Redención (EN PAUSA)

Cobarde

Todos los cristales del auto explotaron a la vez, cayendo sobre mí y creándome varios cortes superficiales. Cuando más cerca oí el silbato, alguien abrió la puerta y me sacó casi arrastrada, apartándome por completo del auto y del peligro. El sonido del impacto del tren al auto me provocó un chillido en los oídos. Estaba aturdida por lo sucedido. Todo a mi alrededor se veía medio borroso. 

En medio de mis malestares, oí las voces de Ansel y Louis. Forcé la vista para ver quién era la persona que me sujetaba tan fuerte y era Ansel. Es la primera vez que lo veo a plena luz de día con ese tono rojizo en los ojos y su cabello negro bastante largo. ¿Por qué está así? 

—¡¿Has enloquecido?! — su expresión era bastante profunda, entre enfado y preocupación. 

Louis estaba al otro extremo de mí, de rodillas y tratando de examinar los cortes que tenía. Las personas que se reunieron alrededor nuestro estaban grabando todo lo sucedido. Entre lo que quedaba del auto destruido y de nosotros sentados en el suelo. 

Me sentía muy adolorida, pero nada de eso se compara a lo que seguía sintiendo por dentro. He fracasado de nuevo… 

—¿Por qué tuvieron que intervenir? 

—¡Espero sea la última vez que te atrevas a hacer algo así! — vociferó Louis preocupado y fatigado—. Pero sobre todo, en preguntarnos el porqué tuvimos que intervenir en esta locura. Esta no es la solución a los problemas, Stacy. Te lo he dicho muchas veces. 

—Tenemos que irnos antes de que llegue la policía— agregó Ansel, todavía fatigado.

Con la ayuda de ambos logré ponerme de pie. Los dos se fueron a ambos extremos de mí y me sujetaron por la cintura guiándome a un taxi que se encontraba estacionado con las puertas abiertas en medio de la carretera y cuyo chófer no estaba dentro. ¿Acaso lo han robado? 

Pese a eso, no puse peros, simplemente me senté en el asiento trasero y Ansel se acomodó en el otro lado. No sé por qué se hace el más preocupado. Claro, tal vez se sentiría mal si pierde a la única sustituta de su ex. 

—Tu manejas. Yo me quedo con ella— le dijo Ansel a Louis. 

Louis dudó por unos segundos, pero luego terminó accediendo. 

Me pegué más a la esquina para evitar el acercamiento de Ansel, pero al darse cuenta, se pegó más hasta que no tuve espacio para seguir moviéndome. 

—Déjame tranquila. No te quiero cerca. Ya lograste el objetivo de salvar a la sustituta de tu ex y ya ves que estoy libre de peligro, pues no hay necesidad de fastidiarme acercándote tanto. 

—¿Realmente vamos a continuar con esto? ¡Deja de ser tan inmadura! ¡Me irritas! Hay cosas más importantes en este momento que discutir por tonterías. ¿Qué? ¿Has hecho esto para llamar mi atención? 

—¿Para llamar tu atención? ¿Estás bromeando? Sigues creyéndote la gran cosa. Pues no, tú no tienes nada que ver en esa decisión que tomé. Desde mucho antes de haberte conocido, siempre he deseado esto y lo sabes. Aunque he fallado ahora, no voy a rendirme hasta lograrlo. 

—No es momento de discutir entre nosotros—comentó Louis.

—Estoy harto de que esta niña siga cometiendo una estupidez tras otra. Con esto solamente demuestras que eres una cobarde y una niña inmadura. 

—¿Y en qué momento he dicho lo contrario? Por supuesto que me reconozco. Sé lo que soy. Pero ¿tú qué? Tú también has sido un cobarde y un vil mentiroso. Me has estado usando a tu antojo para satisfacer tus caprichos, sin siquiera considerar que tengo sentimientos. Te entregué lo único preciado que tenía y no, no esperaba que me agradecieras, pero al menos debiste ser sincero conmigo. Me diste alas para luego arrancármelas de raíz de la manera más cobarde posible. Ahora dime, ¡¿quién de los dos es el más cobarde aquí?!

Me observó fijamente por unos segundos y luego suspiró. Otra vez prefirió usar ese silencio como respuesta.

—¿Ustedes estuvieron juntos? —Louis nos miró curioso a los dos por el retrovisor. 

—No. Entre ella y yo no pasó nada— se alejó al otro extremo para mirar por la ventana. 

Apreté los puños y descansé mi frente en la ventana. Maldito cínico…