre. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por unos gritos de un hombre en el pasillo. Eso me alarmó demasiado y traté de levantarme de prisa, cuando alcancé a ver en la esquina de la habitación una silueta negra y masculina. No sabía quién era o cómo había entrado, pero por alguna extraña razón, no sentí miedo alguno, pues no parecía hostil. 

—¿Quién eres? — logré formular—. ¿Qué haces aquí? 

No hubo respuesta, pero sentía su mirada clavada en mí, a pesar de no poder verla debido a la oscuridad. 

Redención (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora